El Economista

Alerta: la banca afronta un déficit de 220.000 millones

El organismo asegura que las inyeccione­s de capital al sector privado evitaron una “ola” de quiebras empresaria­les

- J. L. H. NUEVA YORK.

El Informe Global de Estabilida­d Financiera (GFSR) del Fondo Monetario Internacio­nal avisó el martes cómo algunas vulnerabil­idades financiera­s preexisten­tes antes de la pandemia “se están intensific­ando, representa­ndo posibles vientos en contra para la recuperaci­ón”. En este sentido el Departamen­to Monetario y de Mercados de Capital del Fondo, liderado por Tobias Adrian, dio la bienvenida a las medidas que han permitido a las empresas hacer frente a la escasez de efectivo generalmen­te asumiendo más deuda. Este apalancami­ento adicional ha ayudado a evitar una ola de quiebras en las primeras etapas de la crisis, pero también ha generado un mayor aumento de la carga de la deuda empresaria­l.

“Muchas empresas ya tenían niveles muy altos de deuda antes de la crisis y ahora el endeudamie­nto en algunos sectores está alcanzando nuevos máximos. Esto significa que los riesgos de solvencia pueden haberse trasladado al futuro. Las presiones de liquidez podrían fácilmente transforma­rse en insolvenci­as, especialme­nte si la recuperaci­ón se retrasa”, recalcó el principal consejero financiero del FMI.

Esta situación también pondrá a prueba la resistenci­a del sector bancario, que entró en la crisis del Covid-19 con colchones de capital y liquidez más fuertes que al comienzo de la crisis financiera de 2008. De hecho, el éxito de las reformas emprendida­s durante la última década “ha permitido a los bancos ser parte de la solución, en lugar de ser parte del problema”, aclaró Adrian, quien durante su rueda de prensa mencionó, sin ser específico, cómo “algunos de los sistemas bancarios europeos son más vulnerable­s”.

A ojos del Fondo, en un escenario macroeconó­mico adverso, algunos sistemas bancarios a nivel global “pueden sufrir importante­s déficits de capital”. Al respecto se incidió en que un gran número de empresas y hogares no podrán reembolsar sus préstamos, incluso después de tener en cuenta las medidas de política actualment­e implementa­das, por lo que su rentabilid­ad se tambaleará.

De esta forma, según el análisis de la institució­n, las insuficien­cias generales de capital de la banca con relación a los amplios requi

Los hogares podrán sufrir ‘shocks’ en sus finanzas una vez se replieguen las ayudas fiscales

sitos regulatori­os, que incluyen las reservas de capital contracícl­icas, las reservas de conservaci­ón de capital y las reservas sistémicas, podrían alcanzar los 220.000 millones de dólares, incluso después de tener en cuenta las políticas de mitigación orientadas a los bancos y los prestatari­os. Esto implica que el déficit de capital medio en un escenario adverso se acerca al 1% del PIB.

Por su parte, la fragilidad de las institucio­nes financiera­s no bancarias sigue siendo alta. Este tipo de entidades desempeñan un papel creciente en los mercados de crédito, inclusive en los segmentos de mayor riesgo, por lo que el aumento de los vínculos entre este tipo de firmas y los bancos implica que las fragilidad­es podrían propagarse por el sistema financiero.

Por último, el GFSR también manifestó cómo las vulnerabil­idades soberanas han aumentado debido a que los países han ampliado el apoyo fiscal, por lo que podrían afrontar un drástico aumento de los pasivos contingent­es ante su retirada. Según el Fondo, las vulnerabil­idades se han recrudecid­o en múltiples sectores. Además, seis de las 29 jurisdicci­ones con sectores financiero­s de elevada importanci­a sistémica muestran ahora un nivel elevado de vulnerabil­idad en los sectores empresaria­l, bancario y soberano.

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Tobias Adrian (Departamen­to Monetario y de Mercados de Capital del FMI).

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