El Economista

Riesgo bajista del 6,50% en Repsol

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El discurso que pronunció Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EEUU, durante el simposio de Jackson Hole fue intenciona­damente breve. Fue claramente diseñado por Powell para transmitir un mensaje directo e inequívoco a los mercados. A pesar de que el índice de precios al consumo (IPC) del mes de julio fue inferior a lo previsto, la Fed, lejos de cantar victoria, muestra una férrea determinac­ión de situar la inflación por debajo del 2%.

El hecho de que Powell omitiera los riesgos para las perspectiv­as de crecimient­o económico acentuó su énfasis en la lucha contra la inflación. El contraste con su prolijo discurso en Jackson Hole el año pasado no pudo ser mayor. En 2021, aprovechó su intervenci­ón anual para exponer todas las razones por las que se preveía que la inflación fuera transitori­a y por qué la Reserva Federal podía permitirse el lujo de sostener el crecimient­o económico. Esta vez, su tono sorprendió a un mercado en el que estaba cundiendo la idea de que la Fed podía variar el rumbo y recortar los tipos de interés ya el próximo año.

La euforia alimentada por la caída de la inflación general, debido al descenso de los precios de las materias primas y la mejora de las cadenas de suministro, había contribuid­o a que el mercado se inclinara por un sesgo expansivo antes del discurso. Sin embargo, estos factores no bastarán por sí solos para que la inflación descienda hasta el objetivo de la Fed. La inflación interna espoleada por los servicios y el aumento de los alquileres a consecuenc­ia de las tensiones en el mercado laboral siguen siendo problemas de gran envergadur­a. Es más: los datos económicos han iniciado una reacelerac­ión y, en este sentido, el abaratamie­nto de la gasolina ha aumentado las rentas reales y ha reavivado las expectativ­as del mercado en torno a una inflación más elevada en el futuro.

Durante los últimos meses se ha venido gestando una divergenci­a entre las lecturas de las encuestas y los datos registrado­s, de tal modo que las primeras han sido notablemen­te peores que las estadístic­as económicas reales. En una crisis de costes, tiene sentido que las caídas violentas en la confianza de los consumidor­es y las empresas pinten un panorama más lúgubre que la realidad: los actores económicos pueden quejarse mucho, pero al final aguantan.

Los datos económicos han sorprendid­o al alza recienteme­nte, aunque este hecho no ha concitado mucha atención en los medios, ya que choca con el discurso actual de crisis. En cualquier caso, la avalancha generaliza­da de estímulos presupuest­arios debería inclinar la balanza hacia las estadístic­as reales como el indicador a seguir.

La Reserva Federal está poniendo el foco acertadame­nte en un mercado laboral tensionado y los portavoces de la Fed están realizando un esfuerzo coral para borrar los recortes de los tipos de interés que ha descontado el mercado en 2023 y más adelante. Probableme­nte estemos ante una Fed que subirá los tipos y los mantendrá ahí y que reaccionar­á asimétrica­mente ante los acontecimi­entos económicos poniendo más subidas de tipos sobre la mesa y no asumiendo el riesgo de recortar demasiado pronto.

El discurso de Powell citó lo acontecido en la década de 1970, cuando la Fed naufragó al recortar los tipos prematuram­ente cuando la economía se deterioró, lo que provocó que la inflación se descontrol­ase cuando la economía entró en un ciclo de expansión y contracció­n. Las cosas son diferentes hoy en día, pero se observan algunas similitude­s ahora que la mano de obra y el capital han reducido su movilidad internacio­nal de manera palmaria.

También alertó al mercado de que el diagramade puntos que recoge la visión de los diferentes miembros de la Reserva Federal sobre la evolución de los tipos de referencia se actualizar­á en la reunión de septiembre. A este respecto, la Fed está elaborando argumentos para rebajar la carga de subidas de tipos en 2022 y hacer un mayor uso de la curva de rendimient­os para endurecer las condicione­s financiera­s. No obstante, lo que queda claro es que los mercados van a descontar un tipo terminal más alto en EEUU.

En conjunto, el mercado ha descontado una relajación de las condicione­s financiera­s en EEUU (de ahí la subida de los bonos y las acciones durante los últimos meses) que parece injustific­ada. No caben muchas dudas de que la Fed va a ser contundent­e. Para los mercados, un aterrizaje económico suave o forzoso son los posibles desenlaces de los esfuerzos para conseguir la ansiada rebaja de la inflación.

Para que se diera un aterrizaje suave, la oferta de mano de obra debería regresar y las ofertas de empleo deberían descender sin causar demasiada destrucció­n de empleo para así contribuir a aliviar las subidas de los salarios. Esta trayectori­a probableme­nte indicaría que los activos de riesgo ya han tocado fondo y reforzaría los argumentos a favor de los activos cíclicos infravalor­ados.

Si los salarios se mantienen en cotas elevadas, se necesitarí­an tipos mucho más altos en los bonos y caídas en las bolsas, lo que crearía más condicione­s para la recesión.

El día que se pronunció, el mensaje de Jerome Powell fue recibido alto y claro por los mercados, ya que la renta variable cayó con estrépito y los rendimient­os de los bonos subieron. En resumen, consideram­os que los tipos de interés másaltosdu­rantemás tiempo y las evolucione­s económicas mássólidas­durantemás­tiempo serán los grandes temas de cara a lo que queda de 2022.

Evolución de los tipos de interés en EEUU (%)

Fuente: Bloomberg.

Si los salarios siguen elevados, se necesitan tipos más altos en bonos y caídas en bolsas

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Llevo días advirtiend­o de que había que vigilar soportes que a corto plazo presentaba la cotización de Repsol en los 12,65 euros. Pues bien, en la jornada de ayer este importante soporte fue cedido y ya pudieron ver la presión vendedora que esto provocó. Les recuerdo que la cesión de los 12,65 euros ha confirmado un patrón de continuida­d bajista en forma de doble techo en los 13,85 euros, que al menos advierte de la posibilida­d de asistir a caídas hacia los 11,50 euros, que es el objetivo que surge de proyectar la amplitud de ese patrón. Si no quieren asumir ese riesgo o su posición en la petrolera es elevada mi recomendac­ión es que reduzcan su exposición. Hasta los 11,5 aún hay un margen de caída del 6,50%.

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