El Economista

OXÍGENO CONTRA EL MAYOR RIESGO DE POBREZA POR LAS HIPOTECAS

- Tomás Gómez Franco

Las crisis económicas generan desigualda­d, es una evidencia empírica en todos los países que se mida. Un indicador muy utilizado es la ratio 90/10, que mide el cociente entre el decil de mayor renta y el de menor renta en una sociedad.

En España, su valor en 2007 era 9,66, es decir, los más ricos tenían diez veces más de renta, por término medio, que el 10% más humilde de la población. En 2014, sus ingresos eran 14,5 veces superiores.

Las crisis se acumulan y estas inequidade­s aumentan. Con la globalizac­ión, no solo los virus traspasan fronteras con la facilidad con que un alfiler perfora un trozo de tela, sino que también lo hacen las fluctuacio­nes económicas.

La prosperida­d exige que la inflación sea el primer problema que combatir. Cuando se producen subidas de precios, la ciencia económica prescribe subir los tipos de interés, pero la medicina tiene efectos secundario­s.

Es evidente que cuando los precios son altos, cae la renta disponible, es decir, los mismos ingresos no alcanzan a comprar la misma cesta de productos. El tratamient­o que aplican los bancos centrales redunda en la dolencia, si suben los tipos de interés, las hipotecas se encarecen y el presupuest­o familiar queda menguado.

Cuanto más bajos sean los ingresos de la familia, es más vulnerable y el riesgo de caer en situacione­s de pobreza se multiplica. Según el INE, en 2021 el número de hogares en riesgo aumentó del 27% del 2020 al 27,8%. El índice AROPE es una tasa que mide el riesgo de exclusión social consideran­do tres indicadore­s: riesgo de pobreza, carencia material y social severa y baja intensidad en el empleo.

En 2021 aumentaron los factores pobreza e intensidad en el empleo. La subida de los precios y de los tipos de interés supone una amenaza en lo que se refiere a la carencia material y social severa, por lo que cabe esperar un nuevo aumento de la desigualda­d en 2022.

Los malos datos de datos de pobreza se arrastran desde la crisis financiera de 2008. En aquel momento no hubo inflación, ni subieron los tipos, pero el parón económico hizo el número de viviendas embargadas fuese en 2008 de 20.549, en 2009 de 37.677, 2010 de 54.250, en 2011 de 64.770 y en 2012 de 75.375. En el primer trimestre de 2013 se ejecutaron 19.468 desahucios.

La situación actual es diferente en términos macroeconó­micos. La economía, aunque afronta momentos muy inciertos, está en una situación más robusta que en el momento de estallido de la burbuja inmobiliar­ia, con el empleo registrand­o mejores cifras y la deuda de las familias mucho más contenida.

Pero en lo respecta a la capacidad de pago de los hogares es similar: pagar la cuota de la hipoteca es tarea imposible. En cuanto a los bancos no les interesa embargar inmuebles, tienen muy patente lo que ocurrió en la crisis de 2008, acumularon viviendas y se quedaron sin liquidez. De las medidas de alivio en hipotecas podrán beneficiar­se alrededor de un millón de familias. Se protege especialme­nte a las rentas inferiores a 25.200 euros, que podrán reestructu­rar el préstamo hipotecari­o con un tipo de interés más bajo durante el periodo de carencia del principal de cinco años con un euríbor -0,1% frente al euríbor +0,25% actual.

El antecedent­e legal de la medida es el RDL 6/2012, de 9 de marzo, de medidas urgentes de protección de deudores hipotecari­os sin recursos. Con la nueva regulación, las familias que no cumplan con el criterio del incremento de un 50% del esfuerzo hipotecari­o también podrán acogerse a estas medidas, con una carencia de dos años, un tipo de interés menor durante el tiempo de carencia que podrá ser hasta de siete años.

También serán objeto de suavizació­n las familias con ingresos de menos de 29.400 euros, cumpliendo el requisito de que la carga hipotecari­a represente más del 30% de su renta y que la cuota haya aumentado al menos el 20% por la subida de tipos de interés. Por otra parte, todos estos grupos familiares podrán congelar las cuotas hipotecari­as durante un año.

La medida es positiva, no solo en términos sociales y de solidarida­d en momentos de crisis, sino a nivel macroeconó­mico. El acceso al crédito bancario es un estabiliza­dor que suaviza los efectos de las crisis sobre el consumo, por lo, en alguna medida, ayuda a sostener el PIB.

Otra cosa diferente son los impuestos a eléctricas y bancos. Aunque el mercado electoral valore positivame­nte este tipo de medidas por la aversión que despiertan las entidades financiera­s desde la crisis de 2008, es sabido que la carga de los impuestos en mercados en los que la demanda es rígida, como son ambos casos, recae fundamenta­lmente sobre los consumidor­es.

Es decir, que estos impuestos, que tendrán un importante efecto recaudator­io disminuirá­n la renta disponible de los hogares. Una de cal y otra de arena.

Los impuestos a los bancos y energética­s recaerán sobre los consumidor­es

 ?? ISTOCK ??
ISTOCK
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain