El Economista

La gran banca ralentiza el desagüe del ‘ladrillo’

La incertidum­bre política y económica congela la pujanza de los fondos

- Eva Díaz MADRID.

La banca española ha ralentizad­o este año la limpieza de ladrillo. Hasta septiembre de 2019, CaixaBank, Sabadell, Bankia, Bankinter, Unicaja y Liberbank solo han desaguado de su balance 4.900 millones de euros, teniendo en cuenta que ni Santander ni BBVA reflejan la cifra de activos improducti­vos en sus últimos informes trimestral­es. Las entidades cerraron el tercer trimestre con 35.006 millones de euros de estos activos tóxicos, un 12 por ciento menos frente a los 39.933 millones con los que inició el año.

Las cifras de limpieza chocan con las previsione­s de las grandes agencias de calificaci­ón norteameri­canas, como Standard & Poor’s, que en un informe publicado en febrero estimaba que, entre 2019 y 2020, la banca española debería desinverti­r 30.000 millones entre créditos dudosos y activos adjudicado­s para dejar este riesgo en su balance por debajo del 4 por ciento, frente al 7 por ciento con el que comenzó el año. Además, la compañía norteameri­cana, junto al Banco de España, alertaba de la necesidad de agilizar la desinversi­ón para estar preparados ante una desacelera­ción.

Como contraste, la banca española se sacudió en 2018 de 90.000 millones de euros en activos improducti­vos, según Prime Yed, en línea con las estimacion­es para ese ejercicio de Axis y KPMG, que dieron una horquilla de desinversi­ón entre 70.000 y 100.000 millones de euros.

Aunque varias entidades mantienen carteras a la venta, 2019 no ha sido un año de grandes operacione­s

Las entidades se deshiciero­n el año pasado de 90.000 millones de euros de activos ‘tóxicos’

institucio­nales. Concretame­nte, entre Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Liberbank tienen a la venta distintos portafolio­s de créditos dudosos y adjudicado­s por unos 13.000 millones euros.

El Banco Sabadell consiguió vender una cartera de inmuebles a Cerberus en julio valorada en 342 millones, Unicaja colocó ese mismo mes otro portafolio de dudosos y adjudicado­s por 949 millones y Bankia se deshizo de créditos dudosos por en torno a 37 millones.

Parón inmobiliar­io La inestabili­dad política (con dos citas electorale­s) y la económica (con una bajada de la previsión de crecimient­o del PIB) mantienen cautos a los grandes fondos de inversión, principale­s novios para estas carteras de improducti­vos. Además, cabe recordar que en el primer semestre del año las transaccio­nes inmobiliar­ias, por primera vez desde que se iniciara la fase de recuperaci­ón, mostraron ciertos síntomas de agotamient­o tras varios años de crecimient­os constantes, según señaló la Asociación Hipotecari­a Española (AHE) en su último boletín trimestral. Si el mercado de la vivienda se ralentiza, la compra de adjudicado­s pierde interés para los fondos por su mayor dificultad de colocación, pero también influye a la banca que encuentra más dificultad­es en la desinversi­ón orgánica de dichos activos. Asimismo, a la par, un empeoramie­nto de la economía podría engordar la tasa de morosidad de las entidades financiera­s ante la peor capacidad de hogares y empresas para afrontar sus deudas por el menor flujo de entrada de rentas.

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ISTOCK Vista de un conjunto de bloques.
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Fuente: CaixaBank. Bankia, Sabadell, Bankinter, Unicaja y Liberbank. elEconomis­ta

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