El Reino Unido puede ralentizar la fusión de O2 y Virgin
El regulador británico pide a Bruselas decidir sobre la concentración
El Reino Unido ha pedido a Bruselas que le conceda el poder de análisis y decisión sobre la fusión en ciernes entre las filiales británicas de Telefónica (O2) y Liberty Global
Virgin Media) en aquel país. Entre otras consecuencias, ese movimiento podría ralentizar el visto bueno de la integración de las compañías. El balón ahora se encuentra en el tejado de la Comisión Europea, que tendrá que ponderar circunstancias insólitas hasta el momento. Por un lado, la previsible integración se producirá en un momento en el que el Brexit estará previsiblemente materializado y, por otro, por el hecho de que únicamente afectará a consumidores británicos, puesto que el alcance de la fusión no salpica a ningún otro país europeo. Por todo lo anterior, el regulador británico de las telecomunicaciones (CMA, por sus siglas Competition and Markets Authority) prevé arrebatar la operación del departamento que lidera Margrethe Vestager, históricamente remisa a la desaparición de jugadores en el sector de las telecomunicaciones.
Por su parte, Telefónica y Liberty Global han distribuido un comunicado conjunto en el que “creen firmemente que se trata de una transacción que respeta las normas de la competencia y que traerá beneficios sustanciales a los consumidores del Reino Unido. Por ello, debería ser aprobada rápidamente. Hemos presentado argumentos convincentes para que la Comisión Europea autorice la transacción lo antes posible”.
En el momento del anuncio del acuerdo de fusión, José María álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, mostró su confianza en obtener el visto bueno de los supervisores de la competencia tras la aprobación en 2015 de la compra de BT (líder en telefonía fija) a la joint venture Everything Everywhere, formada por Orange y Deutsche Telekom, y que entonces era la primera referencia en móviles en aquel país.