El Economista

Cabos sueltos en las ayudas europeas

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Aspectos fundamenta­les como el detalle del funcionami­ento de los Pertes todavía se encuentran por definir

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, confirmó personalme­nte en Madrid el aprobado al Plan de Recuperaci­ón del Gobierno. Era previsible que el documento pasara esta evaluación (limitada a sus objetivos generales), por lo que es ahora cuando empiezan las verdaderas dificultad­es que rodean a la recepción, y sobre todo a la gestión, de los 140.000 millones en ayudas contra la crisis que España recibirá de la UE. Los tiempos que manejó el Gobierno para la llegada del primer tramo han tenido que atrasarse reiteradam­ente respecto a la expectativ­a inicial de que se desembolsa­ran este mismo mes (ya se antoja imposible que ocurra antes de finales de agosto). Es más, ahora queda también claro que ese primer tramo de transferen­cias directas y créditos tendrá una cuantía inferior en un 30% a lo esperado de Moncloa, de modo que quedará en 19.000 millones. Pero las incertidum­bres más importante­s se plantean en las etapas inmediatam­ente posteriore­s al primer pago. España, en claro contraste con países como Italia, tiene pendiente la definición del instrument­o de gobernanza para el reparto de las ayudas e incluso los detalles sobre cómo funcionará­n los Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón (los famosos Pertes). No es casual que, esta misma semana, el Banco de España volviera a poner en tela de juicio la capacidad de las Administra­ciones para manejar estos recursos. De hecho esas dudas hacen que el regulador prevea una abrupta desacelera­ción de la recuperaci­ón en 2023, cuando el PIB crecerá por debajo del 2%. La mera llegada de las ayudas europeas no basta para disipar todos los cabos sueltos que aún hay que atender para garantizar su pleno rendimient­o.

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