Llueve sobre mojado, a la caza del autónomo
el sector privado alternativas complementarias a su pensión pública. Por tanto, disfrazar de beneficio lo que es una subida encubierta de impuestos que nadie quiere solo apunta a la necesidad de alimentar la voracidad del Estado como sea en un momento en que no está “el horno para bollos”.
Lo más complejo y que generará distorsiones será la implantación de la medida, pues no se pueden calcular los ingresos reales de buena parte de los autónomos y, si se tienen en cuenta los ingresos pre-Covid, estaríamos penalizando aún más a aquellos que han visto reducida su actividad más de un 50%, que estarían financiando a coste cero al Estado independientemente de que luego se realice una regularización con su correspondiente devolución. De igual forma, dadas las diversas tipologías de autónomos habrá que ver cómo se trata cada caso, pues algunos también cotizan en el Régimen General por pluriactividad, otros son societarios y profesionales.
Si finalmente se decide llevar a cabo la medida habrá que tener en cuenta varios aspectos: 1) cómo afecta a los diferentes tipos de autónomos, 2) qué se entiende por ingresos reales, la facturación o el beneficio (descontando
Aumentar las cuotas sin mejorar las prestaciones solo servirá para destruir empleo
los gastos), lo cobrado o lo facturado, 3) cómo se regulariza si hay periodos sin ingresos, 4) si los ingresos cero conllevan la exención de cuota o hay que pagar un mínimo, 5) si hay un periodo transitorio para que se pueda ajustar la medida conforme la economía se va recuperando, 6) cómo evitar la picaresca y el aumento de la economía sumergida, 7) en base a qué ingresos se fija la cuota, los del mes actual o los del ejercicio anterior, 8) cómo deberían pagar aquellos que tienen pluriactividad, 9) si el aumento de la cuota conlleva un incremento igual en las prestaciones a recibir y la protección del autónomo y 10) si realmente es este el momento para aplicar la medida sin afectar a la recuperación.
Las prisas no son buenas consejeras y, para llevar a cabo esta medida, es necesario diseñar un sistema de cotizaciones para los autónomos que tenga en cuenta todos los posibles escenarios y que sea fácil de implantar; que permita corregir distorsiones y fomentar el alta en el Reta mediante incentivos a aquellos ciudadanos laboralmente más vulnerables; que fomente el espíritu emprendedor entre aquellos que tienen menos de 30 años y no consiguen trabajo y los mayores de 45 años que no consiguen volver al mercado laboral con prestaciones similares a los trabajadores del Régimen General y bonificaciones del 100% en la cuota. Si además se bonifica la cuota de aquellos que establezcan su residencia fiscal en zonas rurales de la España vaciada o a aquellos negocios relacionados con las nuevas tecnologías estaríamos matando dos pájaros con un solo tiro.
El autónomo está acostumbrado a asumir riesgos empresariales, a poner en juego su patrimonio personal, a hundirse y volver a levantar la cabeza, pero lo que no sabe afrontar es el riesgo político, las decisiones de los gobernantes sobre las que no tiene margen de actuación y que pueden afectar a la cuenta de resultados. Autónomo por devoción o por obligación, lo cierto es que nadie quiere que le suban las cuotas de forma forzosa y más sabiendo los vaivenes que tienen las cuentas de este colectivo; muchos de ellos están sufriendo problemas de creciente morosidad por impagos de clientes, y otros han echado el cierre y necesitan incentivos para volver a abrir.
Ahora bien, si todo esto solo consiste en aumentar la recaudación sin un incremento proporcional en las prestaciones y en la estabilidad del autónomo, estaremos buscando agua en el desierto y sólo se conseguirá una mayor destrucción de nuestro tejido empresarial, aumentando el volumen de economía sumergida. Si el autónomo no queda plenamente convencido y concienciado de la utilidad de aumentar su cuota será una medida estéril.
No debemos olvidar que, dada nuestra estructura productiva, el florecimiento de los autónomos generará un efecto palanca que hará posible que aparezcan los denostados brotes verdes de nuestra economía, el elemento primordial para la creación de empleo.