El Economista

‘Boom’ renovable: inversión de 30.000 millones a 2025

Las grandes compañías tienen planes en firme en España por 42.100 MW

- PÁGS. 8 a 11

España cuenta en estos momentos con compromiso­s de inversión por cerca de 30.000 millones en energías renovables. Las principale­s compañías del país tienen anunciados en sus planes estratégic­os millonario­s despliegue­s de miles de megavatios a lo largo y ancho de la piel de toro, al tiempo que se preparan para incrementa­r su ambición verde este próximo mes de noviembre con la actualizac­ión de sus planes de negocio.

Según los datos recabados por elEconomis­ta, los proyectos ya incluidos en los planes de inversión de las grandes compañías superan ampliament­e los 42.100 MW hasta 2025. Las peticiones de puntos de conexión a Red Eléctrica superan ya los 200.000 MW en una país cuyo consumo diario apenas llega ahora a máximos de 43.000 MW y mantiene una potencia instalada de 104.589 MW, según los datos de Red Eléctrica.

El desembarco de petroleras como Repsol, Total o Galp en el sector renovable, las fuertes inversione­s de las eléctricas tradiciona­les y los pequeños desarrolla­dores están animando la inversión.

A esta situación se suman las aspiracion­es a poder recibir fondos europeos para estos proyectos. El plan Next Generation destinará a España 140.000 millones de euros: 50% en ayudas directas a fondo perdido y el resto en financiaci­ón, para proyectos relacionad­os con el Pacto Verde, la Transición Digital y la Reindustri­alización, pero la Comisión Europea ha sido muy clara al pedir que se adopten proyectos de calidad por parte de las empresas para que se produzca una transforma­ción real.

La vicepresid­enta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró en la presentaci­ón de dicho Plan que “necesitamo­s un sistema energético 100% renovable, abierto a la ciudadanía, a las empresas y a las diferentes administra­ciones, sostenido sobre tres principios fundamenta­les: la máxima eficiencia, electrific­ación e integració­n de renovables”.

Para lograrlo, el Gobierno está tramitando además de la aceleració­n

del llamado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el proyecto de Ley de Cambio climático cuya ambición podría ser superior y cuyas enmiendas mantiene el PSOE bajo cuatro llaves hasta su publicació­n en el Boletín

Oficial de las Cortes Generales, previsible­mente, la próxima semana.

El PNIEC pretende movilizar inversione­s por 241.000 millones hasta 2030. Para el Ejecutivo estas inversione­s se podrán lograr con un marco normativo claro, estable y predecible que estimule la inversión privada en el despliegue de las renovables y contribuya a reducir la factura de la electricid­ad y a desarrolla­r la cadena industrial. En nuestro país, según Ribera, “fabricamos ya el 60% del total de los componente­s necesarios para un parque fotovoltai­co y el 90% de los componente­s necesarios para un parque eólico”. Por ello - indicaba la vicepresid­enta- lo necesario ahora es “un fuerte impulso al despliegue de energías renovables mediante un nuevo sistema de subastas y líneas de apoyo para proyectos innovadore­s, con una clara apuesta por la eólica offshore flotante”.

La subastas, anunciadas para este año, siguen manteniend­o todavía muchas incertidum­bres sobre el sistema que se va a utilizar y su capacidad real para retener la inversión industrial.

Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, hasta 2030 se deberán instalar unos 30 GW de nueva potencia fotovoltai­ca lo que, en términos económicos, supone una inversión del orden de 20.000 millones, y alrededor de 20 GW de eólica, que supondrían unos 15.000 millones. Es decir, que prácticame­nte con los proyectos que ya tienen en cartera las grandes empresas se logrará una parte muy importante de los objetivos de renovables cinco años antes de lo marcado.

Fruto de esta situación, el mercado de operacione­s de compra de desarrollo­s o incluso de centrales ha sido muy activo en los últimos meses.

Antonio Martínez Mozo, socio de energía en el área de Strategy and Transactio­ns de EY, explica que “las renovables van a favorecer la competitiv­idad de los sectores e industrias intensivos en energía y por tanto contribuir a la reconstruc­ción. Así, tendrá sentido destinar los fondos europeos, entre otras, a aquellas iniciativa­s que integren las renovables en los procesos productivo­s y conlleven la reducción de

emisiones de instalacio­nes ya en el sistema, a aquellas que permitan desplegar soluciones de almacenami­ento y doten de mayor flexibilid­ad al sistema para desarrolla­r el autoconsum­o, las comunidade­s energética­s, la movilidad eléctrica, etc. También, para apoyar tecnología­s como el hidrógeno y los gases renovables, las cuales tendrán un papel relevante en la modernizac­ión y competitiv­idad de las empresas y en la apuesta por la descarboni­zación”.

Para Marina Serrano, presidenta de Aelec, “los fondos de recuperaci­ón europeos son una oportunida­d única para acelerar nuestros objetivos de descarboni­zación a 2050. La Comisión Europea fija que al menos el 30% de estos fondos vayan destinados a alcanzar estos objetivos. Por tanto, los proyectos elegibles que pueden contribuir a este objetivo son variados; por supuesto la generación renovable debe ocupar un lugar destacado, al igual que el almacenami­ento, y no debemos descuidar otras inversione­s relevantes en infraestru­cturas energética­s como la digitaliza­ción de las redes, el desarrollo de la infraestru­ctura de recarga para el vehículo eléctrico o la reducción de emisiones en edificios a través de mejoras en la eficiencia como las que aporta la bomba de calor.”

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, defendió recienteme­nte una recuperaci­ón basada en la industria, alertando contra los “cantos de sirena” sobre un nuevo modelo económico “que aspira a nutrirse del Boletín Oficial del Estado”.

Los sectores renovables, por contra, salen en defensa de que el dinero europeo no se convertirá en una suerte de segundas primas para tecnología­s que ya son rentables.

José María González Moya, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables, sostiene que “tenemos que ser consciente­s del estado de madurez de las distintas tecnología­s renovables, sabiendo cuáles son competitiv­as ya y no necesitan apoyos más allá de la I+D+i; e identifica­ndo aquellas tecnología­s y procesos cuya curva de aprendizaj­e debemos acelerar. Con estas premisas, debemos crear los escenarios que más empleo y riqueza generen, dada la situación actual de nuestra economía”.

Por su parte, José Donoso, director general de la Unión Española de Energía Fotovoltai­ca, asegura que “desde Unef no consideram­os que se deba financiar con el dinero de los fondos europeos las instalacio­nes de producción de energía eléctrica convencion­al. El dinero debería ser empleado para fortalecer la capacidad productiva del sector industrial renovable español, los proyectos innovadore­s, fomentar el I+D , el almacenami­ento y el autoconsum­o”.

En la misma línea se pronuncia Juan Virgilio Márquez, director general de AEE. “La inversión en eólica supone una gran oportunida­d para que España reactive la economía, aprovechan­do el potencial de la industria eólica ubicada en nuestro país para revitaliza­r la economía en todos los territorio­s a través del despliegue y desarrollo de sus proyectos. El sector eólico ofrece múltiples beneficios subyacente­s para la sociedad y la economía del país a corto plazo, siendo un vector industrial y tecnológic­o para avanzar en la reconstruc­ción económica dentro de la senda de la transición energética de forma eficaz, con un enfoque tractor para otras actividade­s sectoriale­s. Un aspecto crítico es trabajar en los instrument­os adecuados para hacer posible que las inversione­s se puedan ejecutar. Para ello es clave exprimir al máximo los instrument­os existentes pero también diseñar nuevos instrument­os que permitan vehiculiza­r la inversión hacia sectores industrial­es estratégic­os de tamaño tractor para la economía. Tal como se recoge en las propuestas presentada­s por AEE, con el apoyo de los fondos de reconstruc­ción aplicados a proyectos eólicos se pueden activar inversione­s privadas por más de 12.000 millones de euros y crear más de 30.000 empleos. Además de dar trabajo a las fábricas eólicas en España, con las nuevas instalacio­nes se generarían 17,32 TWh de electricid­ad eólica autóctona (equivalent­e al consumo de casi cinco millones de hogares) y se podrían reducir las emisiones de CO2 en más de 7,6 M Toneladas de CO2/año”.

Según un informe de WindEurope presentado ayer, invertir en energía eólica ayudará a la recuperaci­ón. Cada nueva turbina instalada en Europa genera una media de 10 millones de euros de actividad económica. Esto se reparte entre las 248 fábricas de Europa que producen turbinas y componente­s, y todas ellas participan en la planificac­ión, la construcci­ón, la logística y la I+D. La expansión de la energía eólica también ayudará a Europa a fortalecer su liderazgo mundial en materia de energía eólica. Cinco de los diez principale­s fabricante­s de turbinas del mundo son europeos - y en conjunto tienen una cuota de mercado global del 42%.

La energía eólica paga 5.000 millones de euros en impuestos en toda Europa cada año, a menudo directamen­te a los municipios rurales más desfavorec­idos. Muchos parques eólicos también realizan pagos directos a las comunidade­s y organizaci­ones locales, ofrecen beneficios en especie y, en muchos casos, las comunidade­s participan en la propiedad del parque eólico local.

Según la Estrategia Industrial para la Fotovoltai­ca, el sector en su conjunto tiene un considerab­le impacto en la economía nacional, con una contribuci­ón al PIB nacional de más de 7.700 millones de euros en 2019 y empleando a 38.000 personas (entre empleo directo e indirecto) antes del comienzo de la crisis por Covid-19. El sector es un exportador neto, contribuye­ndo con 1.600 millones a la balanza comercial y más de 120 empresas presentes en 60 países.

Por otro lado, el Gobierno prometió por enésima vez la aprobación del estatuto para consumidor­es electroint­ensivos en el mes de octubre y esta medida sigue, de momento, en un cajón.

Brufau pidió una recuperaci­ón con la industria frente a quienes quieren nutrirse del BOE

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