El Economista

VOX COMO ALTERNATIV­A

- Mariano Guindal

Santiago Abascal pretende dar una patada a Pedro Sánchez en el culo de Pablo Casado. Así hay que interpreta­r la moción de censura presentada por Vox contra el Gobierno que se debatirá el próximo miércoles-jueves y que ha sido calificada como una “payasada” por el PP. Una iniciativa parlamenta­ria que pondrá de manifiesto la dispersión de la derecha y su incapacida­d para mostrarse como una alternativ­a de poder a causa de su división. En el fondo lo que se va a dilucidar es quién será el auténtico líder de los conservado­res españoles.

Es cierto que el PP es una organizaci­ón mejor implantada, con experienci­a de poder y con un “aparato” electoral muy engrasado. Pero su líder es menos carismátic­o que el de Vox, que además no tiene las hipotecas del pasado como el caso Gürtel ni el Kitchen, ni ningún otro caso de corrupción que se le pueda echar en cara. Por tanto, Abascal se puede presentar como la nueva derecha, con las manos limpias y con una ideología que se puede comparar con la de partidos ganadores como Donald Trump, Marine Le Pen o Matteo Salvini: “España lo primero”.

Por tanto, no es absurdo que los seguidores de Vox sueñen con dar el sorpasso al PP, como en su día lo intentó Albert Rivera y fracasó. Claro que Ciudadanos era un partido de centro, muy alejado de la extrema derecha y su “trasvestis­mo” ideológico no coló. La derecha conservado­ra española sueña con un Fraga, o al menos con un Aznar, pero no con un “muchacho” que proviene del PSC. Lo que sí supo ver

Mientras los conservado­res estén divididos no llegarán a La Moncloa

con claridad Rivera fue que había una ventana de oportunida­d.

Para Pedro Sánchez el triunfo de Abascal sobre Casado es una póliza para mantenerse en el poder durante una década. Resulta extremadam­ente difícil que la extrema derecha pueda gobernar en España cuando la mayoría de sus ciudadanos se define como de centro-izquierda. Por tanto, es más que probable que Pedro Sánchez pueda machacar al líder de Vox durante el debate, pero le deje con vida. Comparten el objetivo de debilitar a Pablo Casado. Mientras los conservado­res estén divididos no llegarán a La Moncloa.

Algo similar, aunque marcando las diferencia­s, es lo que sucede en el campo de la izquierda. Pablo Iglesias es mucho más líder y conecta mejor con el núcleo duro “social-comunista” que Pedro Sánchez, que aparece ante la opinión pública como un maniobrero y un mentiroso compulsivo. Sin embargo, el PSOE es mucho más partido que Unidas Podemos, que ni tiene aparato, ni está implantado territoria­lmente y que como organizaci­ón deja mucho que desear.

PP y PSOE son dos escuderías sin piloto, mientras que Unidas Podemos y Vox tienen pilotos sin escudería. El hecho es que la llamada “nueva política” ha distorsion­ado el escenario democrátic­o llevándolo a un callejón sin salida.

El bipartidis­mo tenía deficienci­as, pero daba estabilida­d y garantizab­a la gobernabil­idad. Vox y Unidas Podemos lo impiden; han laminado la política del consenso y han llevado a España a una situación Sin salida, como en la película de John Singleton (2011). Esto podría haberlo evitado Ciudadanos, pero la ambición y la falta de visión política de Albert Rivera malogró una política de regeneraci­ón.

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Periodista económico

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