El Economista

La banca incrementa un 17% el ‘robo’ de hipotecas durante la pandemia

Las subrogacio­nes centran la estrategia de las entidades para captar clientes

- F. Tadeo MADRID.

El robo de hipotecas entre los bancos se está acelerando con la pandemia y se ha convertido en un pieza central de la estrategia de las entidades para captar clientes y negocio como consecuenc­ia de la parálisis de las nuevas operacione­s por la pandemia. Las subrogacio­nes de este tipo de préstamos ha experiment­ado en los últimos meses un crecimient­o significat­ivo. Entre marzo y junio (últimos datos disponible­s) estas operacione­s han aumentado en su conjunto un 17%, aunque en mayo lo hicieron a tasas del 77%.

Aunque todavía el número de transaccio­nes de este tipo, que permite a los clientes cambiar la hipoteca de banco a precios más atractivos, los expertos apuntan a un auge consistent­e. Desde el estallido del Covid-19 las subrogacio­nes de acreedores suman 3.636, frente a las 3.196 del mismo periodo del ejercicio anterior.

La guerra por los préstamos para vivienda de la competenci­a se centra, sobre todo, en los contratos que se firmaron entre 2012 y 2016, que cuentan con tipos de interés variables por encima del 1,5% y que cuentan con experienci­as de pago claras, ahora que la morosidad empieza a despuntar por la recesión económica.

Euribor y otros factores La caída del euribor a mínimos históricos y el alza de las dificultad­es de los hogares permiten crear un campo de batalla perfecto para que los bancos despliegue­n todas sus armas en la actualidad. Un escenario beneficiad­o también por el cambio de legal que entró en vigor a mediados del año pasado, que facilita a los titulares de la financiaci­ón traspasar la hipoteca de entidad. Ya los cambios normativos, el sector esperaba que este fenómeno se fuera generaliza­ndo en España, debido a que la hipoteca se iba a convertir en un producto más simple (al no exigirse vinculacio­nes).

Todas estas circunstan­cias, unidas a la esperada ralentizac­ión de la demanda por el envejecimi­ento de la población, también hacían prever un impulso de los ‘robos’. Una demanda que se ha visto hundida tras la pandemia, aunque los bancos aseguran que ya se ha recuperado el ritmo y las contrataci­ones están en niveles previos al confinamie­nto. Pero, en el horizonte, existen nubarrones por los rebrotes, que están poniendo contra las cuerdas la libertad de movilidad en las zonas más afectadas, con la Comunidad de Madrid como epicentro de la incertidum­bre.

Escaparate Bankia, ING, MyInvestor y Deutsche Bank llevan ya algún tiempo ofreciendo un producto de catálogo a los usuarios un crédito de subrogació­n. El Santander lanzó en junio uno específico, aunque con una modalidad diferente, ya que el cliente tiene que cancelar el contrato y firmar uno nuevo con mejores condicione­s.

Otras entidades (BBVA, CaixaBank, etc) comerciali­zan la subrogació­n de hipotecas, pero de una manera más personaliz­ada y bajo petición previa.

Desde MyInvestor calculan que con su producto el ahorro que se puede alcanzar asciende a entre 15.000 y 25.000 euros, una cantidad nada despreciab­le en estos momentos de estrechece­s. Además, este neobanco de Andbank indica que el 73% de su producción que realiza es subrogació­n.

En los últimos años, la guerra del

El sector prevé una demanda de nuevos préstamos deprimida por la recesión y el paro

sector había estado centrada en las hipotecas fijas, un crédito al que se ha venido aplicando rebajas sucesivas en los tipos de interés, ya que a la banca le permitía en un principio conseguir mayores márgenes que con la modalidad de tasas variables, debido al desplome del euribor. Hasta tal punto ha sido la comerciali­zación de los préstamos a tipos fijos que han llegado a representa­r la mitad del total.

Ahora, la batalla empieza a focalizars­e en el robo a la competenci­a ante la caída de la actividad. En la constituci­ón de hipotecas bajó más de un 50% y en abril, más de un 25%. Y aunque, en junio y julio, ha remontado el vuelo, los banqueros dan por hecho que los importes seguirán cayendo un año más, debido a los descensos pronunciad­os durante el confinamie­nto y la incertidum­bre que genera la recesión y el aumento del desempleo. Con este, serán 11 años consecutiv­os que la cartera hipotecari­a de la banca no crece a pesar de las nuevas operacione­s porque los vencimient­os son mayores.

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ALBERTO MARTÍN Diferentes sucursales bancarias.

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