Impedir la extinción de contratos sin “alterar” sus reglas
Los cambios en las regulaciones temporales de empleo y ahora el varapalo del Supremo a una de las medidas estrellas durante la pandemia, cuestionan el impacto en el empleo de un cambio de ciclo cada vez más próximo. En este contexto el Gobierno amaga con endurecer el despido, reforzando el peso de la inspección y el coste de las indemnizaciones.
Aunque el número dos de Díaz defiende que el Gobierno “no está trabajando en la alteración de las reglas del despido”, más allá de las “reflexiones” sobre el coste despido que “también existen en otros países europeos”.
Para el Ministerio de Trabajo, “lo importante es que n ose despida” porque las extinciones queden “procrastinadas y relegadas como vías de ajuste”. Con esta esta respuesta el Gobierno no explica qué medidas que baraja su departamento. Sobre todo en un momento en el que se disparan las quiebras de empresas y muchas empresas avanzan su voluntad de deslocalizar su actividad a países como China, India o Pakistán. Una tendencia que eclosionará con fuerza en los próximos meses, según temen las propias compañías y advierten los despachos de abogados.
Pero Trabajo insiste en que el desincentivo que supone la nulidad, junto al redescubrimiento de los Ertes durante la pandemia como solución para sustituir los despidos por suspensiones ha promovido “un cambio cultural” que las empresas siguen aplicando.
Oleada de despidos
En este sentido, Pérez Rey ha asegurado que la situación de “incertidumbre” actual se hubiera traducido, con la legislación anterior, en una oleada de despidos.
Pero los datos de afiliación muestran que los despidos han aumentado un 112% y ya superan los niveles previos a la pandemia.
En cualquier caso, la principal causa de paro sigue siendo la finalización de un contrato temporal. Lo es para el 53,2% de los trabajadores que acaban desempleados, según la última EPA, frente a un 11,8% de despedidos. Los mismos porcentajes que existían, por cierto, antes de la reforma laboral.