El rechazo del Gobierno a pagar al contado retrasó el material médico chino
El Ejecutivo alargó los procesos de compra
El Gobierno retrasó la compra de material médico necesario como mascarillas o respiradores a China por no pagar al contado mientras los profesionales sanitarios seguían contagiándose a un ritmo muy elevado. El Ejecutivo realizó además compras a empresas que no estaban en el listado facilitado por China, lo que provocó la llegada de test de coronavirus que han resultado defectuosos.
Había que tomar una decisión. Pagar al contado las cantidades que exigía China por el material médico que se necesitaba en España o someterlo a la burocracia que acostumbra la administración para tener garantías. Se optó por lo segundo y el resultado es que muchos hospitales siguen sin el material de protección necesario, muchos casos de contagios se diagnostican tarde y, por último, las UCI no cuentan con todos los respiradores que necesita el aluvión de pacientes en estado grave por el coronavirus.
La situación mundial dibuja una gran cantidad de países que buscan como locos los mismos materiales y el mercado se ha vuelto más virulento que en condiciones normales. Esta es la explicación que da el Gobierno a la situación actual y en ella se escudan ante las críticas por la falta de suministros.
Varias fuentes cercanas a las negociaciones que se vivieron días atrás relatan una historia similar. Cuando España comenzó a registrar datos alarmantes de contagios muchos importadores españoles que trabajan con China se pusieron a disposición del Ministerio de Sanidad para cerrar compras del material necesario. En aquellos días, cuentan, se ofrecieron dos millones de mascarillas, entre otros materiales, pero explican que la situación se volvió farragosa. Se necesitaba pagar por adelantado, porque son las exigencias de China, pero la administración del Estado no fue ágil, y eso que en un Estado de Alarma la capacidad de movilizar recursos es mayor a la de costumbre.
Los ofrecimientos de estos importadores eran desviados por el Ministerio de Sanidad al Mi nisterio de Comercio para que validase la transacción. Una vez obtenido el sí, la oferta en concreto se trasladaba a la Agencia Española del Medicamento para que puesiera su sello desde el punto de vista científico. Por último, entraba la Comisión de Precios que lidera el Ministerio de Sanidad para establecer cuál es el valor justo a pagar. El resultado no fue otro que la mercancía, o bien permanecía en China o bien volaba a otros países que aceptaban ese pago inmediato.
Este recorrido, que es lógico como norma general para garantizar la calidad y evitar sobrecostes, se vuelve tremendamente ineficaz en “tiempos de guerra”, tal y como denominaba ayer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Ante esta situación, el Gobierno de España quiso negociar directamente con el Gobierno de China y es lo que terminó consiguiendo con un contrato que supera los 500 millones de euros. El problema es que esas negociaciones se demoraron once días contando desde el decreto de Estado de Alarma, fecha en la que ya el material era insuficiente y eso que la tasa de contagios no tenía nada de parecido a la que se registró ayer.
Además, una vez el Gobierno ha entendido que o pagaba en efectivo y por adelantado o se quedaba sin material, China comenzará ahora a fabricarlo. De hecho, la embajada del país asiático en nuestro país aseguraba que la mercancia comprada aún estaba en suelo chino y el ministro de Sanidad ha reconocido que el material llegará durante las próximas semanas.
Demasiada burocracia Una de las negociaciones para adquirir test de diagnóstivo con proveedores llegó a buen puerto. La oferta, tal y como reconoce el propio Ministerio de Sanidad, se escudriñó desde diferentes ámbitos. La documentación fue analizada por el Instituto de Salud Carlos III, la Agencia Española del Medicamento dio su visto bueno, y el Gobierno liberó el pago cuando comprobó también que estos test disponían de la certificación CE. Sin embargo, los controles fallaron porque los test han demostrado una ineficacia total para la detección de coronavirus, con una sensibilidad del 30%, frente al 80% exigible.
La documentación que proporciona el Ministerio refleja que la empresa a la que se le adquirieron los test se llama Shenzhen Bioeasy Biotechnology, una compañía que no está homologada por el Gobierno de China y que la propia embajada del país asiático se ha encargado de aclarar y separar de las donaciones que sí ha realizado. “Las donaciones realizadas por el Gobierno de China y otras entidades como Alibaba no incluyen productos suministrados por Shenzhen Bioeasy Biotechnology. La compra de materiales sanitarios anunciada por el Ministerio de Sanidad está en curso y los materiales no han salido de China aún. El Ministerio de Comercio de China ofreció a España una lista de proveedores clasificados en la cual Shenzhen Bioeasy Biotechnology no estaba incluida. Esta empresa no ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos”, dicen.
Más tiempo de confinamiento Salvador Illa compareció para aclarar estas y otras cuestiones ayer en el Congreso de los Diputados. En su intevención aseguró que las medidas del Estado de Alarma no acabarán el 11 de abil. “Doblegar la curva no debe provocar el relajamiento de medidas; esto no lo acabaremos en dos semanas”, dijo.
Asimismo, reconoció que la situación más tensa en las UCIs españolas se vivirá a mediados de abril.