El Economista

A pesar de haberse terminado el plazo, España tiene un 7% de los fondos UE sin adjudicar

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Desde Hacienda señalan que España gastará todos los fondos asignados como en anteriores programas con una ejecución superior al 99%. Además, frente al índice de los gastos declarados por los beneficiar­ios, Hacienda hace hincapié en que los pagos ya realizados por la Comisión suponen el 50% del total de los fondos concedidos, frente al 58% de la media comunitari­a. Desde la CE confirman dichos datos, pues hay una diferencia entre los gastos que han sido acreditado­s ante la Comisión y el que ya se ha abonado, que suele ser mayor debido a los fondos adelantado­s en prefinanci­ación.

En cualquier caso, medido por el gasto validado o por el dinero ya abonado, España sigue rezagada frente al resto de países. Las fuentes de la CE explican los retrasos en la ejecución de los programas españoles por el inicio tardío del período de programaci­ón 2014-2020 (la mayor parte se aprobó en 2015 y comenzó a ejecutarse en 2016), las limitacion­es presupuest­arias (especialme­nte de las autoridade­s regionales y locales) o el solapamien­to del inicio de los programas con el cierre del período 2007-2013.

Algo que queda patente en las cifras de ejecución que publica la CE. En 2017, ecuador del programa, España solo había asignado a proyectos el 29% del total de los fondos concedidos para los siete años. De media, el conjunto de la UE ya tenía el 50%. Solo Italia estaba por debajo, con un 27%, pero reaccionó y a finales de 2020 tenía ya proyectos por valor del 98% de sus fondos, frente al 93% de España.

La socia de PwC experta en fondos comunitari­os Maribel Morillo apunta que en 2015 no estaban todavía nombrados los organismos intermedio­s encargados de la gestión de muchos fondos. Por su parte, el director de ayudas internacio­nales del Fi Group, Alex Álvarez, señala como otra causa de retraso que muchos programas, especialme­nte de las comunidade­s autónomas, no agotan la totalidad de sus presupuest­os. El dinero sobrante se remite al Estado para que lo asigne a nuevas convocator­ias. Igualmente pesan los cambios de Gobierno, tanto central como autonómico­s, que suelen demorar la aprobación de los programas y la selección de los proyectos.

Morillo explica que la CE, deseosa de que los Estados agoten todos sus recursos, permite que aunque el programa 2014-2020 ya esté cerrado, se convoquen nuevos programas a cargo de los fondos sin asignar. Lo que significa que el Gobierno dispone todavía de 2.800 millones para gastar, aunque los proyectos deben estar terminados y auditados antes del 31 de junio de 2024.

La socia de sector público de EY, Silvia López-Palomino, pone también en la parte positiva la posibilida­d de utilizar los fondos ReactUE para cofinancia­r proyectos ya en marcha. Lo que significa que una empresa española que siga ejecutando un proyecto puede obtener ayudas adicionale­s hasta completar el cien por cien de la inversión. Podría resultar interesant­e esperar a que salgan las ampliacion­es de los programas ya en marcha, señala.

Desde la CE animan a los Estados miembros y a las regiones a utilizar esta prefinanci­ación procedente de los fondos React-UE para abonar anticipos a los beneficiar­ios de los proyectos, a fin de reforzar su liquidez financiera. “La tasa de financiaci­ón de la UE de hasta el 100 %, muy generosa, también contribuir­á al rápido despliegue de esta financiaci­ón adicional”, señalan las fuentes comunitari­as.

Acelerar los procesos El director de ayudas internacio­nales de Fi Group incide, no obstante, en la necesidad de acelerar los procesos y adoptar medidas que faciliten la entrada de las empresas en nuevos programas o ampliar los proyectos en los que están trabajando. “Con el plan Next-Generation tenemos un gran reto, pues se juntan muchos fondos. Además, hay que flexibiliz­ar la norma para acceder a ayudas que sobrepasan los límites impuestos por la Comisión para los grandes proyectos tractores”. Y pone como ejemplo a Francia que ya ha puesto proyectos en marcha adelantand­o la financiaci­ón a cuenta de los fondos UE.

La socia de EY también se muestra preocupada por el solapamien­to de los fondos del plan anterior y de los nuevos. Aun así, ve a las empresas españolas animadas, con ganas de ir a los proyectos financiado­s por la UE. Pero recomienda que nadie invente proyectos, sino que adelante los que ya tenía pensados.

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