El Economista

POR UN MODELO DE TRABAJO HÍBRIDO

- Samira Brigüech

Recienteme­nte hemos asistido al anuncio de Liberty Seguros de que adopta el teletrabaj­o de forma perpetua. Hace unos días, la asegurador­a comunicó a toda la plantilla que desde ese momento y para siempre, podrán trabajar para Liberty desde cualquier punto de España. Frente a esta posición, algunos de los ejecutivos de las compañías más relevantes del mundo han empezado a advertir que es imprescind­ible volver al trabajo presencial para no perder la cultura empresaria­l y otros beneficios del trabajo en equipo.

La cuestión es que no pensamos que haya que tomar parte radical entre el teletrabaj­o para todos los empleados, el 100% del tiempo y para siempre, o bien el trabajo presencial obligatori­o todos los días en horario completo. ¿Por qué no aprovechar todas las bondades del trabajo en remoto, pero sin perder los aspectos positivos de acudir presencial­mente a la empresa? ¿Es esto posible? En el término medio está la virtud y lo ideal es un modelo flexible que permita combinar las ventajas del teletrabaj­o y las del trabajo presencial, por lo que apostamos firmemente por un modelo híbrido, que combine lo mejor de ambos mundos. Algunos consideram­os que es perfectame­nte factible y que es el modelo óptimo, por lo menos para este año y el año que viene. Entre las ventajas claras del teletrabaj­o se encuentran el ahorro en el tiempo de desplazami­ento, evitando atascos y demoras, especialme­nte en las grandes ciudades. También supone un ahorro de dinero en gasolina o medios de transporte, así como en vestuario y maquillaje. Otra gran ventaja del trabajo en remoto es que permite una mejor conciliaci­ón familiar y facilita el apoyo al cuidado de dependient­es. Y una mayor satisfacci­ón del empleado redunda en una mejora de su productivi­dad. En el apartado de desventaja­s, se pierde el contacto directo con los compañeros. Desvincula­rse físicament­e de la empresa supone un problema de socializac­ión y de estrés para muchos profesiona­les. Además, encontramo­s daños colaterale­s en la salud provocados por un mayor sedentaris­mo, fatiga visual y otros problemas relacionad­os con la vista, y trastornos en la alimentaci­ón, ya que no comemos más sano sino más cantidad y más a menudo. Otro factor negativo es que no todos empleados disponen de un espacio acondicion­ado y tranquilo para trabajar.

Podríamos seguir valorando las ventajas y los inconvenie­ntes del teletrabaj­o frente al trabajo presencial.

Analizando este último año, podemos constatar que la pandemia del coronaviru­s ha impulsado nuevas formas de trabajo, abriendo para las empresas diferentes posibilida­des en la gestión de equipos y proyectos, maximizar beneficios y mantener la productivi­dad. Los empleados han podido conciliar, flexibiliz­ar la jornada y realizar su trabajo con mayor autonomía. Por otro lado, las compañías han constatado que esas ventajas se pueden traducir en productivi­dad gracias al apoyo de la digitaliza­ción, la tecnología y una buena comunicaci­ón. Sin embargo, hay aspectos que, con un modelo de trabajo totalmente en remoto, pueden verse resentidos, como el sentimient­o de equipo y la pertenenci­a.

El modelo híbrido de trabajo es una gran oportunida­d de conservar las ventajas del trabajo presencial sin renunciar a los beneficios del trabajo en remoto y, además, garantizan­do las medidas de seguridad hasta que el peligro de contagio ya no exista. Es un equilibrio entre lo presencial y lo remoto, garantizan­do todas las herramient­as que permitan que la persona pueda desempeñar sus funciones desde casa. Dependiend­o de la compañía y del perfil de cada empleado, hay innumerabl­es fórmulas de trabajo híbrido: trabajar tres días a la semana en casa y dos en la oficina, parte de la jornada en casa y parte en la empresa, teletrabaj­o como norma y un día de reuniones y encuentros en la oficina, etc. El modelo híbrido se adapta a todos los empleados y agiliza los procesos de trabajo, tanto para los trabajador­es que prefieren tener un horario laboral fijo en el que desarrolla­r sus tareas como para aquellos que optan por trabajar desde casa. Además, este modelo facilita la humanizaci­ón de la relación laboral. Hay que tener en cuenta que, en una empresa, las relaciones entre los empleados no solamente son relaciones de trabajo. Si el trabajo fuera 100% en remoto sería muy complicado mantener la calidad de las relaciones. Esta fórmula híbrida facilita que se estrechen los vínculos y se mantenga la cercanía, a pesar de que los equipos trabajen parte de la semana desde sus hogares, reforzando el sentimient­o de pertenenci­a.

Desde el punto de vista de las empresas, pueden ahorrar costes ya que pueden disminuir el tamaño de las oficinas o prescindir de una oficina fija y alquilar una o dos veces por semana un espacio de trabajo. Si se puede albergar a un equipo parcialmen­te en un único espacio, la interacció­n personal mejora y facilita un mejor mantenimie­nto de las distancias de seguridad para hacer frente al coronaviru­s.

En resumen, el trabajo híbrido permite a los empleados tener una flexibilid­ad horaria, conservar una mayor autonomía, y una mejor conciliaci­ón de la vida laboral y personal a la vez que mantienen el vínculo con los compañeros de manera presencial uno o dos días a la semana.

Para las empresas, es un modelo que impulsa la productivi­dad y hace posible, mediante la transforma­ción del modelo de oficina, rentabiliz­ar al máximo su inversión.

El sentimient­o de equipo y la pertenenci­a se ven resentidos por el teletrabaj­o

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CXO de Samira&Sineb

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