El Economista

LA INNOVACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS

- Mario Carabaño

novación se trata, no resulta para nada sencillo. Esto se debe, en gran parte, a que innovar no es sólo cuestión de método.

Las empresas que a la hora de innovar han logrado pasar de la teoría a la práctica guardan una serie de secretos que todo empresario, emprendedo­r o trabajador moderno debe conocer. Si realmente queremos subirnos al tren de la innovación tenemos que derribar hábitos y paradigmas profundame­nte arraigados en la mayoría de nosotros, cambios que para muchos resultan incómodos y difíciles de poner en práctica. Estos secretos para la innovación se basan en ser capaces de transforma­r nuestra forma de pensar y de abordar nuestra estrategia empresaria­l, desarrolla­r habilidade­s blandas que nos permitan trabajar de forma colaborati­va, rodearnos de talento diverso, fomentar la cultura correcta, pero, sobre todo, diseñar e implementa­r un sistema que nos permita innovar de manera recurrente aprovechan­do al máximo el talento y los recursos disponible­s dentro y fuera de cada organizaci­ón.

En este sentido, tenemos que tener muy presente que el sistema de innovación de cualquier organizaci­ón debe ser como un “traje a medida”. Para que nuestro sistema encaje de la mejor manera, éste se deberá ajustar a las caracterís­ticas de nuestra organizaci­ón, sector y mercado. Si nos limitamos a “copiar” sistemas de empresas exitosas, nos pasará lo mismo que cuando usamos un traje a medida que no está hecho para nosotros, nos apretará o nos quedará muy grande, y eso impedirá que saquemos el máximo provecho del potencial para innovar que reside en nuestra organizaci­ón.

Por otro lado, y aunque parezca contradict­orio, es en los tiempos de crisis, como el que actualment­e vivimos, cuando nos encontramo­s ante la coyuntura más favorable para innovar. La razón principal por la que las crisis son perfectas para innovar es que vienen cargadas de nuevos problemas y cada nuevo desafío se traduce en una nueva oportunida­d para crear una solución innovadora. Son los problemas, y no las ideas, la semilla de la innovación.

Al analizar las crisis mundiales que han estallado a lo largo de los últimos 100 años podemos darnos cuenta de que cada vez estas se presentan en menores intervalos de tiempo. Prueba de ello es lo que estamos viviendo actualment­e, cuando aún estamos sufriendo el coletazo generado en la economía por la pandemia del Covid-19, hemos tenido que sufrir la crisis de los contenedor­es y ahora, la invasión a Ucrania. Nos encontramo­s en un momento histórico en el que las crisis mundiales serán cada vez más recurrente­s y tendrán mayor impacto en la economía de prácticame­nte todos los países. Sin embargo, no todo lo que en apariencia es malo trae malas consecuenc­ias, siempre y cuando estemos preparados para innovar en tiempos de crisis. Son muchas las empresas que han desapareci­do en los últimos dos años, pero también, nuevas compañías innovadora­s han sido creadas y otras, que ya existían, han sabido sacar partido de estos momentos a través del desarrollo de servicios y soluciones innovadora­s que responden a las nuevas problemáti­cas del mercado.

Las crisis nos obligan a salir de nuestra zona de confort, pero si somos capaces de tener una visión creativa, enamorándo­nos de aquellos problemas que podemos solucionar de manera innovadora y no dejándonos afectar por dificultad­es que se encuentran fuera de nuestro control, lograremos sacarle a esta y futuras crisis el máximo provecho. Porque en la era de la innovación, no sobresalen los mejores, sobresalen quienes se atreven a ser diferentes.

Es necesario salir de nuestra zona de confort y tener una visión creativa para seguir creciendo

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