MBAPPÉ Y LOS SUEÑOS EN LA BURBUJA FUTBOLÍSTICA
Europa, y estamos hablando de una actividad económica que mueve miles de millones de euros. Quizás, esta cuestión probablemente no se está enfocando adecuadamente. Hace algunos meses comentaba en elEconomista que el Barcelona había perdido una sentencia en el Tribunal de Justicia de la UE, en la que se le condenaba junto al Real Madrid, el Athletic de Bilbao y el Osasuna por ser beneficiarios de ayudas de Estado indebidas, lo que podía alterar la competencia.
Las ayudas de Estado españolas consistían en una menor tributación de los beneficios de los clubes. El tema era poco claro que la cuantificación no se sabe a cuánto ascendía y hay que determinarlo en ejecución de sentencia. Por otra parte, el Tribunal de Justicia enmendó la plana al Tribunal de Primera instancia que no veía ayudas de Estado. Pues bien, es bastante frecuente que los clubes de fútbol no tengan beneficios porque los ingresos se gasten en pagar a la mano de obra mejor pagada del mundo: los futbolistas de élite.
Cuando hablo de la burbuja futbolística, que ahora tenemos ya en toda Europa, en mi libro ¿Hacienda somos todos? (Debate 2022) sostengo que, en el fútbol, el impuesto que juega en primera división es el IRPF, no el impuesto de Sociedades. Los clubes podrán ser más competitivos si fichan a los mejores jugadores. Estos jugadores, como Mbappé, irán, entre otras razones, a los clubes donde más cobren, después de impuestos. En este sentido, hay clubes de fútbol, que participan en las competiciones europeas, que están en paraísos fiscales, ahora denominados “jurisdicciones no cooperativas”. Aquí el problema no es que los clubes paguen menos impuestos como sociedades deportivas por sus beneficios, sino que sus jugadores, al menos algunos, no pagan impuestos por una parte o todas sus ganancias.
No solo es una cuestión de clubes en paraísos fiscales. Aquí hay también regímenes especiales, como el Non-dom (residentes no domiciliados) británico, antecedente de los demás regímenes de impatriados, en el que solo se tributan por la renta obtenida o que se utilice en el Reino Unido. Esto quiere decir que, si la renta se obtiene fuera, como dividendos o derechos de imagen, a menudo no tributa en el Reino Unido, sino en el país de nunca jamás. Precisamente, en relación con ese régimen hay un gran escándalo porque una de sus beneficiarias sea la mujer del ministro de Hacienda, Rishi Sunak. Sorprendentemente, o no, en el Reino Unido hay mucha menos crítica cuando los que se acogen al régimen son financieros de la City o cracks futbolísticos.
Pero los problemas de competencia no
El impuesto que juega en primera división es el IRPF, no el impuesto de Sociedades
siempre son cuestión ni de beneficios, ni de impuestos. Por ejemplo, el Paris Sant Germain no solo ha renovado al futbolista de moda, Mbappé, sino que ha fichado, a golpe de talonario, a Messi, Sergio Ramos o Neymar entre otros. Esto ha coincidido con perder 125 millones de euros en 2020, y alcanzar pérdidas récord de 225 millones en 2021. El Paris Sant Germain es propiedad del Emirato de Catar, que en última instancia soporta las pérdidas. No es el único caso en Europa de equipos propiedad de Estados o de otros propietarios con una elevadísima capacidad para absorber pérdidas, como los oligarcas rusos.
Esto parece cualquier cosa menos un campo de juego equilibrado, y lleva a una inflación salarial desmesurada. Sobre todo, porque lo habitual es que los otros clubes no se resignen e intenten pagar a los jugadores por encima de sus posibilidades financieras. Como decía Shakespeare, “estamos hechos del mismo material del que se tejen nuestros sueños”. Pero, no solo por los sueños de algunos futbolistas y aficionados, sino por mejorar la competición, probablemente habría que replantearse el control de las ayudas de Estado en el fútbol europeo. Y eso, aunque hoy disputen la final de la Champions dos equipos ajenos a todo esto, Liverpool y Real Madrid. Mbappé ha dicho que, en la final, va con el Madrid, yo también.