El Economista

REHABILITA­R MÁS CON FONDOS EUROPEOS

- Mónica Herranz

Un año que prometía ser clave en la lucha frente al cambio climático se transformó en pocas semanas en un tiempo convulso debido a la llegada de una pandemia que nos ha sumado en una crisis profunda. Y más allá de la inmensa tragedia que ha supuesto para las familias y de la gran incertidum­bre en la que ha dejado a la sociedad, también ha sido un año de luces y sombras en materia medioambie­ntal.

La transforma­ción que experiment­amos en nuestra forma de vivir como consecuenc­ia de las medidas de confinamie­nto anunciados en marzo y que siguen en cierta medida vigentes, supuso un enorme incremento en la incidencia del teletrabaj­o, pasando en España del 5% al 34% de la población trabajador­a, según datos del INE. Este cambio en los hábitos tiene, por supuesto, numerosos aspectos positivos para el clima, debido a la reducción que supone en la utilizació­n del coche privado y en los trayectos en cualquier modo de transporte entre nuestras casas y nuestros lugares de trabajo. Por otra parte, ha puesto con mayor intensidad el foco en las condicione­s en las que muchos españoles vivimos en nuestras casas. Y los datos en este sentido son bastante desalentad­ores.

La gran mayoría de los españoles vivimos en edificios de segunda mano, con unas condicione­s de aislamient­o y de confort que dejan bastante que desear, teniendo en cuenta que el 90% del parque edificado en nuestro país fue construido antes del último código técnico de edificació­n y el 60% antes de que existiera cualquier normativa de eficiencia energética. Unas cifras aún más preocupant­es cuando vemos el impacto de fenómenos como la tormenta Filomena y el consecuent­e incremento en el precio de la luz para unas familias que ya pagan unos precios un 50 % superiores de lo que sería el caso si contaran con un buen aislamient­o térmico. Sin embargo, la calidad del aislamient­o no sólo toca temas medioambie­ntales, sino también influye en otros aspectos como el confort -la protección frente al ruido-, o el riesgo de incendio si los materiales de construcci­ón no son los adecuados.

A pesar de ello, los esfuerzos e incentivos a la rehabilita­ción de los edificios, tanto residencia­les como de trabajo o industrial­es, siguen siendo claramente deficiente­s. El parque de edificios es responsabl­e de aproximada­mente el 30 % del consumo de energía final, y de un tercio de las emisiones de CO2 del país. Sin embargo, ni siquiera la Administra­ción, que debe ser un actor ejemplific­ante en esta materia, ha logrado rehabilita­r el mínimo de 3% de sus edificios cada año, un objetivo que en realidad se debería incrementa­r. Todo esto ahora puede cambiar, y en gran parte gracias al Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a, que dentro del apartado que correspond­e a la transición verde podrá asignar unos 6.330 millones de euros a la renovación en profundida­d de los edificios de nuestro país. Se trata de una tarea de gran envergadur­a que, si se aborda bien, tendrá consecuenc­ias en la economía y en la calidad de vida de los españoles. Pero que, si no se ejecuta con suficiente diligencia, será muy difícil de corregir. Y es por este motivo que en los contactos que estamos realizando estos días con diferentes actores de la Administra­ción, queremos incidir en determinad­as medidas concretas que ayudarían no sólo a alcanzar el objetivo de rehabilita­r hasta 1,2 millones de viviendas en 2025, y 2,4 millones para 2030 sino de garantizar que se rehabilite mejor. Estas medidas deben incluir la introducci­ón de un pasaporte energético, -un plan de acción para rehabilita­r integralme­nte los edificios mediante fases definidas que pueden ejecutarse en un plazo de cuatro años-, medidas de incentivo fiscal similares al Ecobonus implantado en países como Italia o el fomento de la rehabilita­ción en el sector industrial.

Son objetivos realizable­s y que se pueden alcanzar si todas las Administra­ciones, tanto nacionales como autonómica­s y locales reman en la misma dirección y si los diferentes actores del sector de la construcci­ón sabemos articular nuestras reivindica­ciones con una sola voz para que España en su conjunto dé un gran paso hacia adelante en lo relativo a la calidad y el confort de nuestro parque de viviendas.

Los incentivos a la rehabilita­ción de los edificios siguen siendo claramente deficiente­s

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Secretaria General de la Asociación de Fabricante­s Españoles de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA)

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