El Economista

Las marcas blancas de alimentaci­ón caen por primera vez desde 2002

Las enseñas de los fabricante­s ganan terreno y crecen a un ritmo del 10,6%

- Javier Romera MADRID.

La pandemia por el coronaviru­s y el confinamie­nto decretado por el Gobierno el 14 de marzo está provocando un vuelco sin precedente­s en el sector de la distribuci­ón desde el año 2002. Por primera vez, y salvo un pequeño estancamie­nto entre 2015 y 2017, las marcas blancas de gran consumo, incluyendo alimentaci­ón envasada, droguería y perfumería, están cediendo terreno frente a las de los fabricante­s.

De acuerdo con los datos de las consultora­s Nielsen e Iri, si hace 20 años la penetració­n de las enseñas de las cadenas de distribuci­ón no llegaba ni siquiera al 20%, desde entonces su crecimient­o ha sido imparable, alcanzando el año pasado su techo en el 37,7%.

Ignacio Larracoech­ea, presidente de la asociación Promarca, que integra a los grandes fabricante­s, explica que “si bien en enero y febrero hubo todavía un crecimient­o de la marca blanca, a partir de marzo, con el confinamie­nto se produjo un punto de inflexión”. La realidad ahora, según dice, es que “en el acumulado de lo que llevamos de año, mientras que las enseñas de los fabricante­s crecen a un ritmo del 10%, las de la distribuci­ón se quedan en el 8%”.

Pérdida de cuota Con ello, la cuota de las marcas blancas ha caído al cierre del primer semestre al 36,9% y, en cambio, las de los fabricante­s ha aumentado hasta alcanzar el 63,1% del total del mercado. Larracoech­ea explica que hay varias razones que explicaría­n este cambio de tendencia. “Hay que tener en cuenta, antes de nada, una cuestión física. Y es que al no poder moverse para ir a la compra, los consumidor­es han optado por las tiendas que tenían más cerca de

Marca del fabricante casa y han optado por las cadenas de supermerca­dos regionales, donECOneMÍ­Atración de la marca blanca es menor”, explica el presidente de Promarca.

Pero más allá de eso, hay otras dos razones fundamenta­les. “La primera, no cabe duda, es la de la confianza. Cuando el consumidor ha optado por otras tiendas que conocía menos, ha apostado por los productos que le generan más confianza y que ya conoce, sin que esto signifique ni mucho menos que las marcas blancas sean malas. Y la segunda es que debido a que no se ha podido salir de casa, ha aumentado el ahorro y, en mi opinión, el consumidor se ha querido mimar un poco más y apostar por productos de marca”, dice Larracoech­ea.

La cuestión está en saber qué es lo que va a pasar a partir de ahora y, teniendo en cuenta las incertidum­bres que genera la pandemia, es muy difícil hacer pronóstico­s. “Es posible que las marcas blancas vuelvan a crecer o que sean ahora los fabricante­s los que sigan ganando terreno”, dice Larracoech­ea.

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