El triple músculo de la vivienda de obra nueva
Tras el impacto de la pandemia, que reforzó tendencias que ya habíamos identificado en los meses previos a su inesperada llegada, la vivienda de obra nueva se ha afianzado como la parte más atractiva del mercado inmobiliario. Los clientes han expresado de manera rotunda sus preferencias, que cada vez son más exigentes, en términos de espacios y prestaciones.
La actual demanda de vivienda quiere calidad, superficies más amplias, espacios al aire libre (terraza o jardín), luz natural, estancia para teletrabajar, zonas comunes, medidas de sostenibilidad, ubicación en las afueras de las ciudades... Requisitos a los que responde la vivienda de obra nueva, ligada a la innovación y a la tecnología, mucho mejor que la obsoleta segunda mano -una de cada dos casas en España tiene más de 40 años-.
Esta fortaleza de la vivienda de obra nueva se constata en las estadísticas: alcanza ya el 20% del total de las compraventas residenciales, un porcentaje considerado como óptimo en un mercado equilibrado. Y ha llegado a este nivel exhibiendo un triple músculo en favor del bienestar y el confort: sostenibilidad, espacios al aire libre y su atractivo como inversión refugio.
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los aspectos más valorados por la demanda de vivienda. Primero, por su compromiso por con el medio ambiente; y segundo, porque busca un ahorro energético (y económico) a través de la eficiencia. Y no hay vivienda más sostenible que la de obra nueva, que incorpora medidas y equipamientos desde su concepción con el objetivo de obtener la más alta calificación energética.
El segundo de los fuertes de la vivienda de obra nueva pasa por sus espacios al aire libre (comunes y privados). La inmensa mayoría de las promociones cuenta con completas zonas comunes que permiten hacer vida social y deporte sin salir de casa. Además, se trata de un producto abierto al exterior a través de terrazas en el caso de los plurifamiliares o de jardines en los unifamiliares. Tras el confinamiento estricto, muy pocos contemplan adquirir un piso sin una generosa terraza, como mínimo.
El tercer atractivo de la obra nueva residencial va ligado a su capacidad de revalorización frente a otros activos. La vivienda vuelve a alzarse como el mejor valor refugio o valor de inversión en tiempos de crisis e incertidumbre, como es el actual momento por el conflicto en el este de Europa, que ha traído una desorbitada inflación.
Basta con ver la evolución del mercado en las últimas décadas para constatar que la vivienda de obra nueva es una de las inversiones más seguras y rentables de España. Desde 1995, las viviendas nuevas se han revalorizado un 158%, según ST Sociedad de Tasación. Y todo ello pese al largo periodo de ajuste que sufrió el sector inmobiliario tras la crisis financiera de 2008.
Este triple músculo de la vivienda de obra nueva la ha situado como un producto más que deseado por una demanda sólida que choca,
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los aspectos más valorados por la demanda
sin embargo, con un déficit de oferta. En 2021 se concedieron poco más de 100.000 visados para hacer nuevas casas y en 2020, apenas 85.000. Una baja producción desacompasada con la necesidad de un país como España, que necesita entre 120.000-140.000 unidades, lo que está generando una tensión en los precios no deseable.
Buen ejemplo del dulce momento que vive la vivienda de obra nueva es Aedas Homes. La compañía vendió más de 3.000 casas en su último ejercicio fiscal -cifra récord-. Y mirando al futuro todo indica que este ritmo de ventas se mantendrá a la vista de los 10.000 leads (interesados) mensuales que registra, y que valoran el bienestar y confort que ofrece la obra nueva a través su triple músculo.