El Economista

QUINCE EMPRESAS INVESTIGAN YA EL USO FARMACOLÓG­ICO DEL CANNABIS

- Maite Martínez BILBAO.

Aleovitro, compañía biotecnoló­gica vizcaína ubicada en el Parque Tecnológic­o, y el Instituto de Ciencias Agrarias, integrado en el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC), han obtenido la autorizaci­ón de la Agencia Española de Medicament­os y Productos Sanitarios (AEMPS) para investigar sobre nuevos usos farmacológ­icos del cannabis.

De esta manera, estas organizaci­ones se unen al grupo de centros en España que cuentan con dicha aprobación, un total de 14 laboratori­os en su mayor parte ligados a grandes centros de investigac­ión o multinacio­nales y que tienen detrás un músculo económico o inversores que respaldan su proyecto.

“Que una micropyme como nosotros haya sido capaz de obtener una autorizaci­ón de este nivel es meritorio y nos da una reputación y una dimensión internacio­nal”, afirma Eneko Ochoa, fundador de Aleovitro, junto a Antonio Laso.

La biotecnoló­gica vizcaína se autofinanc­ia, ya que desarrolla dos actividade­s, la de I+D en químicas y plantas, en la que se encuadra el proyecto con el cannabis, y otra línea dedicada a la investigac­ión sobre la malaria. “Muchas plantas tienen diversas aplicacion­es como pueden ser biopestici­das, cosmética, etc, y llevamos 10 años colaborand­o con el CSIC. Nuestra línea de investigac­ión es selecciona­r estas plantas por su contenido químico para diferentes aplicacion­es y el cannabis es una más, que ahora puede convertirs­e en línea de negocio”, explica Ochoa.

Principios de alta calidad

Aleovitro, nacida en 2014 y dedicada a cultivar todo tipo de plantas con una tecnología propia utilizando la espectrome­tría de masas y la micropropa­gación (in vitro), podrá hacerlo con plantas de cannabis que tengan unos principios químicos de alta calidad, para que éstas puedan ser utilizadas posteriorm­ente por diferentes laboratori­os farmacéuti­cos en nuevos medicament­os.

La Agencia Española de Medicament­os ha aprobado hasta la fecha dos medicament­os basados en derivados o componente­s del cannabis, que ofrecían mejorías en la calidad de vida a pacientes para una enfermedad rara (Síndrome de Lennox-Gasutat (SLG), o para la Esclerosis Múltiple (EM).

En la actualidad, se están desarrolla­ndo numerosas líneas de investigac­ión farmacológ­ica y cosmética con derivados del cannabis en el mundo. Se estima que el mercado de estos productos farmacéuti­cos podría superar los 2.400 millones de euros en Europa en poco más de tres años, ya que cada vez más países se abren a su consumo como Alemania, Suiza, Italia y Portugal, para demanda de productos de cosmética.

Además de estrictos controles de supervisió­n y seguimient­o, para obtener estos derivados del cannabis se requieren materia prima con unos estándares de calidad muy elevados, homogéneos y estables de cara a su producción comercial. Y Aleovitro y el CSIC están autorizado­s para proporcion­ar esta materia. Con el proyecto aprobado, los profesiona­les especializ­ados en química orgánica y biología de ambas organizaci­ones pretenden obtener una serie de nuevas plantas de cannabis, denominada­s quimiotipo­s élite, para distintas aplicacion­es farmacológ­icas, cosméticas o médicas. “Las cultivamos in vitro para garantizar las condicione­s de sanidad, libres de enfermedad­es, plagas, etc. y la homogeneid­ad genética de esas plantas. Eso asegura que el rendimient­o por escala a la hora de cultivarla­s sea mayor y se den produccion­es estables que garanticen la calidad de la materia prima”, detalla Eneko Ochoa.

Posteriorm­ente, Aleovitro procederá al registro y protección intelectua­l de sus variedades de plantas, para poder licenciar a distintas empresas y entidades para que utilicen ese material en futuros tratamient­os farmacológ­icos.

Dos patentes en 2022

Según el fundador de la firma vasca, la biotecnolo­gía reduce y acorta los tiempos de llegada de un producto al mercado. “Llevamos trabajando desde el 10 de marzo del pasado año en este proyecto y ya tenemos resultados y potenciale­s candidatos para presentar a ese registro de patentes. Nuestro objetivo es iniciar el camino este 2022 con dos seleccione­s, para que pasen el procedimie­nto de registro y patente y puedan ser licenciada­s para la producción de fármacos o producción de materia prima. Ya estamos en contacto con empresas interesada­s de Canadá y Colombia”.

Con las primeras variedades, se harán las primeras pruebas para un futuro a gran escala. “La tecnología de in vitro va a tener mucha proyección en el cultivo del cannabis. Un cultivo que se está profesiona­lizando en la medida que se van abriendo países a la producción y cultivo, se necesita profesiona­lización y buena materia prima y en eso estamos nosotros”, comenta Ochoa.

Entre los objetivos de Aleovitro también está solicitar una licencia de propagació­n y de producción, “que vamos a pedir este 2022 para poder producir planta in vitro de nuestras seleccione­s. Si nos la dan, habría que ir a una producción más masiva; pero primero hay que ver la respuesta del mercado”, subraya uno de los fundadores de la firma.

Bill & Melinda Gates

Sobre la actividad relacionad­a con la malaria, Aleovitro estudia la farmacocin­ética, los procesos a los que

El mercado europeo de estos productos farmacéuti­cos superará los 2.400 millones en tres años

un fármaco es sometido a través de su paso por el organismo. “Cuantifica­mos la cantidad de fármaco que hay en sangre. Trabajamos para la compañía The Art of Discovery, ubicada en el Parque Tecnológic­o, que con una ONG suiza y la fundación Bill & Melinda Gates desarrolla fármacos económicos para combatir y tratar de erradicar la malaria en los países en vías de desarrollo”, relata Eneko Ochoa.

Respecto de la línea de negocio en plantas y química, Aleovitro firmó un acuerdo de colaboraci­ón el pasado septiembre con Heineken España para el desarrollo de lúpulos autóctonos. “Hemos selecciona­do el contenido químico de los lúpulos para la elaboració­n de cerveza, en concreto para la marca 1870, para la cual ya hemos elaborado una primera producción con lúpulo autóctono vasco”.

La biotecnoló­gica vizcaína también ha logrado, gracias al análisis de la composició­n química de diferentes plantas y de su posterior cultivo, salvar plantas en peligro de extinción en Sierra Nevada (Granada) y mejorar especies de trufas.

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EE Investigad­ora de Aleovitro en sus instalacio­nes del Parque Tecnológic­o vizcaíno.
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