Falta de equidad entre la aportación y la prestación
El destope implica que aumentarán las cotizaciones de los trabajadores que, por sus salarios, venían cotizando a máximos y que cuando llegan a la jubilación, la base reguladora es superior a la pensión máxima de la Seguridad Social y vuelven a reducir sus pensiones respecto a lo que cotizaron durante su vida laboral. No es tan relevante el horizonte temporal de los 30 años que plantean, sino la brecha que actualmente existe entre las bases máximas cotizadas y la pensión máxima que se obtenga al jubilarse.
El nuevo mecanismo de equidad intergeneracional que sustituye al factor de sostenibilidad y que entra en vigor el 1 de enero de 2023, ya supone un aumento del 0,6% de las cotizaciones y no se verá reflejado en nuestras pensiones, ya que el objetivo es crear un colchón para las desviaciones que se produzcan en el gasto de las pensiones por parte del Gobierno y que, podríamos decir, ya está asignado.
Ante esto, la subida de las bases de cotización máximas va a suponer un ingreso importante para las arcas de la Seguridad Social, sin ninguna garantía de que las pensiones máximas futuras sean equitativas a las cotizaciones pagadas durante la vida laboral, sobre todo de los trabajadores con mayores ingresos, ¿es de nuevo un sistema de reparto de riqueza encubierto?
Se ha reconocido públicamente que la pensión máxima en España es muy baja, lo que implica que es prioritario establecer medidas para solventarlo.
Aún debemos esperar a lo que plantean los agentes sociales pero, desde ya, vemos que el aumento de las bases de cotización máximas y el de la pensión máxima de la Seguridad Social no debe realizarse sobre un mismo porcentaje que siga manteniendo la brecha que existe entre ambas, sino ir igualando los dos importes para que la penalización al percibir la pensión de jubilación solo sea por optar por la jubilación anticipada y no por tener un tope de pensión que, desde ya, está reduciendo las pensiones de los trabajadores que cotizan al máximo.