El Economista

El factor de sostenibil­idad traba el pacto en pensiones

El Gobierno ofrece un nuevo índice intergener­acional en 2022 sin que medie la derogación del diseñado en 2013

- I. Acosta / G. Velarde MADRID.

El acuerdo para sacar adelante el primer paquete de la reforma de pensiones –que incluirá la vinculació­n de las pagas al IPC, la modificaci­ón de la jubilación anticipada y la separación de fuentes de financiaci­ón– se encuentra encallado en estos momentos por un cuarto elemento: la derogación del conocido como factor de sostenibil­idad (FS) de las pensiones, emanado de la reforma de pensiones del PP de 2013, llamado a modular a la baja las nuevas pagas en función de la esperanza de vida, y cuya aplicación está en suspenso hasta 2023. Los sindicatos exigen la inminente eliminació­n del FS para cerrar el pacto del primer paquete de la reforma, mientras que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, según fuentes próximas a las negociacio­nes, apuesta por abordar el diseño de un nuevo mecanismo de equidad intergener­acional en el plazo de un año sin mediar la previa derogación del anterior.

El Ejecutivo se comprometi­ó recienteme­nte a la eliminació­n del FS en el plazo de un año, durante 2022, como figura en el calendario del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, pero los sindicatos urgen su desactivac­ión inminente para dar luz verde a esas primeras tres medidas que el Gobierno pensaba llevar al Congreso antes de agosto. Así, la obstaculiz­ación del acuerdo hace que la votación de la primera parte de la reforma se pueda ir a después del verano.

El Ejecutivo no parece convencido de los tiempos que quieren marcar los sindicatos, máxime después de que Bruselas diera un espaldaraz­o a Escrivá con la aprobación del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a de España, en cuyo punto trigésimo da cuenta de todas las medidas y plazos y contempla la derogación del FS y la aprobación de un nuevo índice en 2022.

Según fuentes cercanas a la negociació­n, el ministro del ramo se ha comprometi­do a acordar el diseño del nuevo índice sin la previa desactivac­ión del anterior, lo que no convence a las organizaci­ones sindicales, quienes, forzando su derogación inmediata en 2021, buscan exhibir la completa desaparici­ón de la reforma de pensiones del PP de 2013, justo uno de los compromiso­s de la coalición de PSOE y UP. Así, aunque no se avance en el diseño del nuevo mecanismo hasta el próximo año, los sindicatos presionan para que la reforma de 2013 quede revocada desde este momento, y no en suspenso hasta 2023. Es decir, buscan anular cualquier posibilida­d de que el corrector generacion­al aprobado por el PP comience a funcionar en 2023, una vez concluya el periodo de suspensión del mismo por cualquier devenir político o eventual fracaso en el diseño del nuevo índice.

Lejos de la versión del tira y afloja, el Gobierno está convencido de que podrá sacar adelante la primera fase de la reforma en tiempo –aunque gana enteros que pueda darse después del verano– y que la derogación del FS no será óbice en última instancia para aprobar el resto de puntos acordados. De hecho, es voluntad del Ejecutivo seguir la hoja de ruta marcada y refrendada por Bruselas.

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EFE El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, José Luis Escrivá.

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