Bruselas retirará este mes la vigilancia reforzada a la economía de Grecia
Atenas ha cumplido “gran parte” de los compromisos adquiridos con el Eurogrupo
La Comisión Europea anunció este miércoles que no extenderá la vigilancia reforzada de la implementación de las reformas tras el rescate en Grecia una vez su programa de supervisión expire el próximo 20 de agosto.
El motivo es que Atenas ha cumplido “la mayor parte” de los compromisos que adquirió con el Eurogrupo en 2018 y logrado una “aplicación efectiva” de las reformas. Y es que, Atenas estaba sujeta a un sistema de supervisión especial desde que salió de su tercer rescate en agosto de 2018, que conllevaba evaluaciones trimestrales por parte de la Comisión Europea.
Con todo, y “como resultado de los esfuerzos de Grecia, la resistencia de la economía griega ha mejorado sustancialmente y los riesgos de efectos indirectos sobre la economía de la zona del euro han disminuido significativamente. Por lo tanto, ya no está justificado mantener a Grecia bajo vigilancia reforzada”, dijo la Comisión en un comunicado.
Bruselas ya había avanzado su decisión por carta el pasado 2 de agosto al Gobierno heleno, que respondió destacando el progreso que Grecia ha logrado en los últimos años pese a retos como la pandemia o la guerra en Ucrania, “pasando una página de su historia moderna”.
“Grecia ha hecho avances significativos y como resultado ha vuelto a una situación financiera normal. Estamos preparados para seguir en este camino para el beneficio de todos nuestros ciudadanos y generaciones futuras, así como la estabilidad y prosperidad de nuestra Unión”, compartió en esta carta el ministro de Finanzas griego, Christos Staikouras.
Bruselas continuará el seguimiento de la situación económica griega en el marco de la vigilancia posterior al programa de ajuste y del Semestre Europeo por el que se monitorizan los hitos económicos en todos los Estados miembros. Asi, a partir de septiembre, Grecia pasará a estar sometido a la supervisión estándar que también tienen España, Irlanda, Portugal y Chipre hasta que devuelvan el 75% de sus respectivos rescates.
“La Comisión acoge con satisfacción los logros de Grecia y su compromiso de seguir llevando a cabo las reformas más allá del final de la supervisión reforzada”, apuntó Bruselas en su comunicado.
Profundas reformas
En mayo de 2010, Grecia firmó el primer programa de asistencia financiera con el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI, la denominada troika, a la que luego se sumaría el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en los siguientes dos rescates, el último en 2015 bajo el gobierno del izquierdista Alexis Tsipras.
Asimismo, el Eurogrupo cerró en junio de 2018 el tercer rescate griego para poner fin a ocho años de ayudas y reformas sin precedentes para Atenas, la cara más visible de la crisis financiera en Europa.
Durante los ocho años precedentes, Grecia acometió profundas reformas en su sistema laboral, tributario, de seguridad social, pensiones o Administración Pública, llevando a cabo privatizaciones, profundos ajustes fiscales y un saneamiento de su sector bancario, con grandes sacrificios de su población hoy reconocidos por Europa.
Esto le permitió pasar de la recesión (en 2010 su PIB cayó un 5,5%) a crecer un 1,4% en 2017 y del déficit (11,2%) al superávit (0,8%).
Sin embargo, su PIB se ha reducido un 25% y persisten el reto del paro, que sigue siendo el más alto de la UE (20,1%), y la reducción de los préstamos fallidos. la población ucraniana, sino también a la de los países vecinos e incluso al conjunto de la comunidad internacional.
Los ministros han aprovechado también para expresar su apoyo al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), preocupado igualmente por la situación de las centrales ucranianas. En este sentido, han pedido el envío de una misión de expertos que permita descartar cualquier riesgo derivado de la reciente escalada de tensiones.
“El personal del OIEA debe poder acceder a todas las instalaciones nucleares de Ucrania de forma segura y sin impedimentos y contactar directamente y sin interferencias con el personal ucraniano responsable de operar estas instalaciones”, han reclamado los países firmantes.
Tras varios ataques contra la central de Zaporiyia a finales de la semana pasada, Kiev y Moscú –que controla la central prácticamente desde el inicio de la invasión de Ucrania– se acusaron mutuamente de poner en riesgo la seguridad de la instalación.