El Economista

Revés a los presupuest­os familiares

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Los incremento­s de la inflación suponen un coste extra de hasta 3.500 anuales para los hogares españoles

Los continuos máximos que los precios están alcanzando en España (10,4% en agosto) siguen pasando factura a las familias. Así lo indica el avance imparable de la inflación subyacente, que excluye la volatilida­d implícita de la energía y los alimentos frescos, y que el mes pasado sumó tres décimas más que en julio, hasta el 6,4%, un nivel inédito en 30 años. Este indicador confirma que el impacto del alto IPC alcanza a cada vez más productos de la cesta de la compra. En concreto, el encarecimi­ento de bienes básicos para los hogares, es decir, aquellos que son necesarios para su subsistenc­ia y para los que no existen sustitutos posibles, ya genera un incremento de 3.500 euros anuales para las familias respecto a 2021. Una cifra importante pero que no refleja en toda su magnitud el golpe que la inflación está propinando en los consumidor­es. Para ello es necesario añadir los gastos de la hipoteca, que es otra variable clave del presupuest­o familiar. En este caso, el euríbor, el indicador al que están referencia­dos tres de cada cuatro créditos inmobiliar­ios en España, ya escala hasta el 1,89%. Una tendencia que mantendrá tras las próximas subidas de tipos del BCE y que seguirá encarecien­do las hipotecas. Resulta evidente que el histórico IPC actual impacta en el flanco más débil de las familias. Además, no hay visos de que ese golpe vaya a remitir a corto plazo. En este contexto, y ante la más que cuestionad­a efectivida­d de las medidas del Gobierno, el deterioro que el consumo ya muestra desde el pasado año en el país aumentará. Esta menor demanda afectará a la actividad de las empresa y, por extensión, a nuestra renqueante economía, que no podrá contar con su motor más importante.

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