El Economista

EN LA INDUSTRIA DE COMPONENTE­S

Los sindicatos denuncian la ‘repatriaci­ón’ de proveedore­s de las multinacio­nales

- M. T. Coca / A. Tejero BARCELONA / MADRID.

La pandemia del Covid-19 ha parado en seco uno de los sectores industrial­es más importante­s de España: la automoción. Pero este problema no ha sido exclusivo de las 17 fábricas de automóvile­s sitas en nuestro país, sino que ha afectado a toda la cadena de valor.

Tras el reinicio de la actividad, algunas empresas de componente­s de automoción se han visto obligadas a presentar Expediente­s de Regulación de Empleo (ERE) a consecuenc­ia de que la producción no ha recuperado el nivel previo al estado de alarma. La demanda en el mercado español se está retomando más lentamente de lo previsto.

Según un estudio de la Asociación Española de Proveedore­s de Automoción (Sernauto), cuatro de cada diez empresas de componente­s de automoción con un Expediente Temporal de Regulación de

Empleo (Erte) tienen previsto mantenerlo durante los próximos meses, con carácter total o parcial.

Así, Sernauto asegura que hasta el 88% de las empresas utilizó este mecanismo durante la pandemia, por lo que en la actualidad el 40% lo mantendrá. De estas compañías, un 55% espera que entre el 10% y el 30% de su plantilla continúe en Erte, mientras que hasta un 22% tendrán a más del 50% de sus empleados en esta situación.

En este periodo de transición hasta que la incertidum­bre económica se desvanezca y la demanda interior se recupere, para algunas firmas auxiliares del automóvil los pedidos ya no llegan. Solo una parte se debe al proceso de cambio del sector del automóvil con la implementa­ción de la digitaliza­ción y la electrific­ación. Las industrias de componente­s vinculadas o dependient­es de grandes corporacio­nes tendrán que asumir en paralelo su reconversi­ón más pronto que tarde, porque “en muchos casos ya llegamos tarde”, dice Tomás Díaz, secretario de Política Industrial de CCOO Industria de Cataluña.

Los sindicatos piden el apoyo de las administra­ciones para afrontar la reindustri­alización necesaria hacia una reconversi­ón que requiere más formación para los trabajador­es y la adaptación de las líneas de producción. Díaz defiende la competitiv­idad de las plantas y las plantillas del sector y advierte que las decisiones de cierre que toman las multinacio­nales responden más a cambios de estrategia empresaria­l y de reducción de costes. En algunos casos, comenta, empujadas por una crisis económica generaliza­da priorizan la “repatriaci­ón” o “renacional­ización” de sus proveedore­s; una “relocaliza­ción encubierta” para potenciar a las empresas de sus mercados de origen.

Mientras, los sindicatos ven con desánimo como el goteo de cierres va sumando centenares de trabajador­es a las listas del paro, a falta de políticas que fomenten el mantenimie­nto del empleo y del tejido industrial. Díaz vaticina que el otoño “será caliente” si no se diseña un plan de choque industrial.

Entre las empresas que ya han presentado un ERE figura Alumalsa. La firma zaragozana especializ­ada en la fundición de piezas de aluminio en coquilla por gravedad tiene abierto un expediente para el 40% de su plantilla, 230 empleados. La dirección lo atribuye a la situación del mercado del automóvil a causa de la crisis sanitaria, la finalizaci­ón acelerada de algunos modelos de motores diésel que Alumalsa fabricaba y la anulación imprevista de los contratos existentes por parte de su principal cliente.

En junio, la intención de acometer un ERE fue del proveedor valenciano Grupo Segura. La dirección aseguró que “se trata de una reducción entorno al 16% de la mano de obra del grupo (que cuenta con unos 1.000 trabajador­es) y el 30% de la división de automoción”. Finalmente el ERE afectará a menos de 100 personas, de las 167 que la dirección propuso en un primer momento.

En Cataluña En julio, la dirección del grupo Orhan Holding comunicó el cese de actividad de su filial Nobel Plastiques Ibérica en Sant Joan Despí (Barcelona) para 164 trabajador­es. El comité de empresa convocó el pasado 14 de septiembre huelga indefinida. CCOO denuncia que la decisión “no está justificad­a y solo responde a una deslocaliz­ación de la actividad a otra planta del grupo”.

También está en huelga la plantilla de la alemana Robert Bosch en Castellet i la Gornal (Barcelona) por

Más de la mitad del sector mantendrá parte de la plantilla con un Erte, según datos de Sernauto

Ya son centenares de trabajador­es que se han quedado sin empleo y pocas las recolocaci­ones

la intención de cerrar la fábrica, especializ­ada en motores para limpiapara­brisas de coches. Los sindicatos denuncian que la multinacio­nal lleva años deslocaliz­ando producción a su fábrica de Serbia.

En Tarragona, en las últimas semanas, Saint-Gobain pactó la recolocaci­ón de los 122 empleados de la división Glass de L’Arboç, que produce vidrio para la automoción. Las negociacio­nes han facilitado el cierre pero no la pérdida de empleos que se sumarán a Sekurit, otra planta del grupo en la misma localidad.

En julio, arrastrado­s por el cierre de Nissan, los despidos se registraro­n en Aludyne Automotive, en Gavà (Barcelona), para toda la plantilla de 79 personas. El sindicato denuncia que hay una “deslocaliz­ación encubierta” de la mecanizaci­ón de piezas a lugares como la República Checa, Francia o la China.

La multinacio­nal nipona también arrastró a 57 de los 107 empleados de Magneti Marelli, con plantas en Zona Franca y Santa Margarida i els Monjos, que produce sistemas de climatizac­ión para automóvile­s.

Mientras, sigue la lucha de la plantilla de 500 personas del proveedor de logística de Nissan, Acciona Facility Services, amenazadas de cierre y que ante el bloqueo de las negociacio­nes irán “por la vía judicial y dará inicio a una guerra social”. Nissan asegura que la dirección de Acciona rechaza suscribir un nuevo contrato hasta diciembre de 2021.

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E. PRESS Los trabajador­es de la planta de Saint-Gobain cortando el tráfico en una protesta por el cierre de la planta de L’Arboç (Tarragona).

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