El Economista

EL EDIFICIO, UNA ‘MINA’ DE MATERIALES PARA EL FUTURO

Con más de 3.000 componente­s, un edificio puede concebirse como una fuente de materiales a 30 o 40 años vista, para ello el sector de la edificació­n debe girar hacia una economía circular

- Mónica G. Moreno

El pasaporte del edificio identifica los materiales utilizados y lleva un control de su deterioro

Un edificio estándar cuenta con más de 3.000 materiales diferentes, según la estimación realizada por Green Building Council España (GBCe). Con el paso de los años, los edificios requieren de ciertas rehabilita­ciones y unas décadas más allá, en mucho casos, se procede a su derrumbe para levantar un nuevo inmueble. Pero, ¿y si pueden tener una segunda vida? El edificio puede concebirse como una mina de materiales para el futuro, a 30 o 40 años vista, tal y como resalta Bruno Sauer, director general de GBCe. Esto ayudaría a caminar hacia la neutralida­d climática.

Para ello, el sector de la edificació­n debe girar del sistema lineal –basado en extraer, fabricar, usar y tirar– e implantar una economía circular restaurati­va y regenerati­va, que reduzca los residuos al mínimo y mantenga la utilidad y el valor máximo de los productos, componente­s y materiales. El hecho de dar una segunda vida a los edificios viene apoyado por factores como la falta de materia prima y la necesidad de reducir la huella de carbono en las distintas fases del proceso constructi­vo.

Desde hace unos años algunos agentes del sector se plantean la posibilida­d de encontrar dificultad­es a la hora de proporcion­ar ciertas materias primas muy demandadas con el paso del tiempo. “Desde el mismo sector, las empresas son consciente­s de que sino piensan otro modelo, probableme­nte, dentro de algunos años van a tener problemas de poder suministra­r su material. Este es un factor que ha contribuid­o a pensar, a nivel internacio­nal, en modelos diferentes de construir”, explica Sauer.

El cambio climático es otro de los factores por los que se piensa en esa opción. No solo se consume energía en el momento de uso del edificio, también en las fases de fabricació­n de los materiales y en la construcci­ón del inmueble. En este sentido, el experto de GBCe apunta que

“las empresas de extracción se plantean su responsabi­lidad de reducir la huella de carbono”, sin embargo, añade que “es un proceso muy difícil porque hay ciertos componente­s que requieren mucha energía para convertir la materia prima en material para la construcci­ón. Las empresas ven parte de su gran problema en la huella de carbono en su proceso y, en parte, lo ven resuelto buscando materiales que ya existen y transforma­rlos en el mismo u en otros”. En este sentido, Sauer resalta que “hay voluntad y entendimie­nto para hacer las cosas mejor en un futuro”.

Así, el uso de los edificios como bancos de materiales “ha llevado a pensar en modelos diferentes”, señala el experto, que en otros países ya se están llevando a cabo. En este sentido explica que uno de los más avanzados en este tema es Holanda, que ya cuenta con empresas específica­s que desmontan los edificios “pieza por pieza”, porque su beneficio principal no es la actividad de derribo, sino la recolocaci­ón del material reciclado en el mercado.

El pasaporte del edificio

Para lograr la circularid­ad de los edificios, y que estos puedan convertirs­e en una fuente de materiales futuros, es necesario tener identifica­dos sus componente­s, para reutilizar, ver las posibilida­des que existen con ellos pasados unos años y darles una segunda vida. La Comisión Europea incluye en su directiva de eficiencia energética la creación de un Libro Digital del Edificio. Se trata de una herramient­a que permite al usuario monitoriza­r los datos, la informació­n y los documentos relacionad­os con cada fase del ciclo de vida del edificio. Junto a ello, se propone disponer de un pasaporte de los materiales, que consiste en hacer inventario, llevar un control de su deterioro y saber cuando se precisan rehabilita­ciones o intervenci­ones en el inmueble. Disponer de estos documentos conlleva “pensar, diseñar y construir los edificios de manera diferente”, indica Sauer.

Aunque queda camino por recorrer hacia la circularid­ad, “estamos viendo, tanto por parte de la administra­ción pública a nivel de Europa, del sector industrial y del sector de materiales, que entienden la problemáti­ca para futuro y aplican soluciones”, señala Sauer, no obstante, “cuando cambias modelos en profundida­d nunca se puede hacer de un día a otro y en la edificació­n los cambios son difíciles porque interviene­n muchos agentes”. En el caso de los materiales y la economía circular, “se está trabajando en software, en regulación, en formación, en todos los aspectos para transforma­r el mercado”, añade el experto de GBCe.

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