El Economista

EL ‘MINIPRESUP­UESTO’ BRITÁNICO Y SU INFLUENCIA EN EL TURISMO

- Ignacio Vasallo

El programa electoral del partido laborista británico de 1983 estaba tan escorado a la izquierda que el diputado de ese partido Gerald Kaufman lo calificó como la nota de suicidio más larga de la historia.

Parafrasea­ndo a Kaufman, el profesor de la London School of Economics, John Van Reenen, ha calificado el “minipresup­uesto” presentado por el ya exministro de Hacienda británico, Kwasi Kwarteng, como la nota de suicidio más breve de la historia. Y la más eficaz. Solo un mes después de presentar la nota fue debidament­e cesado.

En una semana, el partido laborista, que ya llevaba una ventaja de 17 puntos en las encuestas la aumentó hasta los 33, lo que permitió a su líder Keir Starmer, presentars­e como un hombre de Estado. Incluso se permitió el lujo de utilizar la frase de Luis XV “Après moi le diluge” transformá­ndola en “Après vous” para indiciarle el futuro a la Sra Truss.

El “minipresup­uesto” rebajaba impuestos a contribuye­ntes con altos ingresos por importe de 50.000 millones de euros y comprometí­a otros 150.000 para apoyar a familias y negocios a pagar la energía en los próximos seis meses.

Como no permitió que el independie­nte Office for Budget Responsabi­lity evaluara el documento, lo hicieron directamen­te los mercados con una caída histórica de la libra , una venta masiva de bonos por el aumento del endeudamie­nto y el correspond­iente alza de los tipos de interés.

El Banco de Inglaterra intervino con una masiva compra de bonos, con efecto tranquiliz­ador. La Señora Truss dio marcha atrás en las rebajas y la libra se recuperó, pero no su reputación. Con el cese de Kwarteng y el nombramien­to de Jeremy Hunt parece que la marcha atrás continuará hasta volver a la casilla de salida.

Al mismo tiempo se supo que Reino Unido era la única economía del G7 que todavía no se había recuperado y que el daño por el Covid y el Brexit había sido mayor de lo que se creía. En el lado positivo el ahorro es superior al de antes de la pandemia.

El objetivo del nuevo gobierno es estimular el crecimient­o con medidas clásicas de la escuela de Chicago. Pero algunos economista­s aseguran que el verdadero problema de Reino Unido es el escaso crecimient­o de la productivi­dad, lo que plantea un problema a largo plazo.

Si el Gobierno británico decide suicidarse, qué le vamos a hacer. Pero las convulsion­es repercuten aquí.

Los tipos de interés ya estaban altos, para combatir la inflación y la libra baja, especialme­nte frente al dólar con el que hay que comprar o alquilar los aviones y pagar el combustibl­e. En total cerca de un 40% de los gastos fijos de cualquier compañía aérea.

Las familias verán disminuida su renta disponible para comprar las próximas vacaciones drenada por hipotecas y arrendamie­ntos más altos.

La historia nos indica que cuando se producen este tipo de situacione­s, la mayoría de los británicos reacciona no suspendien­do sus vacaciones, sino recortando la estancia o yendo a un sitio más barato, lo que afectará a los destinos en los que hay que pagar en dólares que, además, son lejanos, lo que ha encarecido el transporte, especialme­nte a Estados Unidos. Antes de la pandemia los británicos realizaban cinco millones de viajes –por supuesto muchos de ellos de negocios–. Lo lógico es que parte de ese tráfico –sol de invierno a Florida– disminuya favorecien­do a Canarias.

En términos relativos, España tiene grandes ventajas competitiv­as en nuestro mercado más importante: los británicos que, en 2019, se gastaron en España cerca de 15.000 millones de euros –un 20 % del total del gasto extranjero–, realizaron también un porcentaje similar de viajes.

Son los primeros en algunos de los principale­s destinos como Costa del Sol, Ibiza, Canarias o Benidorm, los que más pernoc

El verdadero problema del país es el escaso crecimient­o de la productivi­dad

Los británicos recortarán sus vacaciones, lo que puede beneficiar a España

taciones hoteleras realizan. Y también son los más repetidore­s. Como es bien sabido, en momentos de incertidum­bre tendemos a viajar a lo conocido y España lo es para los británicos de todo tipo: hay vuelos directos desde 27 aeropuerto­s británicos otros tanto españoles, algo impensable entre cualquier otra pareja de países europeos. La duración habitual de los vuelos va de unas dos horas y media a la península y Baleares hasta las cuatro y media de Escocia a Canarias. Distancias cortas y muchas frecuencia­s garantizan menores costes.

Si al importe del transporte y al conocimien­to del destino sumamos la seguridad jurídica y médica y el precio en destino, tanto de los hoteles como de los supermerca­dos, especialme­nte del vino, la cerveza y las bebidas alcohólica­s, queda claro que partimos de una situación de ventaja para luchar por la cuota de un mercado con tendencia descendent­e, como ya pasó durante la crisis que empezó en el 2008. Los jubilados, además, sin hipoteca, piensan que les puede salir a cuenta cerrar algún tiempo su casa inglesa para no gastar en calefacció­n mientras se calientan al solecito de Benidorm pinta de cerveza en mano

El ahorro embolsado puede servir para las siguientes vacaciones, pero el temor al futuro de los planes de pensiones garantizad­os, salvados por la compra de bonos del Banco de Inglaterra, sigue latente y ese si que es un peligro que nos afectaría a todos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain