Los límites del PSOE en la reforma constitucional
Fue solo una frase. La semana pasada, ante la insistencia de ERC en hablar de autodeterminación con el PSOE, Carmen Calvo se descolgó promoviendo sin más explicaciones una reforma del Título VIII de la Constitución (Organización Territorial del Estado) ¿Hasta dónde puede llegar esa reforma? ¿Es viable? Como explica el profesor de Derecho Constitucional de la UCM y miembro de la Comisión de Venecia, Rafael Rubio, las posibilidades de reforma dentro de la Constitución son “infinitas” en tanto en cuanto “no hay temas que la Carta Magna no pueda reformar”. Esto abre la imaginación y la creatividad legislativa en un Título que recoge artículos clave como el famoso 155, que contempla la intervención de la autonomía y supone un auténtico anatema para los soberanistas.
Abrir el ‘melón’ de este Título también puede suponer una clarificación de las competencias que voces autonómicas reclaman desde hace años o una manera de atender demandas nacionalistas en asuntos como Justicia o potestad tributaria, aunque entonces harían falta modificaciones además en los Títulos VI (Poder Judicial) y VII (Economía y Hacienda).
Más allá de que Rubio ve estos cambios “simbólicos” y poco operativos al ser ya enormemente abierto el reparto competencial en el Título dada la ambigüedad del redactado y la habitual delegación de este reparto en leyes orgánicas, estas reformas se podrían hacer por el procedimiento ordinario de la Constitución y no por el agravado: harían falta los 3/5 del Congreso (210 votos) y del Senado. Los socialistas buscarían así un entendimiento con los soberanistas que no pasase por la bomba nuclear del artículo 2, donde cabría la definición de nación y para cuyo cambio habría que pasar por una reforma agravada totalmente inviable. El PSOE buscaría este estrecho pasadizo, pero la realidad es tozuda.
La vía del Estatut Como constata Rubio, esa vía ordinaria, que tendría que ser más detallada por los socialistas, “nace muerta” al impedir la presencia de PP, Vox y Ciudadanos en el Congreso esa mayoría de 210 que precisarían la izquierda y los nacionalistas. Por si esto fuera poco, el artículo 167.3 de la Constitución permite a una décima parte de los diputados (35) solicitar que esa reforma sea sometida a referéndum.
Calvo deslizó a ERC la reforma del Título de la Carta Magna sobre Organización Territorial
Tanto PP como Vox podrían pedirlo y poner a los impulsores de la reforma en el brete de que la ciudadanía de toda España se pronuncie sobre los privilegios pactados con los independentistas. La idea del PSOE quedaría en mero juego ilusorio o medida de presión contra la derecha. La vía que le podía quedar al PSOE, en términos de posibilismo, expone Rubio, es intentar contentar al independentismo rescatando el Estatut de 2006 que luego limó el Constitucional. Esto se haría con una reforma del mismo aprobada en el Parlament que luego saldría adelante en el Congreso al necesitarse ‘solo’ mayoría absoluta (176 votos) pues tiene rango de ley orgánica. Como el texto acabaría en el TC otra vez, entrarían en juego un tribunal renovado en su composición y los tiempos. Si en la anterior ocasión la sentencia llegó a los cuatro años, esta vez podría darse un plazo parecido con mayor presión mediática.