Cerrar Madrid para tapar y llevar a Illa hasta el ‘Govern’
El Gobierno de Pedro Sánchez está dando claras muestras de querer resarcir su desidia surfera del verano con la Comunidad de Madrid. Mirando para otro lado a las administraciones regionales, después de numerosas peticiones de ayuda por falta de recursos, la semana pasada el presidente escenificaba la paz de Sol, en un encuentro rodeado de banderas con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Más allá de la parafernalia del momento, el jefe del Ejecutivo se volvió a Moncloa con una idea muy clara, que lo que allí se había hablado no servía para nada. El ministro de Sanidad afirmaba que apoyaba a Ayuso en todas sus medidas, pero desde los rincones del Palacio gubernamental se escuchaba un eco, “esas medidas son insuficientes”. Madrid acababa de medio confinar a las zonas más afectadas por el coronavirus, lo que suponía cerca de 800.000 personas. Por ser del sur, la izquierda estigmatizó la situación con el discurso de ser la población más humilde, y las huestes de Iglesias se tiraron a la calle a proclamar sus soflamas y a incendiar la bronca con la policía. El ministro Illa, calmado siempre en sus expresiones, se adelantaba el jueves a la rueda de prensa del viceconsejero del Covid, Antonio Zapatero, para pedir determinación y más medidas. Eso quería decir que el acuerdo del día anterior, entre Sanidad y la Comunidad de Madrid, saltaba por los aires. El ministro catalán tomaba las riendas del asunto para asomar la intención de intervenir Madrid, con una Cataluña preelectoral y con la polémica de los indultos, la censura al Rey en Barcelona y la reforma del Código Penal para rebajar las penas por sedición y rebelión, y conformar el décimosexto guiño al independentismo catalán en lo que va de año, ahora que se acerca la aprobación de los objetivo de déficit y de Presupuestos.
En el jaleo, en los corrillos políticos vuela una opinión: Illa puede ser el candidato del PSC a la Generalitat. Hay quien piensa que tiene cartel. Y cerrar Madrid da réditos en Cataluña, aunque haya medidas menos dolorosas. ¿Pensará igual Franco, el delegado de Gobierno, que permite las manifestaciones?