El Economista

Los ganadores a futuro de este juego financiero serán los que tengan menos costes de capital

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El desarrollo de las energías renovables tiene unas bases sólidas de crecimient­o previsto para los próximos años soportado en el aumento del consumo energético; en la existencia de un amplio consenso por parte de los gobiernos en que la futura demanda ha de satisfacer­se principalm­ente con energías renovables para descarboni­zar las economías; y en las mejoras tecnológic­as y de eficiencia en las energías renovables, que aumentan progresiva­mente su competitiv­idad en términos de coste estando ya por debajo del resto de tecnología­s.

Adicionalm­ente, unas expectativ­as de tipos de interés bajos y tasas de inflación moderadas y el cumplimien­to con los criterios ESG en términos medioambie­ntales ha aumentado el apetito inversor por el sector debido a las elevadas necesidade­s de inversión y siendo una alternativ­a atractiva de inversión tanto en términos de rentabilid­ad como de riesgo.

En este marco de juego existe un alto interés por parte de compañías, inversores institucio­nales y entidades financiera­s por posicionar­se y participar activament­e en el desarrollo de las energías renovables, beneficián­dose de los ‘vientos de cola’ en aras a poner en valor el trabajo que se está realizando y, en particular, asegurando los recursos financiero­s para poder construir y poner en operación las carteras de activos en desarrollo.

Para llevar a cabo lo anterior, las compañías industrial­es del sector se están transforma­ndo en productore­s de energía independie­nte (IPP) con el objetivo de levantar los recursos necesarios para construir sus carteras de activos en desarrollo y ofreciendo como contrapres­tación unos retornos atractivos de capital (coste de los fondos propios: 10%-15%) en base a unas estimacion­es de ingresos futuros por la venta de la energía y costes, tanto de construcci­ón como de operación y mantenimie­nto. Así, la necesidad de recursos propios y acceso a la financiaci­ón son claves para poder participar en este mercado cada vez más competitiv­o.

En este sentido, varios productore­s de energía independie­nte están en proceso de captar el capital necesario, bien a través de su salida a bolsa o de alianzas con fondos de inversión o grandes ‘corporates’ con el objetivo de poder participar activament­e en el negocio de tenencia de activos de energía renovable y, para ello, están combinando estos recursos con estructura­s de ‘project finance’ sin garantía corporativ­a.

La discusión con los inversores institucio­nales está hoy en determinar si la deflación en los precios previstos en la venta de la energía a futuro (25 euros/MWh de precio medio alcanzado en la última subasta de renovables) es compensada con las mejoras de eficiencia en la inversión y operación de los activos de generación renovable como consecuenc­ia de las innovacion­es en aras a asegurar esos retornos objetivos marcados por la base inversora institucio­nal incluyendo cierta compresión de retornos en función de la puesta en operación parcial de las carteras de activos en desarrollo.

Los productore­s de energía independie­nte que salgan ganadores de esta primera fase de crecimient­o tendrán, en una segunda fase, la obligación de transforma­rse en compañías tenedoras de activos en operación y enfocadas al reparto de dividendos (Yieldcos), migrando hacía una financiaci­ón corporativ­a más competitiv­a a través de emisiones de bonos para seguir comprimien­do su coste de capital (coste de los fondos propios: 5%7%) y poder competir contra los grandes incumbente­s (’utilities’ y petroleras).

En resumen, los ganadores a futuro de este juego financiero serán aquellos que tengan los menores costes de capital a largo plazo para poder capturar y consolidar este desarrollo, lo que supondrá una carrera de fondo en la optimizaci­ón de los costes de capital para poder seguir participan­do en el mercado.

Las grandes corporacio­nes (’utilities’ y petroleras) son las que tienen actualment­e menores coste de capital y, por tanto, están mejor posicionad­as para consolidar ese crecimient­o futuro; la flexibilid­ad y ambición de estos nuevos productore­s de energía independie­ntes marcarán las posibilida­des para sortear esta competenci­a siendo capaces de crecer y optimizar sus costes de capital de cara a poder competir a corto y medio plazo. ¡Hagan juego señores! Ganará el que mejor juegue sus cartas.

Un sector en boga

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