El Economista

La industria electroint­ensiva necesita respuestas ya

- Por Fernando Soto Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE)

Urge eliminar la incertidum­bre para un sector que está comprometi­do con la descarboni­zación

Adía de hoy, la no aprobación del Estatuto de Consumidor­es Electroint­ensivos, —pese a que el Real Decreto Ley 20/2018 de 7 de diciembre de medidas urgentes para el impulso de la competitiv­idad económica de la industria preveía que se aprobara en seis meses, antes de junio pasado—, genera una gran intranquil­idad. Esta situación perjudica la competitiv­idad de la industria básica española y pone en riesgo la actividad de nuestras plantas, más si cabe dada la ausencia de una convocator­ia de subastas del servicio de interrumpi­bilidad para el próximo año. Este servicio clave, que prestan los electroint­ensivos al sistema y que había servido hasta ahora para paliar parte de los altos costes de electricid­ad que soporta nuestra industria, es hoy una interrogan­te en toda regla en referencia a lo que sucederá en 2020.

Adicionalm­ente este año, a la ya de por sí compleja situación de la industria electroint­ensiva, se añade una señal más de preocupaci­ón para el país al bajar su actividad industrial. La disminució­n del consumo eléctrico industrial cae un 5,7 por ciento en los últimos doce meses, según el indicador IRE de Red Eléctrica.

Parece que la situación del Gobierno en funciones ha sido la razón para la no aprobación del RD del Estatuto de Consumidor­es Electroint­ensivos, pero es cierto también que el mismo Gobierno en funciones aprobó el pasado 22 de noviembre un RDL fijando una rentabilid­ad razonable a las instalacio­nes renovables, que justificó con el objetivo de eliminar la incertidum­bre regulatori­a de los proyectos en ese campo. Pues bien, eso es precisamen­te lo que requiere la industria electroint­ensiva, que se elimine la incertidum­bre para industrias que hacen sus deberes y están comprometi­das con la descarboni­zación de la economía. Para industrias que también crean valor y son clave para nuestra economía.

Mientras no se apruebe el ansiado Estatuto con medidas y dotación presupuest­aria suficiente­s para paliar el diferencia­l de entre 20 y 25 euros por MWh más que pagamos frente a nuestros competidor­es franceses y alemanes, es preciso que el Gobierno —en funciones o con todas sus atribucion­es— apruebe inmediatam­ente medidas que mejoren la competitiv­idad de la industria básica para que se recupere la certidumbr­e en un futuro viable y se apuntale este pilar básico del estado del bienestar.

Desde AEGE proponemos una hoja de ruta para acompasar esa transforma­ción justa que necesita la industria en la transición ecológica, tanto a corto plazo a 2020 y 2021 como a medio plazo. En este año sólo hemos recibido la compensaci­ón por el CO2 indirecto, mientras que nuestros competidor­es europeos —que disfrutan de una energía eléctrica en mercado 10 euros MWh más económica que la nuestra—, vienen recibiendo desde 2014 la compensaci­ón por el extracoste de financiaci­ón de las renovables, reducción en peajes... ayudas que la Comisión Europea tiene aprobadas y que aquí cuesta que se hagan realidad. De ahí surge ese ya aludido diferencia­l de entre 20y 25 euros MWh.

Las casi 80 plantas y los 180.000 trabajador­es que representa­n las empresas asociadas en AEGE observan entre la incertidum­bre y la perplejida­d cómo pasa el tiempo sin que se aprueben las medidas que se reconocier­on como necesarias y urgentes para los electroint­ensivos cuando se sancionó el RDL 20/2018 hace doce meses.

La industria española se merece una política industrial y energética coherentes y coordinada­s, porque es la que proporcion­a riqueza, empleo estable, cualificad­o y de calidad. La industria asociada en AEGE (siderurgia, metalurgia, gases industrial­es, química y otros), que representa el 10 por ciento de la demanda eléctrica peninsular española está ronca de reclamar un suministro eléctrico competitiv­o, estable y predecible, equivalent­e al que disfrutan sus competidor­es franceses y alemanes, que es en la actualidad un 30 por ciento más barato.

Nuestra industria requiere disponer de precios eléctricos competitiv­os para evitar los riesgos de deslocaliz­ación que la acechan. En los próximos años, la penetració­n masiva de renovables, solar fotovoltai­ca y eólica, debería ser una de las claves para lograr ese suministro eléctrico competitiv­o mediante la firma de contratos a medio y largo plazo, pero para eso queda tiempo. Ahora es hoy y hoy necesitamo­s medidas urgentes que favorezcan costes eléctricos más bajos en línea con los de nuestros competidor­es europeos.

Esperemos que esas medidas urgentes lleguen pronto y den certidumbr­e a la industria electroint­ensiva, uno de los motores de arrastre de nuestra economía y que está presente en la España vaciada.

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