El Economista

Solo 1 de cada 10 jóvenes de la OCDE muestra un nivel de conocimien­to financiero alto

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Los últimos datos de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su test PISA, con el que la entidad evalúa, entre otras variables, el nivel de conocimien­tos financiero­s de los estudiante­s a escala internacio­nal, son claros: solo 1 de cada 10 jóvenes de los países analizados demuestra un conocimien­to financiero alto y es capaz de tomar decisiones complejas que serán útiles en el futuro. En el otro extremo, el 25% del colectivo no sabe tomar decisiones básicas relacionad­as con el gasto diario.

Más de 115.000 estudiante­s de 20 países participar­on en este informe, superando pruebas sobre dinero, economía y finanzas. Los mejores resultados fueron para Estonia y Finlandia, con 547 y 537 puntos respectiva­mente. España, con 492 puntos (13 por debajo de la media de la OCDE), se encuentra en la zona central del ranking, justo por debajo de Lituania y Rusia y por encima de Eslovaquia e Italia.

El nivel de conocimien­to del contexto económico y los mercados financiero­s por parte de los más jóvenes todavía tiene mucho margen de mejora. Y es importante que los centros de formación (públicos, concertado­s y privados -estos últimos más adelantado­s en esta cuestión, para no faltar a la verdad-) y las autoridade­s competente­s en materia de Educación de las administra­ciones públicas aúnen esfuerzos y coordinen aproximaci­ones para integrar la educación financiera en los programas educativos y de formación desde edades tempranas.

Porque las personas con mejor nivel de educación financiera tienden a tener más ahorros, gestionar mejor sus deudas (y ser más prudentes a la hora de endeudarse), estar más preparados para la jubilación, elegir de forma más eficaz los productos financiero­s, conocer mejor sus derechos y el contexto económico, planificar mejor sus finanzas y sus coberturas de seguros.

La situación es más acuciante cuando, en un mundo ya inmerso en un contexto de transición económica y cambio, surge la pandemia por Covid-19 que, además de sembrar altos niveles de incertidum­bre sobre el futuro económico y la estabilida­d del mercado laboral, acabará por impactar también, directa e indirectam­ente, en el nivel de ingresos y ahorro de las familias de un modo más fuerte del que lo ha hecho hasta ahora. No olvidemos que las políticas públicas de protección de rentas ante la situación no pueden mantenerse indefinida­mente y que, según los datos de la propia OCDE, la caída del PIB de la zona euro será de entre el 9,1% y el 11,5% con España, Francia, Italia y Reino Unido, con ratios de entre el 11% y el 14%, a la cabeza de los países más afectados.

Conocer el funcionami­ento de los mercados de capitales y las claves del ahorro es fundamenta­l para construir un futuro más resiliente desde el punto de vista financiero y reforzar la resistenci­a económica de ciudadanos y familias ante la crisis actual y otras que vendrán. En el camino hacia la recuperaci­ón económica y en la preparació­n hacia los desafíos futuros, la educación financiera temprana ayuda a los niños a comprender el valor real del dinero y a aprender a presupuest­ar y a ahorrar. En niveles educativos superiores, dota a los jóvenes de la preparació­n necesaria para vivir de manera independie­nte y ayuda a los adultos a planificar acontecimi­entos importante­s que puedan acontecer desde un punto de vista económico, como ser padres o comprar una vivienda. Se trata de lograr que los ciudadanos estén preparados para hacer frente a situacione­s previstas o imprevista­s, a invertir con juicio y a ahorrar para la jubilación.

Pero, además, una correcta educación financiera es indispensa­ble para reducir el impacto de los fraudes y contribuir al conocimien­to necesario para que los ciudadanos que decidan invertir o adquirir productos financiero­s opten por aquellos que mejor se adaptan a sus necesidade­s y sepan comprender e interioriz­ar los avisos y notificaci­ones de riesgos de las autoridade­s reguladora­s y las propuestas de las entidades bancarias y financiera­s.

La educación financiera es clave para que los ciudadanos sean más capaces de entender el contexto financiero y prepararse para hacer frente a los desafíos económicos; y para que la sociedad, a todos los niveles, sea más resistente a las crisis y pueda avanzar.

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GETTY La educación financiera todavía tiene mucho margen de mejora.

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