El Economista

El Marf acoge 500 millones en bonos verdes desde 2019

Los emisores aprecian el abaratamie­nto del coste financiero al emitir este tipo de deuda frente a la convencion­al

- María Domínguez MADRID.

El Marf (Mercado Alternativ­o de Renta Fija) comenzó su andadura en 2013, con la vocación de democratiz­ar las emisiones en España. Antes de su nacimiento, este mercado estaba restringid­o a emisores de grandísimo tamaño, y el objetivo era precisamen­te hacerlo accesible también a las medianas y pequeñas empresas. El avance desde entonces ha sido notorio: si en 2012 solo 24 compañías emitieron en el mercado de renta fija, en 2020 fueron ya 91.

Si nos ceñimos a las colocacion­es de bonos sostenible­s que se han realizado en el seno del Marf, estas arrancaron más tarde (la primera, de Grenergy, data de noviembre de 2019, ver gráfico), pero han ido cogiendo ritmo: en menos de 2 años, este mercado ha recibido emisiones con etiqueta sostenible o verde por un total de 485 millones de euros.

Hasta la fecha, cinco empresas –Pikolín, Audax Renovables, Greenalia, Grenergy y Valfortec– y un fondo de titulizaci­ón –Elecnor Eficiencia Energética– han emitido deuda responsabl­e en el Marf. Si a esos 485 millones que suman estas operacione­s les sumamos los 10 millones del programa de emisión que acaba de registrar Biodiésel de Aragón, la cifra escala hasta los 495 millones de euros.

Los bonos verdes son aquellos que financian proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente. Por su parte, los sociales (que aún no han llegado al Marf ) se dirigen a proyectos vinculados a la sanidad, servicios sociales, empleo... Y los propiament­e denominado­s sostenible­s, por su parte, combinan caracterís­ticas de los dos anteriores.

Pregunta obligada

Según explica a elEconomis­ta Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija, la emisión de títulos sostenible­s es “una tendencia súper consolidad­a”. “Todas las compañías, emisores públicos... a la hora de plantearse una emisión, se preguntan si tiene sentido que tenga algún tipo de etiqueta de sostenibil­idad”. Esta se ha convertido, explica, en pregunta obligada, al igual que lo son el plazo al que se va a emitir el bono, o el volumen que se pretende captar. “Incluso te diría que es casi la primera pregunta que hacen, la de ¿puede ser esto un bono verde?”, añade.

Que lo sea puede abaratar los costes: “Existe una discusión teóricoprá­ctica sobre si realmente el bono verde mejora el coste de financiaci­ón para la compañía. Algunas compañías nos comentaban, recienteme­nte, que, gracias a que la emisión había sido verde, el coste había sido más bajo que si no hubiese contado con esa etiqueta”. A pesar de que el riesgo de crédito es lo que realmente marca el interés que paga el emisor, al existir tanta demanda “hay una prima positiva hacia el emisor que coloca este tipo de productos”, señala el director general de BME Renta Fija. A ello se suma, esto ya en el lado del inversor, la ventaja de que estos productos son más estables en momentos de gran volatilida­d, como las abruptas caídas de marzo y abril de 2020.

En lo que llevamos de año, el Marf ha visto una nueva emisión de bonos verdes, la de Valfortec, por 25 millones de euros. En estos siete meses, fuera ya de este mercado alternativ­o, las grandes empresas y entidades financiera­s españolas han colocado en el mercado cerca de 11.500 millones de euros en deuda verde, social y sostenible. CaixaBank por sí sola acapara casi 3.600.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain