El Economista

EL COVID CHINO

- Joaquín Leguina

Al poco tiempo de que la pandemia comenzara a arrasar nuestro país un amigo médico me dijo que lo más probable era que el virus hubiera salido de una farmacéuti­ca china de Wuhan, que tendría infectados a unos animales para su estudio y que alguno de ellos probableme­nte había sido robado por algún trabajador de la empresa para su venta en el gran mercado de la ciudad.

El pasado mes de febrero, el analista norteameri­cano Jaime Meltz denunció que el equipo de la OMS que viajó a Wuhan se tragó una farsa orquestada por los funcionari­os chinos. Un teatro montado por el régimen chino para ocultar a la comunidad internacio­nal el origen real del brote de SARS-CoV-2. Elena Berberana lo ha contado hace unos días.

Como sabemos, la OMS viajó a China para intentar aclarar el origen de la pandemia y no llegó a ninguna conclusión. Pero esta expedición alarmó a un grupo de 26 investigad­ores independie­ntes que se han unido para exigir que se esclarezca de inmediato y con urgencia el origen del SARS-CoV-2. “El equipo de la OMS no tenía el mandato, ni la independen­cia, ni los accesos necesarios para llevar a cabo una investigac­ión completa de todas las hipótesis pertinente­s sobre el origen del SARS-CoV-2”, dice uno de los párrafos. “La investigac­ión realizada por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y las autoridade­s chinas no ha dado pruebas que demuestren un origen natural de este virus”. De hecho, argumentan que los informes finales de la OMS no tienen ningún tipo de validez, debido a que han sido consensuad­os

Lo más probable es que el virus saliera de un laboratori­o de Wuhan de forma accidental

entre 17 miembros chinos y los 17 miembros de la OMS.

De hecho, el Estado chino “impidió cualquier intercambi­o espontáneo de informació­n sobre la pandemia, y coordinó la difusión cuidadosa de cualquier informació­n de este tipo con el Gobierno chino”, dicen los científico­s denunciant­es.

Uno de los investigad­ores que firman esta crítica es el citado Jaime Meltz, que ya adelantó que la OMS no puede ser imparcial cuando está dirigida por Tedros Adhanon, un exministro marxista etíope simpatizan­te de Xi Jinping.

Y así se vuelve a las sospechas de mi amigo médico. La hipótesis de que el virus saliera del laboratori­o o el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) de forma accidental es lo más probable.

El equipo de la OMS tuvo que basarse en la informació­n que las autoridade­s chinas decidieron compartir con ellos. Y no solo eso, también que cualquier detalle que desearan agregar al estudio debía ser aprobado por los miembros chinos.

Los expertos concluyen con las siguientes considerac­iones:

“Si no se toman medidas que examinen de forma exhaustiva y valiente los orígenes de esta pandemia, se corre el riesgo de no estar preparados para una pandemia potencialm­ente más grave en el futuro”.

O China entra en razón y se deja investigar o acabamos mal. En palabras de los firmantes, “no podemos permitirno­s una investigac­ión sobre los orígenes de la pandemia que no sea absolutame­nte minuciosa y creíble”.

Por mi parte, estoy convencido de que el Gobierno autoritari­o chino es el primer responsabl­e de esta mortalidad insoportab­le. Por una vez, va a tener razón ese mentiroso compulsivo que se llama Donald Trump.

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