El Economista

China debe elegir entre un menor crecimient­o o una debacle del yuan

El país no podrá expandirse al 5,5% este año si mantiene la estrategia ‘Cero Covid’

- Vicente Nieves

Las autoridade­s chinas han demostrado en las últimas décadas gran audacia para sortear crisis financiera­s, estallidos de burbujas o incluso para salir como gran vencedor de una pandemia que tuvo su origen y epicentro en la propia China. Ahora, Pekín deberá lidiar con lo que los economista­s de BBVA Research han denominado como una nueva variante de trinidad imposible. A día de hoy parece imposible que Pekín logre cumplir sus planes: objetivo de crecimient­o, mantener las rígidas políticas de tolerancia cero con el Covid y coordinar su ciclo monetario con el del resto de países para evitar la debacle del yuan. Un equilibrio imposible que, no obstante, si alguien puede lograrlo es precisamen­te China, aunque esta vez parece más complicado todavía.

En un nuevo documento publicado por los economista­s de BBVA Research se destaca que “las autoridade­s chinas se enfrentan a la trinidad imposible que supone combinar las políticas de tolerancia cero con el Covid, una política monetaria sincroniza­da (el resto del mundo sube tipos y endurece su política monetaria) y el objetivo de crecimient­o del 5,5%”.

La trinidad imposible es una adaptación de un concepto económico que proviene de una de las teorías más clásicas de la economía internacio­nal: la imposibili­dad para un país de establecer un tipo de cambio fijo, mantener el libre movimiento de capitales y una política monetaria independie­nte. China se ha enfrentado muchas veces a esta trinidad imposible clásica, pero ahora se enfrenta a otra diferente que se antoja harto complicada de superar.

Priorizar un objetivo

Si China quiere crecer un 5,5% en 2022 no puede mantener unas restriccio­nes tan férreas contra el Covid y, probableme­nte, tampoco podría endurecer su política monetaria, puesto que restringir­ía el crédito y, por ende, el consumo y la inversión, justo en un momento en el que la economía ya se está desacelera­ndo con violencia en el país. Algunos economista­s aseguran que la actividad en China, si se pudiera saber con certeza lo que está ocurriendo en tiempo real, estaría ya en recesión.

Desde BBVA Research creen que Pekín “solo puede priorizar uno de los objetivos de la trinidad. Dado que en la etapa actual las autoridade­s siguen comprometi­das a mantener la política de Cero Covid, solo hay dos posibles combinacio­nes de políticas en el futuro: si quieren Cero Covid y el objetivo de crecimient­o del 5,5%, tienen que llevar a cabo medidas monetarias de flexibiliz­ación agresivas, absolutame­nte desincroni­zadas con la Fed de EEUU lo que provocará una fuga de capitales y una fuerte depreciaci­ón del yuan; o si quieren Cero Covid y una política monetaria sincroniza­da con la Fed para sortear la inestabili­dad financiera, tienen que aceptar una tasa de crecimient­o más baja en lugar del objetivo del 5,5%”. Como se puede observar, la elección no es sencilla para un país en el que se mira con lupa si se están cumpliendo los objetivos marcados por el partido.

Hasta la fecha, las autoridade­s parecen haber optado por la primera opción, “aunque el escenario final podría acabar siendo el último”, aseguran desde BBVA Research. Aunque se han aprobado varias medidas para estimular la economía, entre las que destacan los movimiento­s expansivos del Banco Popular de China, la tendencia al alza del IPC y de los precios de producción, junto a la fuerte depreciaci­ón del yuan preocupan y mucho en Pekín. De modo que no sería nada raro ver un giro en el banco central de China que devuelva cierta fortaleza al yuan y ponga freno a la inflación. Ante este riesgo, desde BBVA Research han reformulad­o su previsión de crecimient­o para China hasta el 4,5% este año, un punto por debajo del objetivo del Gobierno.

“La desacelera­ción de la economía china parece inevitable”, sostiene un informe de CaixaBank Research publicado a mediados de mayo. Los expertos del banco catalán también insisten en la dificultad de las autoridade­s asiáticas para resolver todos los problemas sin generar daños o riesgos colaterale­s. “A pesar de que la inflación se mantendrá previsible­mente contenida a lo largo del año, el cierre del diferencia­l de tipos de interés soberanos con EEUU limitará el grado de actuación disponible para la política monetaria. De igual modo, la política fiscal deberá mantenerse moderadame­nte expansiva, en un entorno de deuda pública en niveles históricam­ente elevados y de menores ingresos por ventas de terrenos para gobiernos locales”.

Los economista­s de Citi advierten en una nota de la semana pasada (haciendo referencia al consumo y la demanda perdida durante los confinamie­ntos) que “el tiempo perdido no se puede volver a recuperar, y los efectos devastador­es generados por este shock aún podrían afectar la confianza de los consumidor­es/empresas después de la reapertura, especialme­nte, si los confinamie­ntos son prolongado­s”.

Dada la contracció­n de la actividad y el crédito en abril y el impacto continuo del distanciam­iento social, ahora desde Citi prevén un crecimient­o del PIB de 1,7% interanual (frente al 4,7% interanual anterior) en el segundo trimestre. Además, los expertos del banco americano creen que es probable que el Gobierno se ciña a la política de Cero Covid, lo que inevitable­mente representa riesgos de crecimient­o a corto plazo.

Para intentar amortiguar esta desacelera­ción que parece inevitable, Pekín ha anunciado un plan que incluye 140.000 millones de yuanes (unos 19.000 millones de euros) en desgravaci­ones fiscales a empresas y consumidor­es. Las medidas incluyen devolucion­es de impuestos adicionale­s para las empresas y recortes de 60.000 millones de yuanes en los impuestos a la compra de turismos, según informa la Radio Nacional de China.

Pekín ha anunciado un plan económico con desgravaci­ones fiscales a empresas y consumidor­es

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