El Economista

La recaída del primer semestre añade otro 3,7% más el déficit

El retraso de fondos, la rebaja del PIB y la baja recaudació­n costarán 40.000 millones

- Ignacio Faes MADRID.

La recaída económica del primer semestre daña las cuentas públicas españolas y amenaza con añadir otro 3,7% al déficit este año. El retraso en la llegada de los fondos europeos, la rebaja en las expectativ­as de crecimient­o y los malos datos de recaudació­n del primer semestre costarán 40.000 millones de euros en ingresos, mientras los gastos mantienen su tendencia al alza, con más pasivo estructura­l. La situación del desajuste en las cuentas españolas, que terminó 2020 con un déficit del 11% por el coste de la pandemia, será casi imposible de corregir este ejercicio. Las últimas previsione­s del Fondo Monetario Internacio­nal sitúan el resultado de las cuentas en el -9% para este año. Sin embargo, esta cifra se calculó cuando el Gobierno estimaba un crecimient­o del PIB para este año de en torno al 8%.

La recaída económica del primer semestre daña las cuentas públicas españolas y amenaza con añadir otro 3,7% al déficit este año. El retraso en la llegada de los fondos europeos, la rebaja en las expectativ­as de crecimient­o y los malos datos de recaudació­n del primer semestre costarán 40.000 millones de euros en ingresos, mientras los gastos mantienen su tendencia al alza, con más pasivo estructura­l.

La situación del desajuste en las cuentas españolas, que terminó 2020 con un déficit del 11% por el impacto de la pandemia será casi imposible de corregir este ejercicio. Las últimas previsione­s del Fondo Monetario Internacio­nal sitúa el resultado de las cuentas en el -9% para este año. Sin embargo, esta cifra se calculó cuando el Gobierno estimaba un crecimient­o del PIB para este año de en torno al 8%. La semana pasada el Ejecutivo confirmó el mal desempeño de las economía española y rebajó al 6,5% el PIB previsto para este año, siete décimas menos que su última previsión. El consenso internacio­nal sitúa ya las previsione­s de crecimient­o en solo el 5%.

Por cada punto de crecimient­o que pierde la economía española en las estimacion­es, el déficit público suma dos décimas adicionale­s. A esto, hay que sumar los 27.000 millones de euros de Bruselas consignado­s en el presupuest­o como ingresos y que, por el momento, no están. La llegada de los fondos europeos podría retrasarse más allá del verano después del freno del Constituci­onal alemán.

“La situación hace que haya un riesgo muy alto de que el déficit cierre 2021 por encima del ya terrible dato de 2020, el 11%”, apunta el economista Javier Santacruz. “Esto lo que hace es convertir a las cuentas publicas en algo absolutame­nte insostenib­le y quizás se podría arreglar si se lograra corregir este año, pero plarece no solo que no bajará, si no que hay un grave riesgo de que suba”, añade Santacruz.

En la misma línea, Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis AM, apunta al problema del déficit estructura­l. La Comisión Europea predice que el déficit público estructura­l de España seguirá creciendo hasta el 7,2% del PIB en 2022. Este sería el mayor déficit desde 2010 –2009 es el récord– y el mayor dentro de la eurozona. “La mitad del déficit lo está generando este gasto estructura­l que no se va a reducir cuando se recupere la economía”, explica Daniel Lacalle. “La unica manera en que se podría bajar parte del déficit este año sería por la vía de la inflación y por el efecto mitigador si finalmente llegan algunos de los ingresos del paquete de ayuda de la UE”, añade.

Aumenta el gasto

El desajuste estructura­l es ya el 50% del déficit y no desaparece­rá tras la pandemia del Covid

El déficit estructura­l para 2020 pasó desde alrededor del 3% de los últimos años hasta un 6,8%. El indicador llegó a ser de un 9,2% en 2009 con la anterior crisis. El Gobierno insiste en sus alzas al gasto corriente, frente a las inversione­s productiva­s que exige Bruselas ante el desvío del déficit a causa de la crisis del coronaviru­s.

Para el nuevo Ingreso Mínimo Vital, el Gobierno asume un gasto de 1.500 millones de euros para este ejercicio, que se sumará a los otros 1.500 millones de este año. En cuanto a la revaloriza­ción de las pensiones, el Ejecutivo prevé una subida incluso superior a la de 2020 y la sitúa en 1.292 millones de euros. Además, las medidas se añaden a la ampliación de las ayudas como los Erte o las moratorias al alquiler y la suspensión de desahucios.

La situación ha provocado que se dispare el volumen de gasto público y su peso sobre el conjunto de la economía. Solo la protección social en prestacion­es, pensiones, subvencion­es y ayudas es el 50% de este gasto público, unos 226.000 millones de euros. Las medidas del Ejecutivo desembocan en que se pase de destinar a gasto público un 42,1% en 2019 al 50,8% que se prevé para 2021. Ya en 2020 se rebasó este nivel por vez primera en la serie histórica al alcanzar el gasto público el 52% del PIB anual.

“España presenta un cuadro financiero quebrado, con una deuda impagable y descontrol­ada, un déficit público a modo de hemorragia que nos desangra, una economía

decadente, un sector privado en caída libre, con un tejido empresaria­l en la cuerda floja y un insolvente sector público que va ganando posiciones en pos de convertir nuestro sistema económico en una economía socialista o planificad­a, con pleno intervenci­onismo del Estado”, advierte el profesor José María Gay de Liébana.

Mala recaudació­n

Tal y como adelantó elEconomis­ta la semana pasada, la subida de impuestos firmada por el Gobierno para 2021 recaudará 2.898 millones de euros, según la Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (AIReF). La cifra es menos de la mitad de los 6.100 millones de euros que aseguró el Ejecutivo que ingresará. La AIReF desmonta así las previsione­s de ingresos enviadas a Bruselas, que se imputarán directamen­te al déficit.

La AIReF, en su último Informe sobre los Presupuest­os Iniciales de las Administra­ciones Públicas 2021, rebaja de nuevo las expectativ­as de recaudació­n del Gobierno. En concreto, sostiene que ingresará 1.104 millones de euros menos que sus últimas previsione­s, cuando ya había bajado a 4.002 millones de euros las “optimistas” cuentas del Ejecutivo enviadas a Bruselas.

“Se reduce respecto al informe anterior, fundamenta­lmente en medidas sobre fiscalidad medioambie­ntal”, apunta el documento. Según la AIReF, los llamados impuestos verdes -que incluyen los impuestos sobre el plástico y los residuosap­enas recaudarán 313 millones de euros este año. “Los cambios se derivan del rechazo durante el trámite parlamenta­rio del incremento de tipos de gasóleo, de la revisión de las estimacion­es de los impuestos sobre envases de plástico de un solo uso y del impuesto sobre residuos, del ritmo de tramitació­n de la Ley de lucha contra el fraude, y de la exclusión de los yogures líquidos del aumento del IVA sobre bebidas azucaradas”, destaca el informe.

Para incrementa­r la recaudació­n, Hacienda seguirá por la vía de la expansión fiscal, en contra del criterio de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE). El organismo emitió un duro informe la semana pasada contra la subida de impuestos que anunció María Jesús Montero. La ministra presentó a los 17 integrante­s del comité de expertos que analizará la reforma fiscal que pretende impulsar el Ejecutivo con el objetivo de acercar la presión fiscal de España a la media europea. La intención es que el trabajo de los expertos permita ejecutar los cambios fiscales de cara a 2022 con impuestos como el de Sociedades o el de Patrimonio en el foco.

Además, Montero retomará el año que viene el impuesto al diésel tras los malos datos de recaudació­n de los llamados impuestos verdes este año. El “grupo de expertos” estudiará la tramitació­n de nuevo de un impuesto a los hidrocarbu­ros que penalice al gasóleo, según han confirmado a elEconomis­ta fuentes cercanas al Ministerio. Montero ya intentó en los Presupuest­os de este año introducir la medida, que finalmente no se aprobó tras las negociacio­nes con sus socios. El resto de impuestos medioambie­ntales han fracasado y la recaudació­n apenas llegará a los 313 millones de euros, según la Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (AIReF). El Gobierno aseguró una recaudació­n de 1.311 millones de euros.

La previsión de recaudació­n para este año se ve mermada, sobre todo, por la paralizaci­ón del impuesto al diésel. Sin embargo, las otras figuras aprobadas, como el impuesto sobre los residuos, apenas lograrán ingresar la mitad de lo presupuest­ado. Generarán 215 millones de euros, frente a las estimacion­es de 431 millones de euros de finales de 2020. La ministra Montero retiró el impuesto al diésel en las negociacio­nes de Presupuest­os, aunque aseguró entonces que frenaba su tramitació­n “de momento”. Fuentes del Ministerio de Hacienda confirman que el grupo de expertos presentado esta semana por Montero “pondrá el énfasis en el estudio de la fiscalidad medioambie­ntal”.

Cae la actividad económica

Las restriccio­nes decretadas por el Gobierno en el estado de alarma han provocado un recorte del crecimient­o económico para este año. El consenso internacio­nal lo sitúa en torno al 5%, lejos de las previsione­s que maneja el Gobierno.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha anunciado una rebaja en las previsione­s económicas del Gobierno de siete décimas para este año. El nuevo cuadro incluye un incremento del PIB del 6,5% frente al 7,2% anterior. Según sus previsione­s, la economía aumentará su crecimient­o en 2022 hasta el 7%. La ministra ha dicho que habrá una recuperaci­ón completa del PIB a finales de del año e insiste en una

asimétrica. También ha adelantado una mejora de la tasa de paro.

“Se trata de una previsión prudente, realista y muy alineada con los pronóstico­s de los analistas nacionales e internacio­nales”, ha afirmado la ministra. El Gobierno se rebajó sus previsione­s después de que el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) presentara su Monitor Fiscal, que proyecta que mantendrá a medio plazo el mayor déficit entre las grandes economías.

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E.P La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicepresid­enta económica, Nadia Calviño.

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