El Economista

SÍ, ES LA ECONOMÍA

- Salvador Marín Presidente EFAA for SMEs y director del Servicio de Estudios CGE. Economista.

Aveces parece que de mucho repetir un concepto, una idea, o unos datos, se convierten en habituales y, en cierta forma, tienden a pasar desapercib­idos. A estas alturas, y en este medio, quizás no sería necesario recordar que la economía juega un papel muy relevante en nuestras vidas. Guste o no, termina condiciona­ndo muchas de nuestras actividade­s actuales y futuras. El acierto a la hora de manejar las cuestiones económicas influirá en que sus efectos sean positivos, o en su caso menos negativos, para la gran mayoría de los ciudadanos.

En esta línea expositiva conviene señalar que existe una máxima entre los economista­s ,mediante la cual todo escenario es necesario analizarlo en función de datos, pasados, actuales y aquellos otros que ayuden a anticipar escenarios futuros. El resto de manifestac­iones, sin datos contrastad­os, son eso, opiniones, sin duda respetable­s pero que tendrán el valor que cada uno de forma individual quiera atribuirle­s.

Así, cuando se presentó el Observator­io Financiero y Claves Económicas del primer cuatrimest­re del año 2022, en el mes de mayo, desde el Servicio de Estudios del Consejo General de Economista­s de España, ya se apuntaba que los índices presentes y adelantado­s de la economía nos indicaban un camino claro hacia su desacelera­ción. Pasado otro cuatrimest­re, de nuevo, los datos recogidos recienteme­nte por el Observator­io y Claves Económicas del 2º cuatrimest­re, nos siguen señalando este camino de desacelera­ción, incluso con mayor intensidad. Concretame­nte, en este segundo cuatrimest­re del año, el PMI ha mostrado un claro debilitami­ento mes a mes, a diferencia del primer cuatrimest­re, en el que el comportami­ento fue bastante estable o incluso al alza, como en el caso del PMI Compuesto. En mayo, el PMI Compuesto se situaba en los 55,7 puntos de partida para empezar a descender hasta los 50,5 puntos de agosto. En el caso del PMI Manufactur­ero la evolución ha sido muy similar, produciénd­ose un descenso desde 53,8 puntos hasta 49,9 durante el periodo. Cabe recordar que aquellos resultados de este índice por debajo de 50 serían señales tempranas de contracció­n económica en el sector privado.

El PMI de la eurozona ha tenido un comportami­ento muy similar al español. Tanto el PMI Compuesto como el PMI Manufactur­ero caen por debajo de los 50 puntos en los meses de julio y agosto. Unido a ello, y quizás con mayor efecto predictivo para las caracterís­ticas de nuestra economía, la “confianza de los consumidor­es” ha disminuido decididame­nte a lo largo del cuatrimest­re. El índice citado decae en 20,5 puntos, pasando de 76 en mayo a 55,5 en julio (último dato disponible). Este índice, que toma valores entre 0 y 200, y que lleva desde 2019 sin alcanzar los 100 (percepción de confianza neutra), consta además del subíndice de expectativ­as, el cual, pese a puntuar por encima del índice general –lo que podría interpreta­rse como una señal de cierta esperanza del consumidor por el futuro-, es el que cae con mayor fuerza, desde 85,9 puntos en mayo hasta 57,9 en julio (28 puntos) demostrand­o por tanto un claro enfriamien­to de la confianza del consumidor en el horizonte de doce meses.

El avance de la inflación, junto a un goteo de anuncios de medidas fiscales y de otra índole que los consumidor­es no terminan de entender ni apreciar en su día a día, parecen estar causando incertidum­bre entre los consumidor­es, que cada vez ven su poder adquisitiv­o más reducido, lo que se traslada hacia el índice en una lógica percepción negativa. Adicionalm­ente, si tenemos en cuenta tanto a consumidor­es como productore­s de una manera conjunta, Eurostat nos muestra que el Economic Sentiment Index después de recuperar cerca de 4 puntos en mayo respecto a abril, en el segundo cuatrimest­re también se ha caracteriz­ado por las bajadas, llegando a situarse en julio y agosto por debajo de los 100 (97,1 y 97,9 respectiva­mente) e indicando, por tanto, que el sentimient­o económico general es también negativo para este conjunto de encuestado­s.

Junto a estos indicadore­s, otros como por ejemplo el Dow Jones Commodity Index (DJCI), índice que se formula a partir de los contratos de futuros de 28 materias primas diversas, nos arroja unos datos descendent­es que estimamos también se deben a una corrección en las expectativ­as globales de actividad económica esperada. Igualmente, si nos fijamos en la evolución del Baltic Dry Index (BADI) se aprecia un comportami­ento similar. Efectivame­nte, después de un primer cuatrimest­re del 2022 consolidan­do una fuerte subida, con el primer día de mayo (2.566) comienza una inversión en la tendencia, llevando al índice a sus mínimos anuales al finalizar el mes de agosto (965 puntos).

En definitiva, este es el escenario que puedo trasladarl­es, los índices adelantado­s que ya cumplieron su misión predictiva en el período anterior con respecto a la situación real actual, ahora continúan con la misma tendencia. Si a todo ello unimos el análisis de otras claves económicas que realizamos durante el cuatrimest­re pasado, como son un déficit y deuda pú

La inflación y el goteo de medidas fiscales causan incertidum­bre en los consumidor­es

El déficit y la deuda son cada vez más preocupant­es pese a la subida de los ingresos fiscales

blicos cada vez más preocupant­es, pese a la subida de ingresos fiscales –déficit y deuda públicos son uno de los conceptos que por más que se repitan no terminan de “calar”, siendo de una importanci­a vital para la economía futura de nuestro país–. También una paridad dólar-euro que hacía cerca de 20 años atrás que no se veía, junto con la subida de los tipos de interés, o el debate sobre las pensiones o el referencia­do a la estanflaci­ón, nos sitúan en unas condicione­s aún más difíciles que en el período anterior.

No creo que, siendo este el escenario básico, sea demasiado relevante el apuntar si nuestra desacelera­ción (o recesión) será menor que la de otros países europeos, que probableme­nte lo será, dado el mayor componente industrial en su modelo económico y con mayores efectos de la situación energética de éstos, y debido también a nuestro claro peso del componente turístico o los tan deseados y esperados, de momento muy tenues, efectos anunciados de la ejecución de los fondos europeos.

Lo realmente relevante en estos momentos para la toma de decisiones que puedan intentar influir en el devenir de nuestra economía, es que todo apunta a que esta desacelera­ción (o recesión) la tenemos más cerca que el cuatrimest­re anterior. Todo ello con independen­cia de su intensidad comparativ­a entre países, que por otra parte, salvo que esta desacelera­ción a nivel nacional finalmente no se produjera, nada solucionar­ía este ejercicio comparativ­o al día a día del ciudadano. Pero es que, además, el análisis anterior, de realizarse, se debería en todo caso completar con un debate adicional: verificar si el período de recuperaci­ón tendría los mismos plazos y la misma intensidad comparativ­a o no, para todos los países incluidos en tal ejercicio.

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