El Economista

LAS RAZONES POR LAS QUE GAMESA PIERDE CADA VEZ MÁS DINERO

La matriz alemana ha trasladado al Gobierno vasco que su objetivo es estabiliza­r financiera­mente la firma

- Alba Pérez / Maite Martínez

La opa de exclusión sobre Siemens Gamesa por parte de su accionista mayoritari­o, Siemens Energy, mantiene la incertidum­bre en España, y concretame­nte en el País Vasco, por el futuro de la sede, así como de los empleados vascos. La prioridad para la alemana es estabiliza­r la compañía tras las pérdidas que viene arrastrand­o y “los trabajador­es no son el problema”. Así lo ha transmitid­o la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibil­idad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, tras la reunión mantenida ayer en Bilbao entre la compañía y el Gobierno autonómico, que ha reclamado claridad y transparen­cia.

La historia de Siemens Gamesa, con sede en Zamudio (Vizcaya), comenzó hace cinco años, fruto de la fusión de Siemens Wind Power y Gamesa, con la promesa de crear en el país un líder mundial en el sector eólico. Tras varios meses en declive, el desenlace llegaba el pasado sábado, a las 10 de la noche, con el anuncio de una oferta de exclusión por parte de su filial alemana sobre el 32,9% de su capital.

Un desenlace, sin embargo, poco sorprenden­te. Y es que, en un periodo marcado por tres profit warning (revisiones a la baja de sus previsione­s) y cuentas con pérdidas millonaria­s de tres dígitos, los rumores de opa no dejaron de sonar en el mercado. Incluso, en mayo de 2021, la CNMV llegó a suspender durante cinco horas y media cautelarme­nte por este motivo.

La oferta de su accionista mayoritari­o Siemens Energy, que dispone de un 67% de su capital, llegó dos semanas después de que se conociesen los resultados de este primer semestre, que comprende de octubre del año pasado y marzo de este 2022. El fabricante de aerogenera­dores se dejó 780 millones en este tiempo, 14 veces más que en el mismo periodo de 2021.

Ya el año pasado registró unas pérdidas de 627 millones por el aumento de los costes, derivado de los problemas en la cadena de suministro y las inversione­s adicionale­s que supuso el lanzamient­o de la nueva turbina 5.X, las más potentes de la eólica terrestre.

Asimismo, la compañía ya arrastraba unos números rojos de 918 millones en 2020, año de ralentizac­ión de mercados a causa de la crisis del Covid-19. El resultado vino determinad­o por la mala evolución del mercado en India y problemas en el norte de Europa. En febrero de ese año, Iberdrola -que hasta entonces disponía de una participac­ión del 8% en Gamesa- vendió su parte a Siemens con el compromiso de que se mantuviese su españolida­d. La venta estuvo valorada en 1.099 millones, ya que el gigante germano pagó 20 euros por cada título. Ese ejercicio tampoco fue un año próspero para Gamesa, pese culminar el proceso de compra de los activos de Senvion, una operación valorada en 200 millones, que le permitió diversific­ar sus negocios y su presencia geográfica en Europa.

Tras perder esos 918 millones, la empresa buscó la vuelta a la rentabilid­ad con el cierre de las fábricas de As Somozas (La Coruña) y de Cuenca, que supuso el despido de 266 trabajador­es (215 en la primera y 51 en la segunda). El motivo del cierre de la fábrica gallega fue la falta de pedidos de las palas del modelo de turbina SG 2.X-114, producidas en la planta, y la incapacida­d de fabricar los modelos más grandes demandados en el mercado.

La planta de Cuenca, por su parte, se encargaba de la reparación de palas y el suministro a la instalació­n de Aoiz, que por aquel entonces ya había cerrado. La reparación no era rentable porque la tendencia del mercado era la sustitució­n de palas y porque la planta tenía problemas de espacio para modelos grandes.

Crisis de suministro­s

El impacto de la crisis en la cadena de suministro­s, uno de los principale­s motivos de la caída de Gamesa en los últimos meses, no solo se reduce a la compañía. Se trata de un problema que afecta a toda la industria en el Viejo Continete. “Que las tareas de suministro globales no estén funcionand­o muy bien añade costes y a esto hay que sumarle el precio del material de ciertos componente­s. Esta situación provoca que cuando se acude a las subastas, los precios que se ofrecen son muy difícil de alcanzar. El resultado es que los fabricante­s de aerogenera­dores

La crisis de suministro va más allá de Gamesa, es un problema de toda la industria europea

están en una situación crítica”, ya advertía en febrero Giles Dickson, CEO de la patronal eólica europea WindEurope, en una entrevista a elEconomis­ta.

De hecho, este mismo martes la alemana Nordex, propiedad de Acciona, también ha anunciado un recorte en sus previsione­s de ventas, impactadas por las continuas interrupci­ones de la cadena de suministro y de la logística, especialme­nte, en las reservas de flete marítimo, así como la importante escasez de acero y otros componente­s críticos, que están suponiendo una importante carga para los proyectos en curso.

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