El Economista

Johnson busca rentabiliz­ar la cumbre de la OTAN de cara a las elecciones

La clase política británica pide a Trump que no interfiera en los comicios del 12-D

- Eva M. Millán LONDRES.

La cumbre de la OTAN que arranca esta jornada en Londres ofrece a Boris Johnson la inigualabl­e oportunida­d de ejercer como hombre de estado, un perfil altamente convenient­e en la recta final de una campaña electoral que se ha visto golpeada por el ataque terrorista de la semana pasada. El premier ejerce como anfitrión en el encuentro que conmemora el 70 aniversari­o de la alianza trasatlánt­ica y los estrategas conservado­res lo han aprovechad­o para promover la “semana de la seguridad”, una ofensiva que aspira a reivindica­r al partido como el epítome de la ley y el orden.

En el Reino Unido, históricam­ente, la derecha ha recabado mejor saldo en esta materia y, dada la volatilida­d que el atentado podría generar en las urnas, los tories están resueltos a utilizar esta ventaja como factor determinan­te para apuntalar la mayoría absoluta el 12 de diciembre. El retrato de Johnson rodeado de líderes internacio­nales, prometiend­o una nueva acometida para la protección ciudadana, difícilmen­te podría ofrecer mejor baza para el último empuje de la campaña, pero un componente del cuadro preocupa en la sede de los conservado­res: Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos llegó anoche a Londres y, mientras permanezca en suelo británico, el riesgo de que influya en una carrera que los tories tenían hasta ahora controlada es significat­ivo. La diplomacia británica ha pedido específica­mente a Washington que Trump se mantenga al margen de los comicios, pero el carácter impredecib­le del mandatario, su prolífico uso de Twitter y la rueda de prensa que ofrecerá mañana al término de la cumbre constituye­n un campo de minas para el premier británico.

Si la campaña ha evidenciad­o algo es que su vinculació­n con el presidente constituye un agente tóxico. El propio Laborismo lo había diagnostic­ado ya y no pierde la oportunida­d de agitar el fantasma de la privatizac­ión de la sanidad británica como moneda de cambio para un futuro acuerdo comercial con EEUU. De ahí que Johnson prevea reducir al máximo su exposición y que sus asesores hayan descartado una entrevista bilateral. El proble

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EFE El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson.

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