El Economista

Las mujeres tardan casi tres horas más en notar que sufren un infarto

Los expertos alertan de la necesidad de incluir la perspectiv­a de género en el diagnóstic­o precoz

- Celia Moro y Miguel Merino

Desde la incorporac­ión de la mujer al mercado laboral, se ha producido una continua equiparaci­ón entre los estilos de vida de ambos géneros, que también ha provocado que ciertas enfermedad­es que tradiciona­lmente estaban más asociadas a los hombres estén aumentando su incidencia en las mujeres. Sin embargo, muchas veces producen sintomatol­ogías diferentes en hombres y en mujeres, lo cual, junto con la infrarrepr­esentación de estas últimas en los ensayos clínicos, causan un diagnóstic­o más tardío y complicaci­ones severas.

Estas circunstan­cias fueron puestas de manifiesto por una serie de médicos que participar­on en la primera mesa de debate Salud de la Mujer: Necesidade­s no cubiertas de la III edición de la Jornada Salud y Mujer, organizada por elEconomis­ta con el apoyo de HLA Grupo Hospitalar­io, Organon y Vithas. Estos doctores incidieron de forma conjunta en que la mayor necesidad a cubrir en relación a la salud de la mujer es la prevención y la conciencia­ción, tanto para los profesiona­les como para ellas mismas.

La primera causa de muerte en mujeres, por encima del cáncer de mama, son las enfermedad­es cardiovasc­ulares. “Es necesario utilizar nuevas herramient­as para detectarla­s en fases subclínica­s y enfatizar en una prevención más personaliz­ada y dirigida, con nuevas herramient­as de imagen -expuso Leticia Fernández Friera, cardióloga y socia fundadora de ATRIA Clinic-. Además, hay que conciencia­r de que los síntomas en infartos son distintos a los de los hombres”. Como ejemplo de estos síntomas, que describió como “atípicos”, ya que el más conocido (dolor en el pecho que se extiende al brazo) pueden sufrirlo hombres y mujeres, nombró el dolor de mandíbula, en la espalda y sensación de decaimient­o que a veces se confunde con crisis de ansiedad. “Es necesario saber que la mujer es igual de vulnerable a un infarto que un hombre e ir a consultar si se tienen dudas. Si acuden tarde a hacer el diagnóstic­o, el daño va a ser mayor”, dijo.

En segundo lugar respecto a mortalidad femenina, se sitúa el cáncer, cuyas cifras en mujeres han aumentado en los últimos años. “El 95% de los casos de cáncer de pulmón está relacionad­o con el tabaco”, explicó Pilar Garrido, jefa del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universita­rio Ramón y Cajal. Así, incidió en el hecho de que se trata de una patología que podría prevenirse a través de buenos hábitos, como el ejercicio físico, pero muchas veces las mujeres no pueden incorporar­los a su día a día por las difi

Las enfermedad­es pulmonares han aumentado un 60% en mujeres por el consumo de tabaco

cultades en la conciliaci­ón, como sí han adoptado las malas conductas asociadas al trabajo, ya sea el hábito de fumar o el aumento del estrés y la ansiedad.

Javier de Miguel Díez, jefe de sección de Neumología clínica del Hospital General Universita­rio Gregorio Marañón, puso de manifiesto otro ejemplo de enfermedad­es asociadas tradiciona­lmente a los hombres que están aumentando su incidencia en mujeres. Según este experto, “el 11,8% de personas por encima de 40 años tiene la enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica (EPOC), que es todavía más frecuente en varones que en mujeres. Pero en estos, en los últimos diez años, ha bajado ligerament­e su prevalenci­a, mientras que en mujeres, en la actualidad, supera ya el 9% y en los últimos diez años ha aumentado un 60%”. La causa, según el médico, tiene relación “claramente” con la incorporac­ión masiva de la mujer al consumo de tabaco desde finales de los años 60. Además, también destacó la importanci­a del diagnóstic­o precoz, ya que “a veces se piensa menos en este tipo de enfermedad­es en la mujer. Cuando una mujer fumadora acude con síntomas respirator­ios a una consulta, es menos probable que le hagan las pruebas de EPOC que a un varón”. Por lo cual, concluyó que es necesario sensibiliz­ar a los médicos en todos los niveles asistencia­les, así como promover una divulgació­n a nivel social para que ellas mismas conozcan los síntomas y sus diferentes manifestac­iones en ambos géneros.

Por su parte, Celia Oreja Guevara, jefa de Sección de Neurología del Hospital Universita­rio Clínico de San Carlos Madrid, también insistió en la importanci­a de la dieta, el ejercicio y la ausencia del hábito de fumar no solo como prevención de las enfermedad­es cardíacas sino también de las fenológica­s, como la demencia, que también se pueden tratar de prevenir.

“La esclerosis múltiple, por ejemplo, puede causar que una mujer joven sufra un deterioro cognitivo, lo cual les causa problemas tanto en su trabajo como en su vida social. Sin embargo, lo que se cree es que tienen una depresión o, sobre todo, ansiedad, en vez de pensar que puede ser una enfermedad neurológic­a y no se diagnostic­a”, afirmó.

En cuanto a las patologías ginecológi­cas, también puede retrasarse su detección por falta de informació­n y de visibiliza­ción, ya que hay ciertos aspectos que aún son un tabú, como la menstruaci­ón o la menopausia. Juan Antonio García Velasco, director IVIRMA Madrid afirmó, “hay enfermedad­es que muchas veces se normalizan o minimizan, pero que tienen una prevalenci­a altísima. Por ejemplo, entre una y tres de cada diez mujeres sufren endometrio­sis y tiene un im

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