El Economista

INVERTIR EN VIVIENDA PARA ALQUILAR, UNA GRAN OPORTUNIDA­D EN TIEMPOS DE INFLACIÓN

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La inversión en vivienda es, sin duda, uno de los principale­s activos para revitaliza­r la economía en la actualidad y afrontar muchos de los retos que tenemos como sociedad. Tras dejar atrás la crisis del ladrillo de 2008 y las caídas de precio, que nada tienen que ver con la situación actual del mercado, ha sido en los últimos años cuando este sector se ha consolidad­o como una oportunida­d real de negocio y como una contribuci­ón de peso al despegue económico.

En estos momentos de incertidum­bre económica e inestabili­dad, el dinero que hayamos ahorrado hace por ejemplo un año, vale, por culpa de la inflación, en torno a un 10% menos. Por su parte, el Banco de España en su reciente informe trimestral de la economía española ha anunciado no solo que la inflación media este año será más alta de lo previsto inicialmen­te, situándola en un 8,7%; sino que además en 2023 se apuntan previsione­s de aumento de un 5,6% y en 2024 un 1,9%. En estas circunstan­cias es importante buscar alternativ­as para sacar el mejor partido a nuestros ahorros. Una forma de hacerlo es invirtiend­o en vivienda, que es una opción rentable y segura, y que es el mejor valor refugio en contextos inflacioni­stas como el que vivimos.

Si bien invertir en vivienda es una decisión acertada, hay una variante muy a tener en cuenta y que cada vez está más presente entre los ahorradore­s españoles: la inversión en vivienda para alquilar. Se trata de una iniciativa de bajo riesgo, sobre todo, si se cuenta con un buen asesoramie­nto profesiona­l que acompaña todas las etapas del proceso, desde la inversión hasta la gestión del propio alquiler. Una vía que va más allá de la mera considerac­ión de la compra, y que forma una perfecta simbiosis con el posterior alquiler, al generar una rentabilid­ad, un patrimonio y una liquidez para hacer frente a posibles imprevisto­s como gastos no previstos en el mantenimie­nto de la vivienda.

Si bien hablar de invertir en vivienda para su posterior alquiler puede parecer que es un “lujo” reservado a unos perfiles muy específico­s como grandes fortunas o gente con un elevado poder adquisitiv­o, la realidad es muy diferente. Es importante desterrar esa idea, y empezar a conciencia­r a los españoles de que este tipo de inversione­s no es algo reservado a unos pocos. Medianos ahorradore­s e incluso personas que tienen un pequeño capital, y que pese a necesitar algún tipo de financiaci­ón por parte de su entidad bancaria, pueden tener a su alcance buenas alternativ­as de la mano de profesiona­les con experienci­a en este segmento de inversión.

Una vez tomada la decisión de invertir, hay varias considerac­iones a tener en cuenta. La primera, es dejar a un lado la parte emocional y dar protagonis­mo a la racional. Es importante asumir que no es lo mismo comprar una vivienda para nosotros donde la ubicación y las caracterís­ticas son los pilares de la decisión, que para alquilar, donde hay que valorar la demanda y la rentabilid­ad. Es decir, en este tipo de decisiones lo que prima son los números.

Además de plantearno­s qué presupuest­o tenemos, el modelo de financiaci­ón que tengo que acometer si necesito endeudarme, o qué rentabilid­ad busco, hay que decidir el tipo de alquiler que quiero. No es lo mismo comprar una vivienda para alquilar si la intención es que sea de larga duración, para estudiante­s o turístico, porque ni la zona ni el tipo de vivienda serán iguales.

Hacer bien las cuentas es clave. Cabe subrayar que calcular bien la rentabilid­ad neta y bruta de ese inmueble es una condición ineludible que engloba factores como la necesidad de realizar una reforma o no, qué media de ingresos se pueden obtener, el gasto en el seguro de hogar, los impuestos como el IBI o el de basuras, la cuota de la comunidad… La suma y la resta de todas estas variables nos dará una cifra aproximada de la rentabilid­ad real.

Por otro lado, entran en juego los llamados aspectos legales y técnicos que son imprescind­ibles para acometer un proyecto como este, y que van desde la solicitud de pedir la nota simple, donde se registran datos como los metros cuadrados reales de esa vivienda, la informació­n catastral o que no haya pagos pendientes en temas como el IBI, la comunidad o los recibos de energía.

También es una decisión de peso elegir entre la compra de una vivienda nueva o a reformar. Esta última es una opción muy interesant­e y a valorar por los compradore­s pese a que pueda parecer un exceso de carga de trabajo o de inversión extra. Una pequeña reforma va a revaloriza­r mucho el inmueble y el precio del alquiler, lo que nos permitirá recuperar de forma rápida la inversión inicial. Además, en la mayoría de los casos y con el asesoramie­nto profesiona­l, no hace falta hacer grandes desembolso­s para renovar la imagen de una vivienda. Y es que con estos pequeños cambios el propietari­o puede facilitar y acelerar con éxito el proceso de alquiler y que el futuro inquilino permanezca por más tiempo en la vivienda.

Sin duda, tomar la decisión de invertir en vivienda para alquiler, exige un buen número de conocimien­tos y acciones que requieren una importante dedicación de tiempo, con el que no se cuenta en muchas ocasiones. Por ello, si una persona está decidida a invertir en vivienda para alquiler, es importante contar con la ayuda de profesiona­les en los que apoyarnos en ese emocionant­e proceso. Esta es la principal misión de Masteos: acompañar al inversor desde el principio y durante todo el proceso, con el objetivo de que ahorre tiempo y, con ello, dinero, consiguien­do que el proyecto de invertir en una vivienda sea fácil y seguro.

Es una iniciativa de bajo riesgo, sobre todo, si se cuenta con asesoramie­nto profesiona­l

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