PRESUPUESTO SOCIAL VERSUS PRESUPUESTO ELECTORAL
Representada un año más la farsa de la falta de acuerdo entre los socios de la coalición de gobierno, incluido el relato melodramático de haber trabajado hasta altas horas de la noche, Sánchez y sus sirenas de la economía se daban otro baño de grandilocuencia y autoelogio presentando su proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado, que calificaban como los más sociales de la historia, lo que en lenguaje sanchista se traduce como los más electoralistas de la historia.
Lejos de ese carácter social y de ser las cuentas que España necesita para recuperar el pulso de la economía los presupuestos presentados son electoralistas, insolidarios, engañosos, nocivos para la reducción del déficit y la deuda, perjudiciales para el crecimiento y el empleo y utópicos e irrealizables en sus previsiones.
En un intento desesperado por dar la vuelta a las encuestas el proyecto del Gobierno incide en su política de limosnas y subsidios. Que otra cosa sino limosnas son ese cheque para madres o la prolongación de los bonos gratuitos de Renfe. Medidas que, lejos de favorecer a los más desfavorecidos, son generalizadas y afectan igual a las madres de familias en paro o con el salario mínimo que a las grandes fortunas.
Y lo mismo ocurre con la subida del sueldo de los funcionarios que si se aplican las variables contempladas puede llegar hasta el 5,9%, o con el aumento de las pensiones en torno al 8% con un coste de 17.000 millones para las arcas del Estado. Medidas que, además de estar descaradamente dirigidas a pescar en dos de los mayores caladeros de votos de la sociedad son, además, insolidarias porque afectan por igual a las pensiones y salarios más bajos como a los más altos, además de suponer una discriminación respecto a los trabajadores del sector privado a los que se exige moderación mientras se les encarecen los precios al consumo, las hipotecas y se les suben los impuestos.
Porque entre las medidas fiscales más relevantes que acompañarán a los Presupuestos figura la subida de un punto, hasta el 27%, en la tributación de las rentas del capital en el IRPF superiores a 200.000 euros, y para las plusvalías superiores a 300.000 euros, se elevará hasta el 28%, dos puntos más, mientras que la rebaja en este impuesto solo afecta a las rentas por debajo de 21.000 euros, lo que excluye a las clases medias y trabajadoras para las que tanto dice trabajar Sánchez pero, vistas sus actuaciones, trabaja solo para hundirlas.
Y por lo que hace al IVA, la rebaja del tipo del 10% al 4% solo afecta a los productos de higiene femenina, a los preservativos y los anticonceptivos no medicinales, artículos que para el Gobierno son más importantes que los alimentos básicos, las medicinas o los libros de texto.
Y todo esto solo unos días después de que la ministra María Jesús Montero nos anunciara un nuevo récord en la recaudación impositiva, que creció un 45% durante el mes de agosto por la inflación y que eleva los ingresos totales de Hacienda en los ocho primeros meses a 26.930 millones de euros, un 19% más que un año antes. De esta cifra 10.765 millones corresponden al aumento de la recaudación por IRPF, que el Gobierno se niega a deflactar.
Y para muestra un dato, mientras que la previsión de subida de los impuestos se estima en un 8% para el año próximo el Gobierno rebaja el crecimiento de la economía a solo el 2,1%, previsión que además parece utópica e irrealizable cuando todos los analistas y servicios de estudios hablan de un crecimiento en el entorno del 1%. El último, el Banco de España, que prevé un 1,4% como máximo, 7 décimas por debajo de los augurios del Gobierno. Eso sí, nada de recorte de gasto en los ministerios inservibles o de reducir el número de asesores.
Con la amenaza de una recesión en puertas el Gobierno solo incluye reducciones de gasto en las prestaciones por desempleo justificado en su convencimiento de que el paro va a caer hasta el 12,2% el año próximo, obviando que llevamos cinco meses consecutivos de desaceleración en la creación de puestos de trabajo, que los 17.679 desempleados más convierten el último mes en el peor septiembre desde 2018, y que todos los indicios sobre la evolución de la economía apuntan a un fuerte crecimiento del desempleo a partir de enero.
Como definía el diplomático y exembajador Inocencio Arias, estos Presupuestos son como “una carta a los Reyes Magos sin tener dinero para comprar los juguetes”. Amén.
El Gobierno incide en su política de subsidios y limosnas para dar la vuelta a los sondeos