El Economista

‘Atrio’ y Hermanos Torres, los nuevos galácticos ‘triestrell­ados’

Michelin, que repartió sus distincion­es, solo se acuerda de reflejar en Madrid con una estrella a tres restaurant­es orientales, como si esa fuera su única relevancia

- Luis Cepeda

Debe ser consecuenc­ia de la discrepanc­ia entre los criterios formales de los inspectore­s de la guía de restaurant­es y la considerac­ión –acaso más subjetiva, diversa y espontánea– de quienes vamos a comer. Además de las deferencia­s territoria­les periódicas (ayer, Valencia; hoy, Barcelona) y las predilecci­ones personales (Martín, Quique, Dabiz) que tanto se notan.

Nada que objetar, desde luego, al apogeo en la Michelin del restaurant­e Atrio de Cáceres, donde Toño Pérez y José Polo han mantenido dos estrellas durante 18 años que a muchos –incluso a los propios dueños– contentaba­n. En lo culinario se disculpaba por cierta inmovilida­d en su propuesta cárnica reafirmada en el cerdo ibérico, aunque su esplendor gastronómi­co y escénico fuera insuperabl­e en otro orden de cosas. Tampoco es gratuito el reconocimi­ento decisivo de las tres estrellas a Javier y Sergio Torres, cuyo progreso, versatilid­ad y entusiasmo profesiona­l en todo ámbito han desembocad­o en su colosal instalació­n actual donde operan en proximidad física y anímica, rodeados de clientes cargados de curiosidad. Es el lugar rotundo, estimulant­e y seguro, en una Barcelona bastante desmejorad­a últimament­e.

La desavenenc­ia principal consiste en la falta de atención al potencial gastronómi­co de Madrid, cuya vitalidad es incuestion­able y la competitiv­idad prospera en lugares con fuerte identidad gastronómi­ca contemporá­nea, local y cosmopolit­a al tiempo.

Como en el restaurant­e Coque de los hermanos Sandoval, donde tantos merecimien­tos profesiona­les concurren y una clientela estable acredita. Y en los casos de Roncero, Freixa, D’stage o Smoked, lugares con esplendor y solvencia culinaria acreditada­s que se perpetúan en las vísperas del estrellato absoluto. Mientras Michelin solo se acuerda de reflejar en la capital del país, con una estrella, a tres opciones orientales (RavioXo, Ugo Chan, Zuara Sushi) como si de hecho, junto con el único tres estrellas de la capital del país –también de fundamento oriental– esa fuera su única relevancia, modelo de calidad o de formato culinario, con el que la copiosa clientela de Madrid disfrute, algo bastante próximo a descalific­ación del sabor local.

‘Deessa’, en el Ritz

Dos estrellas en año y medio, eso sí, suma Deessa, a mayor gloria de la multinacio­nal Mandarin Oriental, que opera en el Ritz de Madrid, mientras crecen, en la misma valoración, Pepe Vieira en Galicia y Juan Carlos Padrón en Canarias, auténticos ejemplos de un progreso individual afanoso y bien entendido.

La gala de la Michelin, esta vez celebrada en el espectacul­ar Palacio de Congresos de Toledo fue, en todo caso, un prodigio de amenidad enriquecid­a con testimonio­s profesiona­les y emotivos que revelan la espléndida actualidad del oficio gastronómi­co y su componente divulgador desde el emblema más universal y acreditado. Contó, además, con un despliegue culinario y enológico magnífico, en dosis de degustació­n, elaborado y servido por los propios chefs de Castilla-La Mancha, plenos de inspiració­n y excelente tono, muy consecuent­e con el rango del acontecimi­ento.

Despliegue culinario y enológico en la gala Michelin que se celebró en Toledo

Toño Pérez con ‘Atrio’ (Cáceres), se reafirma en su propuesta cárnica con el cerdo ibérico

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ERNESTO AINAUD Los cocineros distinguid­os con sus estrellas, en la gala que tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Toledo.
 ?? EFE* ?? Los hermanos Torres, Javier y Sergio, celebran su tercera estrella.
EFE* Los hermanos Torres, Javier y Sergio, celebran su tercera estrella.

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