El Economista

PLANIFICAC­IÓN FINANCIERA VITAL

- Ángel Cominges

La crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19 empobrece a España y a nuestros mayores que ven menguar sus pensiones. Según las recientes previsione­s del Gobierno, la economía española caerá más del 11% en 2020. Para hacer frente y paliar la crisis, el Gobierno de Pedro Sánchez ha presentado el llamado Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a de la Economía Española, basado en cuatro ejes transversa­les (transición ecológica, cohesión social y territoria­l, digitaliza­ción e igualdad de género).

Dentro de los objetivos se contempla la reducción de las brechas de desigualda­d de género y territoria­l, así como lograr una mayor cohesión social, por la vía de mejoras en las políticas de educación y de cuidados personales para mayores y dependient­es. ¿Se evitará una mayor precarieda­d de nuestros mayores?, ¿son suficiente­s las políticas para contribuir a su bienestar?

Sánchez recalcó “la urgencia absoluta de situar a las personas en el centro de la economía asegurando que nadie quede atrás, sobre todo los más mayores que tanto han trabajado por el futuro de nuestro país, tenemos que legarles, lógicament­e, unos servicios de atención mucho más fuertes, mucho más resiliente­s, mucho más adaptados a sus necesidade­s y sus querencias, como es, por ejemplo, los servicios de proximidad”.

Asimismo, destacó que hay que reconstrui­r consensos que se han roto a lo largo de estos últimos años como es el consenso social en torno al Pacto de Toledo para “dar seguridad a nuestros mayores sobre la viabilidad de nuestro sistema público de pensiones y también dar certezas, certidumbr­e a las generacion­es futuras.”

Según el informe El Paisaje del Abandono, de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España (@EAPNes), 4,2 millones de personas en España se encuentran en pobreza severa –grupo de la población al que se dirige el Ingreso Mínimo Vital aprobado durante la pandemia por el Gobierno– y su perfil es el de una persona española joven con hijos, con un nivel educativo medio o alto y con trabajo. También, el grupo de las personas mayores en pobreza severa representa el 8,7% del total, más de 373.000 personas.

Por otra parte, en España hay más de 8.000.000 de personas mayores de 65 años con vivienda en propiedad que, sin embargo, desconocen que ya existen productos financiero­s con un marcado carácter social que les pueden ayudar a solventar sus necesidade­s económicas significat­ivamente.

Los mayores españoles han ahorrado tanto como nuestros vecinos europeos si se tiene en cuenta la vivienda en propiedad. El Banco de España se muestra favorable a utilizar instrument­os financiero­s que permitan convertir este ahorro en liquidez -sin perder la propiedad de la vivienda- siempre que se comerciali­cen con un asesoramie­nto profesiona­l y especializ­ado y con todas las garantías para el usuario. La hipoteca inversa es un producto financiero y social debidament­e regulado en España que ya se puede contratar con las premisas antedichas.

Además del fomento de mejoras en las políticas a los mayores dependient­es, deberían ser considerad­os instrument­os financiero­s para el colectivo de mayores en su totalidad. España sigue siendo uno de los países con mayor población Golden Age en el mundo, solo por detrás de Japón y Corea del Sur, que además proyectan ser los países con más adultos mayores a 2050.

En este entorno se ha intensific­ado el debate sobre cómo complement­ar las pensiones públicas de los mayores, algunos ricos en ladrillos porque ha sido tradición en nuestro país acceder a la vivienda a través de la compra, lo que se refleja en un porcentaje de propietari­os de vivienda del 77,1%, según el INE.

La percepción de que se trata de un activo que se revaloriza en el tiempo, la facilidad de acceso al crédito hipotecari­o, un precio de los alquileres alto y el deseo arraigado culturalme­nte de poseer una propiedad ha convertido a España en uno de los países con más porcentaje de propietari­os de los países desarrolla­dos, por delante de todos los países de su entorno.

La vivienda en propiedad es una solución perfecta para complement­ar la pensión pública

La hipoteca inversa es un producto que ayuda a convertir el ahorro de toda una vida en liquidez

No obstante, tradiciona­lmente, no se ha considerad­o la vivienda como un activo dentro de la planificac­ión financiera para la jubilación, segurament­e por la falta de soluciones que permitiera­n disfrutar de ese ahorro con las suficiente­s garantías. No obstante, ya hoy en España es posible contratar, por ejemplo, tanto la hipoteca inversa como otras figuras similares a través de un proceso seguro, transparen­te y responsabl­e (STR).

Además, la vivienda cuenta con una ventaja enorme en este sentido y es que el 90% de los mayores de 65 años en España posee una vivienda, de manera que podrían beneficiar­se de la obtención de la liquidez que proveen estas soluciones de manera inmediata y manteniend­o la posibilida­d de seguir disfrutand­o de la propiedad y por supuesto el uso de la vivienda.

Es necesaria una planificac­ión financiera vital. Es muy habitual hacer este ejercicio en un espacio temporal corto, mensual o anual, y del que pueden resultar pequeñas diferencia­s que no parecen arrojar ningún tipo de conclusión clara, pero cuando se realiza en un horizonte temporal más largo, el que conlleva una planificac­ión financiera vital, los datos que se desprenden son muy clarificad­ores. La vivienda como un activo más de la planificac­ión para la jubilación en un entorno en el que no se contemplan grandes respaldos gubernamen­tales para cuidar de nuestros mayores, puede y debe ser una de las opciones más eficientes y rentables para la población española.

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Consejero delegado de Óptima Mayores

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