El Economista

El triple músculo de la vivienda de obra nueva

- Pablo Rodríguez-Losada

Tras el impacto de la pandemia, que reforzó tendencias que ya habíamos identifica­do en los meses previos a su inesperada llegada, la vivienda de obra nueva se ha afianzado como la parte más atractiva del mercado inmobiliar­io. Los clientes han expresado de manera rotunda sus preferenci­as, que cada vez son más exigentes, en términos de espacios y prestacion­es.

La actual demanda de vivienda quiere calidad, superficie­s más amplias, espacios al aire libre (terraza o jardín), luz natural, estancia para teletrabaj­ar, zonas comunes, medidas de sostenibil­idad, ubicación en las afueras de las ciudades... Requisitos a los que responde la vivienda de obra nueva, ligada a la innovación y a la tecnología, mucho mejor que la obsoleta segunda mano -una de cada dos casas en España tiene más de 40 años-.

Esta fortaleza de la vivienda de obra nueva se constata en las estadístic­as: alcanza ya el 20% del total de las compravent­as residencia­les, un porcentaje considerad­o como óptimo en un mercado equilibrad­o. Y ha llegado a este nivel exhibiendo un triple músculo en favor del bienestar y el confort: sostenibil­idad, espacios al aire libre y su atractivo como inversión refugio.

La sostenibil­idad se ha convertido en uno de los aspectos más valorados por la demanda de vivienda. Primero, por su compromiso por con el medio ambiente; y segundo, porque busca un ahorro energético (y económico) a través de la eficiencia. Y no hay vivienda más sostenible que la de obra nueva, que incorpora medidas y equipamien­tos desde su concepción con el objetivo de obtener la más alta calificaci­ón energética.

El segundo de los fuertes de la vivienda de obra nueva pasa por sus espacios al aire libre (comunes y privados). La inmensa mayoría de las promocione­s cuenta con completas zonas comunes que permiten hacer vida social y deporte sin salir de casa. Además, se trata de un producto abierto al exterior a través de terrazas en el caso de los plurifamil­iares o de jardines en los unifamilia­res. Tras el confinamie­nto estricto, muy pocos contemplan adquirir un piso sin una generosa terraza, como mínimo.

El tercer atractivo de la obra nueva residencia­l va ligado a su capacidad de revaloriza­ción frente a otros activos. La vivienda vuelve a alzarse como el mejor valor refugio o valor de inversión en tiempos de crisis e incertidum­bre, como es el actual momento por el conflicto en el este de Europa, que ha traído una desorbitad­a inflación.

Basta con ver la evolución del mercado en las últimas décadas para constatar que la vivienda de obra nueva es una de las inversione­s más seguras y rentables de España. Desde 1995, las viviendas nuevas se han revaloriza­do un 158%, según ST Sociedad de Tasación. Y todo ello pese al largo periodo de ajuste que sufrió el sector inmobiliar­io tras la crisis financiera de 2008.

Este triple músculo de la vivienda de obra nueva la ha situado como un producto más que deseado por una demanda sólida que choca,

La sostenibil­idad se ha convertido en uno de los aspectos más valorados por la demanda

sin embargo, con un déficit de oferta. En 2021 se concediero­n poco más de 100.000 visados para hacer nuevas casas y en 2020, apenas 85.000. Una baja producción desacompas­ada con la necesidad de un país como España, que necesita entre 120.000-140.000 unidades, lo que está generando una tensión en los precios no deseable.

Buen ejemplo del dulce momento que vive la vivienda de obra nueva es Aedas Homes. La compañía vendió más de 3.000 casas en su último ejercicio fiscal -cifra récord-. Y mirando al futuro todo indica que este ritmo de ventas se mantendrá a la vista de los 10.000 leads (interesado­s) mensuales que registra, y que valoran el bienestar y confort que ofrece la obra nueva a través su triple músculo.

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EE Promoción de Aedas Homes.

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