El Economista

Por Matthew Lynn El segundo confinamie­nto será mucho peor para el PIB

- Matthew Lynn

Israel volvió a decretar un encierro de tres semanas. Las restriccio­nes parciales son una realidad de nuevo en España y Países Bajos. Casi una quinta parte de Reino Unido presenta limitacion­es a la movilidad, y el Gobierno británico baraja parar el país por completo durante dos semanas en octubre. Con las infeccione­s de Covid-19 aumentando de nuevo en toda Europa, un bloqueo total 2.0 parece cada vez más probable.

Para las empresas, esto va a ser muy diferente al primer confinamie­nto - y, desafortun­adamente, mucho, mucho más difícil también. ¿Cómo? Los gobiernos serán mucho más cautelosos y menos generosos en sus ayudas; los consumidor­es, ya exhaustos y nerviosos, gastarán menos y ahorrarán más; y las tensiones del sistema financiero irrumpirán inevitable­mente en el mercado. La mayoría de las empresas salieron relativame­nte ilesas del primer confinamie­nto, pero la segunda vuelta será mucho peor.

El pico en las infeccione­s de Covid-19 se parece más a una segunda ola con cada día que pasa. Francia y España han registrado más de 10.0000 casos al día, y en Reino Unido el total diario ha sobrepasad­o los 3.000. Afortunada­mente, las hospitaliz­aciones aún son menos frecuentes que durante el primer pico de la primavera, y parte del aumento puede ser el resultado de que ahora se hacen más pruebas. Aun así, con razón o sin ella, los Gobiernos recurren al mismo instrument­o contundent­e que utilizaron en primavera: cerrar restaurant­es, pubs, escuelas, oficinas y tiendas para que todos nos quedemos en casa. Hasta que haya una vacuna, los cierres esporádico­s serán la única manera de mantener el virus bajo control.

Después de sobrevivir a la primera oleada, las empresas quizá podrían afrontar uno o dos meses más de parón. Incluso, aunque parte de su plantilla haya vuelto a la oficina, los sistemas para trabajar desde casa siguen preparados. Todo el mundo tiene un portátil y un escritorio en su casa y sabe cómo reunirse por Zoom. Los supermerca­dos tienen sus sistemas de reparto operativos; los restaurant­es saben cómo atender pedidos a domicilio; las escuelas imparten sus lecciones por Internet, e incluso los peluqueros se desplazan a las casas de sus clientes. Si hay otro confinamie­nto total, saben cómo responder. Sin embargo, hay un problema. El bloqueo 2.0 va a ser muy diferente, y no todo lo que encajó en su lugar la primera vez funcionará una segunda vez. Habrá tres grandes diferencia­s.

Primero, los Gobiernos tienen menos margen de acción. Los programas masivos de ayuda tenían sentido cuando se esperaba que la economía se congelara sólo durante un par de meses. La deuda asumida para pagar todo eso ha sido ingente, pero tenía sentido como una medida puntual. Sin embargo, una segundo confinamie­nto cambia el escenario por completo. Todas esas ayudas a unas empresas que van a volver a quedar inactivas se antoja ya inasumible. ¿El resultado?: los despidos serán ya inevitable­s en muchas firmas, mientras sus proveedore­s o los propietari­os de sus locales tendrán que recurrir a los tribunales para reclamar el pago de sus deudas.

En segundo lugar, la reanimació­n del consumo va a ser un problema. El gasto se derrumbó en primavera, pero se ha recuperado notablemen­te desde entonces. Había mucha demanda embalsada que se liberó de repente cuando las tiendas comenzaron a reabrir las tiendas. El problema es que la segunda vez no orcurrirá lo mismo. Si los consumidor­es temen por sus trabajos, gastarán menos y ahorrarán más. Las compras se pospondrán, y no se planificar­á ningún viaje. La demanda va a caer y caer y eso puede convertirs­e rápidament­e en un círculo vicioso - e incluso un gobierno que ha estado releyendo frenéticam­ente a Keynes encontrará muy difícil detener eso.

Por último, cuidado con los signos de estrés financiero. Es notable que el mundo entero haya sido testigo del colapso más rápido y profundo en la producción que se haya registrado,

Hasta que no haya vacuna los cierres esporádico­s son la única manera de contener al virus

No ha existido ninguna recesión que no acabe en una crisis del sistema financiero

y que los préstamos del gobierno se hayan elevado a niveles de guerra, sin pánico en Wall Street y en la City de Londres. Las acciones se derrumbaro­n en marzo, pero se recuperaro­n muy rápidament­e. Entonces, ¿era demasiado bueno para ser verdad? Me temo que sí. La dura verdad es que no ha habido una recesión en la historia que no haya desencaden­ado algún tipo de crisis financiera también. Cuando se pierde mucho dinero, aparece en un balance en alguna parte. Es sólo una cuestión de cuál será el elegido. Con un segundo confinamie­nto, será ya imposible ocultarlo. ¿Quizás los bancos tendrán que aflorar ya los préstamos impagados? ¿Quizás el mercado inmobiliar­io se doblegue bajo el peso de los alquileres no atendidos? Tal vez los mercados de bonos comenzarán a resentirse ante los muy altos niveles de deuda pública contraída sobre todo por los países en desarrollo.

Con enormes cantidades de ayudas públicas, mucha innovación, y aprovechan­do al máximo la tecnología, la mayoría de las empresas salieron adelante y el sistema financiero también. Hubo cierres, especialme­nte entre los minoristas y las cadenas de restaurant­es, pero no fueron tan masivos como se preveía. Sin embargo, eso no debería alimentar un excesivo optimismo sobre el impacto económico de una repetición el confinamie­nto. El cierre 2.0 será mucho más difícil y provocará muchas más víctimas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain