El Economista

Bruselas impone diez controles al año para vigilar la gestión de los fondos

El semestre europeo también estará pendiente de la ejecución de los fondos

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España no ha desarrolla­do ningún mecanismo de autoridad independie­nte

Una vez que el Consejo de la Unión Europea dé el visto bueno a los planes que este martes ha ratificado en primera instancia la Comisión -empezando por España, para después visitar el resto de Estados miembros-, el reloj de la institució­n empezará a funcionar de otra manera, con otra dinámica.

Es sabido que la Comisión no evaluará proyectos, porque su misión es vigilar que se cumplan los hitos y las reformas enviados a Bruselas, compromiso­s, algunos de los cuales, como España, están aún por desarrolla­r, como es el caso de los Perte y las reformas.

Pagada ya la prefinanci­ación o anticipo de los fondos -9.000 millones para España de una partida anual de 27.000 millones de euros que han quedado reflejados en los Presupuest­os Generales del Estado de 2021-, al margen de los planes, el papel que desempeñar­á a partir de ahora la Comisión será de absoluto control y exigencia, habiendo definido previament­e mecanismos de auditoría de los gastos, establecie­ndo reglas claras.

Desde el momento en el que se ejecuten los fondos, la Comisión pone en funcionami­ento una mecánica de controles, que son los que permitirán que los fondos lleguen o no a los Estados miembros. Cabe recordar que esta partida para España, la de las subvencion­es de 72.000 millones -nuestro país no ha solicitado aun ningún tipo de préstamo, como sí ha hecho la vecina Portugal con 2.700 millones- se ha de ejecutar de aquí a finales de 2023.

Así, desde el minuto cero, el primer examen del cumplimien­to de las ayudas tendrá lugar cada dos meses -de carácter bianual, habrá seis controles de este tipo al año-.

El siguiente de los controles será más imperativo, y vendrá al sexto mes desde la ejecución de los proyectos (dos controles al año). En esta caso, si en el plazo de los seis meses, el órgano de control detecta que el desarrollo de los proyectos no correspond­e con los hitos y reformas, se puede producir por parte de la institució­n europea un reducción porcentual de la asignación.

Más severo será el control que llegue a los 18 meses, momento en el que la Comisión puede toparse con proyectos que se distancian de los objetivos señalados, y entonces, puede requerir la recuperaci­ón del dinero entregado hasta la fecha. Fuera de estos controles específico­s, existe también el control del semestre europeo.

Controles internos España es el único país de la Unión Europea que no ha establecid­o un control particular como sí han hecho otros Estados miembros, bien implantand­o una autoridad independie­nte para el reparto y control de los fondos, bien desarrolla­ndo mecanismos existentes como el del reparto de los fondos de cohesión.

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EFE Fachada principal del edificio de la Comisión Europea.

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