DATOS DE PARO: SE BUSCA DONANTE DE EMPLEO
si nadie detiene esta sangría empresarial. Se ha superado la barrera de los 4 millones de desempleados y nos encontramos en una tasa de paro del 16,7% aunque bien es cierto que los datos están dopados con los Ertes y con la creación de empleo público que maquillan todas las cifras.
Si entendiésemos como parados aquellas personas que no están trabajando y que están en edad de hacerlo, la cifra es mucho mayor, no solo porque hay que añadir los Ertes, actualmente unos 900.000, sino también todos aquellos autónomos que no tienen actividad alguna o que han sufrido caída de más del 50% en la facturación, aproximadamente 510.000. Es decir, que si alguien me preguntase cuántas personas no trabajan, tendría que decirle que unos 5,5 millones. Se trata de una estimación generosa, porque si fuésemos más rigurosos, habría que ver aquellos trabajadores que no están a plena capacidad, es decir, si alguien está trabajando a jornada parcial o con un contrato, por ejemplo, de 30 horas semanales, deberíamos contabilizar a esa persona como 0,25 parados, con lo cual el número superaría los 6 millones de trabajadores.
Independientemente de lo anterior, que podemos achacarlo a la pandemia, lo cierto es que somos el país con el peor comportamiento en el empleo de Europa y eso si que deberíamos hacérnoslo mirar, hasta Grecia tiene mejores datos de paro que nosotros. Y si hablamos del paro juvenil o el de los mayores de 50 años, aún me preocupa más, entre otras cosas porque mucho me temo que los mayores van a tener serias dificultades para reengancharse y entre los jóvenes se está
La triste realidad es que el desempleo no cambiará su claro signo negativo en el corto plazo
generando un embalse de ellos, muchos sobrecualificados, que van a necesitar tiempo hasta que encuentren un puesto de trabajo acorde a su preparación y expectativas y, durante ese tiempo, saldrán nuevos jóvenes al mercado dispuestos a lo mismo.
La segunda derivada de los datos es la que afecta a los salarios en términos reales, pues hasta ahora no se ha hablado de este aspecto ya que la inflación en los últimos años ha sido baja e incluso negativa en 2020, sin embargo, las previsiones de crecimiento de inflación y el exceso de demanda de trabajo frente a la oferta, forzarán a la baja los salarios reales y el efecto sobre el consumo se resentirá, ralentizando la recuperación económica que deseamos y aumentará aún más la precariedad y temporalidad laboral.
Y una tercera derivada es el efecto sobre la pensión futura, en un momento de reforma encubierta donde se pretende considerar 35 años de cotización, o toda la vida laboral, pues está por ver, para el cálculo de la cuantía de la pensión y las cuentas son fáciles. Si me jubilo con 67 años y debo haber trabajado 38,5 años, al menos, significa que como muy tarde debería comenzar a trabajar a los 29 años sin interrupción, algo que me parece poco realista en la situación actual.
Así pues, necesitamos urgentemente medidas eficaces para detener esta situación que no solo rompe la economía sino las ilusiones de muchas familias que sufren por la falta de un derecho básico a los ciudadanos, un empleo digno con el que ganarse la vida, no es mucho pedir, pero necesitamos que alguien tome las riendas de este caballo desbocado.