Los vehículos para invertir en oro caen el doble que el metal
De media, los fondos de inversión expuestos a la materia prima se dejan más de un 20% en el año
El comportamiento del oro en los últimos meses está consiguiendo poner en duda uno de los máximos tópicos que existen en mercado que es que cuando la incertidumbre repunta, los activos refugio lo hacen también. Siendo este metal uno de los mayores representantes de este tipo de activos, su cotización no está evolucionando como se esperaba y eso también se está reflejando en los fondos que invierten en el oro, que están acumulando fuertes pérdidas este curso.
Así pues, el metal precioso ya se deja cerca de un 9% desde que comenzó 2022 y cotiza en zona de mínimos no vistos desde abril de 2020, en plena pandemia de Covid, en el entorno de los 1.660 dólares por onza.
En el caso de los fondos que invierten en este metal y que se pueden comprar en el mercado español, las pérdidas medias superan el 22%, según datos de Morningstar, aunque hay fuertes divergencias entre los distintos productos que se pueden adquirir. Así, el que mejor ha capeado este viento de cara ha sido el DJE - Gold & Ressourcen PA, que solo cede un 2% en este periodo. Por contra, hay muchos fondos que lo hacen peor incluso que el propio subyacente. El último de esta lista en este caso es el Franklin Gold & Prec Mtls N (Acc) USD, que pierde más de un 33% mientras que el BGF World Gold E2 cae casi un 30%. No obstante, a largo plazo sí es posible seguir ganando dinero con el oro y hay varios productos que ofrecen rentabilidades anualizadas positivas en los últimos cinco años, como es el caso del fondo Bakersteel Global Precious Metals A2 EUR, que ofrece un retorno de casi el 5% anualizado.
El catalizador de la caída
Existen varios motivos que están llevando a los inversores a vender sus posiciones en oro. Uno puede estar ligado a una recogida de beneficios después de un periodo alcista como es desde el que venimos.
Otro está relacionado precisamente con la fortaleza del dólar, que está encareciendo la compra de este metal referenciado en el billete verde y, por último, se señala a la subida de las rentabilidades de la renta fija, cada vez más atractiva para los inversores con un perfil más conservador.