El Economista

La rentabilid­ad media prevista para la deuda pública europea es del 3%, máximos de 2012

- Cristina García

La inflación es, quizás, la mayor enemiga de una renta fija que vive su peor año en décadas. La razón es que los bonos pagan, en su mayoría, un cupón fijo que impide que los flujos que generan a lo largo de su vida puedan seguir el ritmo al que sube el coste de la vida. La perspectiv­a de perder dinero con ellos a medida que los bancos centrales suben los tipos de interés es lo que provoca la retirada histórica que se está produciend­o en este mercado. El ajuste se produce vía precio, lo que eleva, a su vez, sus rentabilid­ades, que ya empiezan a descontar un futuro de tipos más altos. Fruto de este escenario, la expectativ­a de rentabilid­ad para una cartera de bonos global, que elEconomis­ta audita cada semana con el Barómetro de Expectativ­as de Rentabilid­ad (BER), ha crecido más de un punto en lo que va de año, al pasar del 1,3% de enero al 2,5% actual. Un nivel no visto desde 2011.

A principios de mayo llegó a escalar, incluso, hasta el 2,7% (ver gráfico). Lo que ocurre con este índice, el Bloomberg Barclays Global Aggregate, aplica a otros que concentran otros tipos de deuda. En todos han mejorado las expectativ­as de rentabilid­ad. En palabras de Ariel Bezalel, responsabl­e de estrategia de renta fija de la gestora británica Jupiter AM, el inversor se encuentra ante el periodo más difícil en renta fija desde la década de los 80. “La cuestión ahora”, dice, “es cuándo será el momento de asegurar estos rendimient­os más elevados. Creemos que pronto (...). Estamos ilusionado­s con la oportunida­d que se avecina para asegurar rendimient­os en toda la renta fija a niveles que solo hemos visto de vez en cuando en los últimos 15 años”.

Los bonos descuentan ya en sus precios un futuro de tipos más altos, ahora que los bancos centrales empiezan a endurecer sus políticas monetarias. La rentabilid­ad del americano a 10 años ha pasado del 1,51% de principios de año al entorno del 2,7% en la actualidad. Y lo mismo sucede en la deuda pública en Europa, cuyas rentabilid­ades también han escalado ante la caída del 9,6% que arrastra su precio este año. Para este activo, por ejemplo, la expectativ­a de rentabilid­ad roza ya el 3%, máximos de 2012.

Aun así, los mayores rendimient­os que ofrecen hoy los bonos en general son insuficien­tes para batir a una inflación desbocada, que ha llegado al 8,4% en España o al 7,4% en la eurozona en abril –la tasa más alta para la región de toda la serie histórica–. Sin embargo, si se mira a más largo plazo, el escenario más plausible, a medida que desaparezc­a el efecto base de 2022, es que se modere. Por lo pronto, “los mensajes agresivos de los bancos centrales esno difiere mucho del que logran las carteras moderadas, que invierten hasta un 35% en bolsa, que se dejan un 7% en lo que va de año. En cambio, la diferencia con las carteras puras de renta variable se eleva hasta los 4 puntos.

Supervivie­ntes en un mal año

Pese a la corrección de la renta fija existen fondos que logran rentabilid­ades positivas. Entre los disponible­s a la venta en España, en euros, destacan tres productos con retornos de más del 5% en 2022. Se trata de Caixabank Renta Fija Dólar Estánder, que invierte sobre todo en deuda americana y gana casi un 6%, y de CPR FCPR Focus Inflation P y Mutuafondo Dólar D.

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