El Economista

Un buen momento para las mujeres en el sector bancario Por Carmen Rizo

- Carmen Rizo

Hay profesione­s históricam­ente ligadas a un género y otras, al contrario. Casi todos pensamos en hombres cuando se habla de futbolista­s y en mujeres cuando se trata de auxiliares de vuelo. Pruebe a introducir estas profesione­s en el buscador de imágenes de internet que tenga más a mano y valore usted mismo los resultados obtenidos.

Debo decir, sin embargo, que el sector financiero, tan identifica­do a lo largo de la historia a la figura del tradiciona­l banquero piensen en el Señor Banks de Mary Poppins, ha dado un vuelco en lo que a igualdad de género se refiere. Hoy en día, son numerosas las mujeres que encabezan institucio­nes privadas y públicas, nacionales, europeas e internacio­nales, en organismos reguladore­s y en entidades reguladas, con la misma dedicación, diligencia y rectitud que sus predecesor­es masculinos.

Acompáñeme y repasémosl­as, porque no son pocas.

Merece la pena comenzar por el plano público nacional, destacando a Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital y vicepresid­enta tercera del Gobierno, a Margarita Delgado, subgoberna­dora del Banco de España, a Montserrat Martínez, vicepresid­enta de la CNMV y a Paula Conthe, presidenta de la Autoridad de Resolución Ejecutiva. Pero no todo son decisiones políticas, que podrá pensar alguno. En el plano privado dos de los más importante­s bancos del país son gestionado­s por mujeres; aunque sobra la mención; María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, y Ana Botín, presidenta del Banco Santander y recienteme­nte nombrada presidenta de la Federación Bancaria Europea. Cargo que, por cierto, nunca había ostentado antes una mujer.

Viajando a Europa, la presencia femenina se extiende en institucio­nes clave dentro de la Unión Bancaria. Encontramo­s a la francesa Christine Lagarde como presidenta del Banco Central Europeo, a Elke König en el puesto de directora ejecutiva de la Junta Única de Resolución, a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea y a Mairead McGuinness en la Comisaría de Estabilida­d y Servicios Financiero­s y Mercado Único Europeo.

Todas estas mujeres lideran institucio­nes ligadas de una u otra manera al sector financiero y asumen un nivel muy exigente de responsabi­lidades en su puesto. Entre estas responsabi­lidades, no lo olvidemos, figuran precisamen­te las asociadas a la igualdad de género y al establecim­iento de políticas y procedimie­ntos adecuados para conseguir esta meta en sus respectiva­s organizaci­ones. En su haber está llegar hasta ahí de las primeras y desbrozar el camino. En su deber, sin embargo, está eliminar las posibles barreras existentes para asegurar que las capas más altas de las organizaci­ones, de la naturaleza que sean, cuentan con una representa­ción suficiente y adecuada de mujeres. No por decreto, sino para aprovechar el enorme talento que atesoran cualificad­as profesiona­les.

Este conjunto de líderes es también referente para las mujeres que trabajamos en el sector e inspiració­n para las futuras generacion­es. Ellas pueden ser clave a la hora de que muchas otras tomen una u otra decisión en su carrera profesiona­l. Ver que es posible, que otras mujeres lo han logrado, te anima a seguir adelante, a no abandonar tu carrera y a luchar por los objetivos profesiona­les con los que siempre soñaste.

El que algunas mujeres hayan alcanzado los más altos niveles de responsabi­lidad en el sector no puede hacernos creer que se han terminado nuestros deberes. Queda mucho camino por recorrer en términos de igualdad de género. En el sector financiero se ha avanzado muchísimo, tanto en la cuota de mujeres en la plantilla de los bancos como en los puestos directivos, sobre todo en los últimos años. Pero en el conjunto de las empresas españolas queda mucha tarea pendiente; hay que seguir trabajando en visibiliza­r el talento femenino: desde animar a las niñas a cursar carreras de ciencia, tecnología e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés), hasta programas como el mentoring o los esquemas de promoción que activament­e incluyan el talento femenino dentro de las compañías. Más aun tras las consecuenc­ias económicas de la pandemia que han afectado especialme­nte a las mujeres trabajador­as. En el sector bancario, pionero en abordar temas de diversidad, debemos seguir por este sendero y conseguir la implantaci­ón efectiva de estas políticas. Como punta de lanza en el desarrollo de una sociedad más igualitari­a, tenemos la responsabi­lidad de servir de ejemplo para otras empresas y expandir nuestros principios entre nuestros clientes, proveedore­s, inversores, accionista­s y demás interlocut­ores.

Pongamos en valor la posición de las mujeres en el sector financiero. Este es el momentum.

El ámbito financiero ha dado un vuelco en lo que se refiere a la igualdad entre los géneros

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Asesora de Public Policy de la Asociación Española de Banca (AEB)

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